Nueve.

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El reloj marcaba que faltaban quince para las nueve, y ya hacía dos horas que Phichit estaba en la casa de Yuri. Mari había hecho un pequeño brindis entre los tres para celebrar a su hermano, bebiendo mitad de copa de vino cada uno. Ya que Mari no los vería hasta el lunes (pues pasaría el fin de semana con el novio), les pidió que se cuiden y que cuiden la casa en su ausencia.


Los amigos se habían quedado solos ya, esperando por Victor quien había estado de acuerdo en pasar a buscar a ambos para ir a comer, pues Chris los esperaría en el lugar. Yuri llevaba un pantalón de jean color negro gastado, con una rasgadura en la rodilla, algo apretado. Combinaba con una camisa gris entallada, la cual dejaba lucir las curvas de su cintura. A pedido de su amigo había dejado los lentes guardados en el estuche y se había peinado con el cabello tirado hacia atrás.


El tailandes vestía de jean azul oscuro, una camisa negra y blanca con algunas tachas en el hombro. La ropa dejaba ver que el moreno, pese a ser delgado, tenía un cuerpo marcado por las horas de ejercicio que llevaba en su tiempo libre. Además de ser un chico simpático era guapo y, a diferencia de Yuri, él sí era consciente de su belleza. 


Los amigos se tomaban selfie tras selfie para matar el tiempo, hasta que el celular de Yuri sonó. Al ver el mensaje de "Estoy afuera" que había mandado Victor, tomaron sus abrigos (el de Yuri de cuero, el de Phichit de jean), las llaves y salieron. Aseguró la casa el japones y se dirigió con su amigo al auto del mayor.


Mientras Victor, en el auto no podía creer que su chico tierno y tímido sea esa bomba sensual que salía a la calle en dirección de su vehículo. Definitivamente Yuri iba a matarlo si seguía sorprendiéndolo de esa forma. Destrabó las puertas para que los otros puedan entrar.


—Hola otra vez.— Saludó el japones al entrar en el asiento del copiloto, mientras que su amigo se acomodaba en el asiento trasero.


Sin mucho parloteo salieron en dirección a la pizzería donde se encontrarían con el amigo de Victor. En el viaje los dos estudiantes recomendaron una disco para ir luego de la cena, pues era su lugar habitué para festejar materias aprobadas además de que conocían al DJ y al chico de la barra. Tal vez y hasta conseguirían bebidas gratis. 


Un joven rubio-castaño de mirada color verde esperaba en la puerta de la pizzaería, llevaba puesto un pantalón blanco y camisa bordo, no llevaba abrigo alguno y tanto pantalón como camisa iban ajustados al cuerpo.


—Ahí está Chris.— Fue el ruso el que habló al bajar del auto. Los dos que lo acompañaban bajaron también.


Fue recién ahí cuando Yuri pudo ver como iba vestido el cirujano. No es que eso le importe mucho al asiático, pero un cuerpo así es digno de admirar. Lo recorrió de pies a cabeza para darse cuenta que vestía con un jean elastizado color azul claro y camisa color negra, la cual no solo resaltaba su figura sino también sus ojos turquesa y la piel de porcelana. También llevaba un abrigo de cuero.


—Hasta que al fin llegas, Nikiforov.— La voz que habló desprendía sensualidad sin siquiera quererlo. 


Victor saludó y presentó a los dos estudiantes. Sin mucho mas que eso entraron al lugar, pues la noche era por demás fresca. Sin contar que el cuarteto tenía hambre y deseaban acomodarse pronto en la primer mesa libre. Caminaron hasta una mesa para cuatro pegada a la ventana, mientras el chico tailandes saboreaba con la mirada al chico de ojos verdes.

El chico del bus.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant