Capitulo 17

2K 214 111
                                    

POV PABLO

—Pero que mier...¡CLARISSA!—grito, y voltean a mirarme.

—¿Vives con tu hermano?—pregunta el chico viendo a Clarissa.

—Hermano, y una mierda—gruño, acercándome al estúpido chico, lo agarro de la camisa y le doy un puñetazo, abro la puerta y lo echo fuera. La cierro con todas mi fuerzas, y volteo a ver  Clarissa.

—¿Qué mierda te pasa?—pregunta,y  mi enojo crece más.

—Que ,¡¿Qué mierda me pasa?!,entras a mi casa con un puto desconocido,manoseándose por todos lados, ¡eres una puta!—

—Bueno, eso no te importo antes, ¿cierto?— dice sonriendo. La fulmino con la mirada, y me acerco a ella.—¿Qué?, herí tu corazón— dice en tono burlón.

—Lárgate de mi casa—le digo apuntando hacia la puerta.

—Pero cariño, no te enojes, sabes que me encantas—dice besándome el cuello, y tocándome la entrepierna.—sabes que te encanta estar conmigo—cierro los ojos, y la alejo de mi.

—He dicho que te largues  de mi casa, no me importa que hora sea, lárgate ahora mismo—Digo, yendo a la cocina, tomo una bolsa  para la basura, y voy hacia la recamara. Termino de echar toda su ropa en la bolsa, y salgo de la recamara.

—¿Se puede saber que llevas ahí?—

—Tu ropa, te dije que te irías en este momento—arrastrando la bolsa, y jalándola a ella hacia la puerta.

—Suéltame, ¿en verdad creíste que iba a tener algo serio contigo?, por dios, mírame, soy joven, tenia tantas comodidades contigo, me dabas todo lo que quería, ¿Creíste que ibas a ser el único, con solo hecho de tenerme viviendo contigo?— dice en tono burlón, cierro los ojos, y aprieto con mas fuerza su muñeca.

—Nunca debí dejar a Dayana por ti, por ti estuve peleado con mi hermana.—

—Yo no te pedí que la dejaras,  así que no me vengas con reproches ahora— dice jalando su brazo. Abro la puerta y echo la bolsa a la calle.

—Lárgate—digo sosteniendo la puerta. Bufa,  y sale. Cierro la puerta con todas mi fuerzas, y la golpeo con mi puño.— ¡mierda!—grito.


Hace una semana que eche a Clarissa de mi casa, ninguna llamada, ningún mensaje de perdón ni disculpa, nada. Entro al bar, y tomo asiento cerca de la barra, llamo bartender, y le pido una copa. De reojo veo que alguien se sienta a mi lado.

—¿Qué hay, amigo?—pregunta Ricardo, un tipo que conozco del bar.—¿Mal de amores?—Le platico todo lo sucedido hace una semana, me da unas palabras de consuelo, y seguimos bebiendo.

—Otro más a la lista—escuchamos que dice el bartender.— la he visto con tantos que ya perdí la cuenta— dice negando con la cabeza, Ricardo y yo volteamos a mirarnos, y giramos para ver de que habla. Me entra el enojo,me siento humillado,y desgraciado, al ver a Clarissa, sentada en la piernas de un tipo, mentándole mano por todos lados. Me acomodo de nuevo en mi lugar hecho una  furia, y pido otra copa. Me obligo a no oír las risas coquetas de clarisa, ni pensar que igual que e se hombre yo caí en las redes de esa mujer. Ricardo sigue hablando con el bar tender que le cuenta las cientos de aventuras de la mujer por la que dejé a mi esposa. Ella nunca dejó de salir con cuanto hombre se cruzara por enfrente. Sigo bebiendo para ahogar mi miseria  en alcohol.


Toco con todas mis fuerzas, me siento torpe debido a todo el alcohol que tome, pero sigo tocando. veo que se enciende una luz dentro, y abren la puerta.

—¿Pablo?—me mira Yuli, extrañada.—¿Qué haces aquí?.— me abalanzo sobre ella.

—Es una puta, Clarissa es una puta—digo al mismo tiempo que nos adentramos a la sala de estar.

—Dime algo que no sepa—levanto la cabeza para mirarla.

—Llego con un tipo a la casa, besándose y manoseándose, en mi casa, puedes creerlo,¡ en mi casa!—digo recostándome en su regaso—Deje a Dayana por ella, por ella—

—Te dije que un día te arrepentirías, pero eres un estúpido que no escucha, como cuando comiste gel azul para el cabello pensando que sabría a chicle— dice riéndose, y sonrió.

—O la vez que comí hormigas dulceras, pensando que tendrían  sabor a dulces,—reímos los dos— Lo único bueno que he escuchado de ti, fue cuando me dijiste que invitara a salir a Dayana, por primera vez— suspira.

—Lo sé, pero las cosas ya están hechas, ya no las puedes cambiar—siento una lagrima salir por mi ojo.

—Lo sé— digo cerrando los ojos, y caigo al sueño profundo.


Voy manejando hacia mi cafetería favorita, el semáforo se pone en alto, volteo a mirar a la acera, y siento algo en el estomago, al verla. va hablando por el celular, la veo reír y caminando al mismo tiempo. Me apresuro a estacionarme en el primer espacio que veo, y bajo del coche. Camino a paso rápido para tratar de alcanzarla. Cuando estoy a unos dos metros de ella la llamo.

—Dayana— se detiene de golpe, después de unos segundos guarda el celular,y  voltea a mirarme.

—¿Qué quieres?—pregunta cortante, y sin expresión en el rostro.Carraspeo.

—¿Podríamos hablar un momento?—pregunto sabiendo bien la respuesta. 

—Y, ¿por qué o de que tendríamos que hablar?—me sorprendo, ha cambiado.

—Bueno, yo...Termine con ella—digo sin más. Como si eso pudiera cambiar algo.Frunce el ceño. 

—Y, ¿se supone que eso me tiene que importar?— tiene razón no le importa. suspiro.

—Por favor Dayana, sé que te hice daño, pero... Quiero arreglar las cosas, no te estoy pidiendo que vuelvas conmigo solo que me permitas estar cerca. ¿Podemos ser amigos?—me quedo esperando su respuesta.

No soy la únicaWhere stories live. Discover now