EPÍLOGO

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EPÍLOGO:

TIEMPO DESPUÉS:

Sakura estaba recostada en la cama, estaba cerca de desaparecer el último rayo de sol del día. Miraba al techo sin saber cómo sentirse, la última misión había sido seguir un rastro de Sasuke pero había sido más que eso, se enteraron de que el ninja había acabado con Orochimaru, nada sorprendente desde su punto de vista. Sin embargo estaba preocupada, todo indicaba que se había enfrentado a un rival, y muy fuerte debido a las señas del combate, seguramente había quedado bastante herido y la ninja presentía que su Sharingan no iba bien, lo notó desde que comenzó a cuidarlo; sabía que no viajaba solo, probablemente había conseguido algún equipo y esperaba que ellos fueran capaces de protegerlo. No quería seguir yendo a esas misiones, estaba segura de que nunca terminarían bien y ella ya había tenido bastante de misiones fallidas. Kakashi también había estado allí, sus niken fueron los encargados de seguirle la pista a Sasuke y se alegró de que fuera así, de saber que lo tenía a su lado, más que su sensei era su pareja desde hacía algunos meses. Un secreto muy bien guardado. Algunas miradas discretas, sonrisas pequeñas y algunos besos furtivos, pero había más que eso, noches enteras en los brazos del otro, cálidos abrazos que duraban hasta el amanecer, caricias que habían memorizado el cuerpo del otro.

-Estás pensando en él- dedujo su sensei, acaba de salir de la ducha, tenía una toalla enredada a su cadera dejando al descubierto una pequeña cicatriz. Seguramente jamás se borraría, pero era el recordatorio de que ese hombre daría su vida por ella, ya lo había hecho una vez.

-¿Qué?- por un momento se distrajo, él estaba frente a ella y se veía sumamente atractivo, la seguía dejando sin aliento.

-Estás pensando en Sasuke- su mente volvió a la realidad.

-Sí- admitió ella –Pero no de la forma que crees- normalmente no hablaban de él, solo cuando compartían ese tipo de misiones era cuando surgía el tema.

-Sigues preocupada por él- el ninja se acercó a ella y le dio un tierno beso en los labios, los cuales aún seguía un poco húmedos. Estaban en la casa de su sensei, la invitaba con frecuencia y a ella le encantaba estar ahí.

-De la misma forma que me preocupa Naruto cuando sale de misión solo, es parte de mi equipo –trató de explicarse, se abrazó a sus piernas y recargó su rostro en las rodillas –Espero que esté bien- su sensei la abrazó como mejor pudo hacerlo y ella sintió su torso desnudo contra su mejilla izquierda, era una buena sensación.

-Él estará bien- susurró tranquilamente –Es el ninja más fuerte, tú lo sabes- Sakura se separó de él con un gesto de disgusto.

-Te equivocas- aseguró un poco decepcionada de que pensara eso –El ninja más fuerte que conozco eres tú- Kakashi le dirigió una sonrisa, le encantaba cuando demostraba que lo prefería a él, e incluso algunas veces hacía comentarios, como ese, para obtener sus cumplidos.

-Es bueno saberlo- le guiñó un ojo y la besó. La besó hasta que la recostó sobre su cama y se colocó sobre ella. Sakura se dejó llevar, cuando él la tenía así, entre sus brazos, el mundo entero parecía menos importante, se olvidaba de su pasado, de algunas pesadillas que aún la perseguían, de su compañero y de todo menos de él. ¿Qué si Kakashi seguía preocupando por Sasuke?, ni un poco, ¿Por qué?

-Te quiero- le susurró Sakura en medio de un beso. Escuchar eso era como una bocanada de aire fresco a sus pulmones, un golpe seco a sus miedos y dudas.

