Extra 1- Parte dos

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—Oh, Pablo. Ya sabía yo que eras el indicado para este trabajo —el señor Esteban palmea mi espalda con una gran sonrisa en su rostro al momento de despedirse.

—Gracias, Señor —los demás ejecutivos de la cadena me felicitan por tan grandiosa inauguración y apesar que tuve que arreglar bastantes faltas del organizador no soy de los que se llevan todos los halagos, felicito a cada uno de los que hicieron posible que la inauguración del hotel saliera a la perfección antes de dejar que ellos también disfruten de la fiesta que está en pleno clímax, me ecamino al bar del hotel –que tiene su propia fiesta– para por fin conocer al tan maravilloso BarTender que fue alabado por los altos ejecutivos y las celebridades invitadas.

Esta última semana ha sido de locos, he trabajado casi dieciocho horas diarias, prácticamente he vivido en el hotel por estos días solo para que todo quedara perfecto. El beber como lo hice la semana pasada no me ayudó en nada, lo único que conseguí fue una gran resaca y gran complejo de culpa por andar ventilando a quien no conozco sobre mi vida. Lo peor de todo es que no sé como diablos llegué a mi departamento, solo sé –por la nota que encontré sobre la encimera de la cocina– que fue esa chica quien me llevó.

Ahí te dejo algo para la resaca, un gusto haberte conocido..., idiota.

Pd: no sé tu nombre así que hasta que me lo digas te diré, idiota.

Pd 2: lindo trasero.

Pd 3: sé dónde vives (léelo con voz tétrica)

Paso una mano por mi nuca para quitarme algo de peso. No he tenido tiempo para regresar al bar y poder verla, necesito hacer que prometa no decir nada a nadie sobre lo que le conté, que eso salga a la luz pública ahora que soy oficialmente el gerente del hotel más importante de la ciudad no me conviene para nada. Es eso, no es que quiera ver una vez más a esa chica y menos jugar con sus rizos como lo hice camino a mi departamento.

Me sorprende ver que dentro del bar la fiesta está en pleno apogeo, mi atención va a la barra donde muchas personas están agolpadas vitoreando al que supongo es el nuevo Barman a quien no tuve tiempo de conocer personalmente ya que fue contratado solo hace dos días. En cuanto me ve, el jefe del bar viene hacia mi, me alegro que se haya dado cuenta de sus faltas y las asperezas entre nosotros se hayan limado.

—Todo está saliendo a la perfección, señor —dice en cuanto estrecho su mano.

—Quisiera conocer al Barman que tiene tan fascinados a todos —de inmediato me hace ir por detrás de la barra, desde el otro lado me sorprendo al ver botellas volando por el aire y vasos deslizándose por la barra al ritmo de la música que suena a todo volumen, la figura de una chica bailando llama mi atención.

¿El Barman, es una chica? Hago un ademán al jefe del bar que iba a hablarle para que espere unos minutos, la observo mientras hace piruetas con las botellas de licor, un moño desordenado del que se le escapan algunos rizos es lo primero que llama mi atención. Cierro los ojos porque creo conocer a esa chica. Cuando tira una botella hacia arriba y se gira para luego tomarla por su espalda es cuando confirmo mis sospechas, es la chica desconocida a la que le conté mi vida.

—¡Oh, el idiota! —grita fuertemente en cuanto me ve, muchos de los presentes –por el volumen de la música– no se dan cuenta, pero los que lo hacen tratan de reprimir las carcajadas. Ya perdí la cuenta de las veces que esta chica me ha llamado idiota.

—¡Él es el gerente del hotel! —la regaña el jefe del bar.

—Pablo, mi nombre es Pablo. Y por lo que veo soy tu jefe —tengo que aguantar las ganas de reír por la mueca que hace al darse cuenta de su imprudencia.

No soy la únicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora