Extra#2 El premio eres tú

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DISCLAIMER: Yuri On ice no me pertenece.

ADVERTENCIAS: OCC(?), Errores ortográficos, Lemon+18, lenguaje obsceno, melosidad y final.

Disfruten el final mis amores.

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Cuando despertó esa mañana, una cálida sensación en su pecho nació cuando vio el rostro del albino hundido graciosamente en su torso junto al chupetón que le había hecho el día anterior.

Bostezo lamiéndose sus labios resecos y apretó la cabeza del ruso hacia su pecho jadeando por sorpresa cuando sintió un leve dolor en sus pezones. Bajo la mirada somnoliento y los descubrió maltraídos y rojos por la noche anterior. Realmente Viktor cuando se emocionaba se volvió algo salvaje, mira que dejarle marcas en la espalda que llegaban hasta su trasero no era algo fácil de hacer...Pero ¿Quién era para quejarse? Estaba feliz en ese momento, pero podía afirmar que en unas horas ya no lo estaría.

Porque hoy 21 de julio, en pleno verano, era la gran celebración que todos esperaban, por la que todos estuvieron horas y horas entrenando.

Las olimpiadas de deporte con las empresas amigas, el evento en donde las esposas le llevaban el almuerzo a su marido y lo animaban en la barra, el evento que más le preocupaba a Yuuri, al que prefería llamar primero Las olimpiadas del suicidio antes del deporte. Literalmente todos se salían matando por el trofeo, un trofeo que por suerte Viktor ya se había ganado 5 veces consecutivas, no obstante.... eso no quería decir que no saliera herido, rasguñado, con el ojo morado...

Lo peor, o lo más tierno, es que todos los trofeos o premios se los dedicaba a él, en el discurso antes de desmayarse, canturreaba su nombre con una linda sonrisa mientras que ahogándose en sus lágrimas (Porque siempre le enternecía la escena) esperaba a ser su salvavidas antes de caer de la tarima totalmente deshecho.

Y algunos pensarían que se había vuelto una rutina de cada año, sin embargo eso no quería decir que le gustara ver a su esposo asi de maltratado...aunque pensándolo bien, Nikiforov era algo masoquista, ya que después de cada evento le pedía ser su "enfermera". Una enfermera que además de darle la pastilla a besos, debía de sentarse en su regazo para hacerle un masaje en los hombros.

Sí, un maldito genio.

—Yuuri...

Bajo la mirada lentamente encontrándose con unos ojitos celestes que brillaban con fuerza. Su iris irradiaba luz, y temblaba, casi como si estuviera viendo algo etéreo o difícil de creer.

— ¿Qué día de hoy? — Lo vio enternecido por su pregunta viéndolo estirarse, la saliva seca en su barbilla, las lagañas que adornaban sus ojos chistosamente. —Quiero seguir durmiendo...—Un brazo le agarro de la cintura y después descendió hasta sus muslos alzando uno delicadamente hasta dejarlo encima del cuerpo del albino.

Y la acción al contrario de avergonzarlo, le batió el corazón con fuerza provocando que se agarrara de su espalda acariciándole los omoplatos, después bajo por su columna lentamente contemplando su rostro dormido y hundió los dedos en los hoyuelos que se le hacían bajo la espalda, sin embargo en el trascurso, una idea traviesa llego a su mente y bajo aún más tomando sus nalgas con fuerza.

— ¡Ay!

El gemido de sorpresa del ruso se mezcló con sus fuerzas carcajadas que se intensificaron mas al ver las pequeñas lagrimillas de cocodrilo en los ojos de Viktor. Su rostro ruborizado y el puchero en sus labios, solo aumento su risilla convirtiéndola en algo casi contagioso.

Sin vernos (Yuri On ice) (Viktuuri)Where stories live. Discover now