-Lo sé, yo también te quiero- le confesó como si fuera el más grande se sus secretos aún cuando lo había repetido ya tantas veces. Pero lo cierto era que era así, no muchas veces había repetido esas palabras y con ella era tan fácil pronunciarlas. –Me encanta como te queda esa camisa- le susurró. Tenía puesta su playera ninja, esa misma que había usado aquella noche en el hospital cuando lo había curado y cambiado el vendaje después de ser completamente suya. Ahora era su preferida. –Me fascinas- aclaró. Era la verdad, le encantaba esa mujer, su carácter dulce y ocasionalmente tímido, su risa fresca, todo en cuanto ella y la mujer que era. Ese cuerpo bien definido que ya había memorizado, su cálida piel con una fragancia embriagante, suave y tersa, lo volvía absolutamente loco y ella parecía no darse cuando paseaba con esa camisa puesta por su habitación como si no fuera la mujer más sensual que hubiera visto.

-Me he dado cuenta- lo sedujo delineando su pecho con su pequeño dedo y suspirando coquetamente. Le gustaba cuando ella lo tocaba, le gustaba saber que lo encontraba atractivo, era estimulante, sin duda. Su alumna siguió recorriendo su cuerpo tranquilamente, secando la poca humedad que quedaba de su ducha. Sintió que delineaba su marca ANBU y eso le hizo abrir los ojos, la joven parecía concentrada en aquella marca.

-¿Qué pasa?- le preguntó ligeramente tenso. No se arrepentía de esa etapa, pero había cosas que era mejor olvidar.

-Eres un ninja talentoso- eso lo sorprendió, era lo que menos le había pasado por la cabeza –Siempre lo has sido, pero creo que eres más que eso-

-¿A qué te refieres?- ella le dedicó una sonrisa, como si fuera lo más obvio del mundo y él fuera el último en saberlo.

-Todo el mundo sabe tu nombre, tu historia completa, lo talentoso que eres pero nadie sabe lo que yo sé, que eres un hombre apasionado, entregado y el más leal de los hombres. Eres entregado a cada cosa que haces, a mí- Kakashi no podía creer lo que estaba escuchando, sabía la opinión que los demás tenían de él pero no la de Sakura, su mujer. Le costó algunos minutos recuperar el habla.

-No creo que sea para tanto, aún no conoces todo sobre mí- le aterrorizaba la idea de que ella pudiera saber completamente su pasado, los errores que había cometido, lo egoísta que llegó a ser y el precio tan grande que tuvo que pagar para cambiar, quizás cuando ella lo supiera cambiaría de idea.

-Sé todo lo que debo saber- le dio una suave beso en los labios que le hizo sentir que era verdad, que ella podría saber su pasado y errores completos y jamás se alejaría. Ya habría tiempo para hablar de eso, les quedaba una vida juntos.

-No sabes cómo alegra que hayas vuelto a la Aldea- compartieron una sonrisa y un beso más íntimo. El ninja que copia nunca había pensando en compartir la solitaria vida que llevaba pero ya lo estaba haciendo con una mujer que alguna vez fue su alumna, y era mejor de lo que cualquiera pudiera imaginar y de lo que cualquiera pudiera predecir. –Me vuelves absolutamente loco- mordió su labio ligeramente. Se alejó de ella y quitó la toalla, la única prenda que lo cubría. La ninja le sonrió sonrojada pero se entregó a sus brazos sin timidez, se recostó sobre ella, acariciando su cuerpo como tantas noches lo había hecho ya, y, con la misma necesidad de siempre, jamás se cansaría de ella. Subió esa playera ninja que Sakura vestía, terminó por sacarla completamente y la besó de nuevo, lentamente, sus lenguas se encontraron y se acariciaron reconociéndose. Sus manos se encontraron y se unieron, parecía que encajaban perfectamente, no era la única cosa que encajaba casi a la perfección. Allí, en el firme pecho de él y, en el suave pecho de ella, había dos pequeñas cicatrices, y, cuando se abrazaban, cuando sus labios coincidían y su mirada se encontraba, esas dos huellas también lo hacían.

Ninguno se arrepentía de tenerla, esa pequeña cicatriz le había valido a Sakura regresar a casa y a Kakashi la suya le había conseguido el corazón de su alumna, porque ahora ella lo veía como a un héroe y cuando estaban juntos así se sentía.

Así que ahora, compartiendo un beso, sus cicatrices se volvieron a encontrar, no podría hacer mejor presagio.

FIN

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DE VUELTA A CASADonde viven las historias. Descúbrelo ahora