Cinco.

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Las nubes grises adornaban el cielo y tapaban ese lindo azul celeste en su totalidad, amenazando con regar la ciudad con sus gotas de lluvia. Mirando eso estaba el ruso, pegado a la ventana de su departamento. Dado que no trabajaba ese día, tenía un plan en mente. Rogaba que la lluvia no arruine su plan.


El hombre de cabello color plata debía si o si viajar en bus. Pues los últimos dos días, después de haber hablado al fin con Yuri, no se lo había encontrado en su viaje al trabajo. Pensó que tal vez el chico faltaba a clase para volcar todo su tiempo en prepararse para recuperar el parcial. Victor le había ofrecido su ayuda y aunque el azabache aceptó no tenía como contactarlo.


—Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña.— Se dijo Victor para si. Su plan de hoy, era ir en busca de aquel chico. Algo dentro de sí le pedía no dejar pasar las oportunidades. Hacía ya vario tiempo no le daba interés por alguien, así de la nada. 


Salió de la casa unos veinte minutos antes, con abrigo, bolso y paraguas en mano por las dudas. Cerró con llave su departamento y comenzó su camino, esta vez al lugar donde Katsuki subía al autobús. Claramente, iría en busca de la montaña.


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—En dos días leí todo un módulo, de aquí a dos semanas creo que llego a prepararme— Cuenta un ojeroso japones mirando el celular mientras come un platano. En la pantalla del celular, su amigo tailandes.


—¿Por qué no aceptaste la ayuda de Victor? Tal vez no haría falta que leas los módulos completos.— Cuestiona sin entender lo cabeza dura que era su amigo. 


Phitchit casi se muere de la emoción cuando Yuri le contó lo que pasó hace unos días en el autobús. Una hora después de saberlo ya había planeado el primer beso, la propuesta de noviazgo, y de matrimonio arriba del autobús. Era raro planear la vida romántica con otra persona, de alguien con quien te besuqueaste en el pasado. Pero Yuri era su amigo, su mejor amigo y ya no podían verse como otra cosa.


—No soy tan patético ni estoy desesperado. Estudiaré por mi cuenta.— Aclaró el nipon, y volvió a hablar antes de que su amigo le retrucara. —Pero hoy tomaré un descanso, iré a la universidad. Te ayudaré a preparar a Yurio para su examen— Saludó para cortar la llamada luego.


Chulanont ayudaba a los mas jóvenes a preparar sus exámenes, y de vez en cuando Yuri le ayudaba. Mas que nada en las materias que le eran fácil al japones. Después de todo, Katsuki mantenía uno de los mejores promedios. 


Con los audífonos ya en los oídos, su chaqueta impermeable por si llovía y mochila al hombro salió a tomar el bus. Miró la hora, sabía que era probable encontrarse a Victor y debía, por lo menos darle una excusa de su raro comportamiento.


Poco antes de llegar a la parada las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer, junto con un viento frío que hacía volar las melenas. Yuri se puso la capucha para no mojarse hasta llegar al techo de la parada del bus. Si bien daba por hecho el encuentro con Nikiforov arriba del transporte, no esperaba ver la escena ante sus ojos.


A dos o tres metros de distancia, un hombre de cabello plata peleaba contra el viento que daba vuelta su paraguas. El objeto impermeable iba de un lado al otro mientras el ruso trataba de controlarlo y darlo vuelta. 

El chico del bus.Where stories live. Discover now