II

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La vida en Invernalia transcurría con la mayor de las tranquilidades y la más común de las rutinas. Los sirvientes iban y venían, los hijos del señor entrenaban en el uso de las armas y allí, sentado en un frío despacho se encontraba el guardián del Norte, con un rollo de Cuervo en la mano y la mirada perdida en las llamas de la chimenea y los papeles de su escritorio.

-¿Ned?- Inquirió lady Catelyn entrando en la estancia- ¿Para que me has llamado?

El señor miró a su dama con rostro abatido, sentía pesar al contar la noticia a su mujer pues estaba muy seguro de como sería la reacción de esta, tan seguro como que el invierno se acercaba.

Eddard alzó el rollo y se lo entregó a su esposa, que leyó en voz alta.

Cordiales saludos, lord Eddard:

Me ha complacido en sobremanera vuestra afirmativa a nuestro acuerdo, espero con ansias el día acordado y accedo a la petición que me mandasteis hace una quincena. Mi hija, Shiera, navegará a Puerto Blanco, tratando de llegar a Invernalia entes de la próxima nevada. Será una excelente hija para vos, os lo aseguro y espero que el matrimonio de ella con vuestro hijo, Brandon sea fructífero. 

Cordialmente, lord Monford Velaryon, Amo de

Marcaderiva y Señor de las Mareas. 

Catelyn miró con nerviosismo a su marido.

-¡¡¿Has prometido a Bran si contármelo?!!- Gritó exasperada.

-Oh Catelyn...Robert quiere exterminar a esa familia simplemente por...ser leales.

La mujer golpeó la mesa.

-¡¡Leales no, Ned, traidores!! ¡¡Apoyaron a los Targaryen!!

El señor la miró.

-¡¡¿Quién no apoya a su familia?!!- El señor escondió su rostro entre las manos- Ya está decidido y la joven llegará aquí dentro de unos días. Lord Velaryon y yo hemos acordado que se conozcan antes de la boda...para hacerlo más llevadero.

La mujer seguía enfadada, miraba con rabia a su marido.

-Se te ha hecho costumbre traerme niños ajenos a mi casa pero sea tu voluntad. Bran se casará que la Velaryon.

Ned asintió.

-Haz llamar a Bran...debemos contárselo.

Sin mediar palabra alguna Catelyn salió del despacho de su esposo rumbo al patio de Invernalia. 

Como siempre su hijo estaba escalando por los muros, subiendo a las torres más altas y encaramándose a las paredes más difíciles.

-¡¡Brandon!!- La llamó, enfadada-¡¡Baja aquí ahora mismo!!

El niño miró con fastidio a su madre pero asintió muy a regañadientes y descendió del muro que esa misma mañana se había comprometido a coronar. Al tocar el suelo sintió resentimiento pues no lo deseaba pero se conformó y se plantó ante la acusadora mirada de lady Catelyn.

-¡¡Te he dicho mil veces que no trepes!!

Normalmente su madre le reprendía pero con un escaso tono a broma, esa vez era diferente, la señora de Invernalia estaba enfurecida y sus ojos no mostraban ápice de perdón a Bran.

-Te cortaré las orejas si te veo subir nuevamente esa pared...tu padre quiere que vayas a verlo.

Bran miró inseguro.

-¿Para qué?

En el rostro de lady Catelyn se dibujó un tenue gesto melancólico.

-Vamos, allí hablaremos.

El Viejo, El Verdadero, El ValienteNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