CAP. XIII

6.2K 532 29
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El peliplateado, estaba tarareando alguna incomprensible melodía, pero que todos entendían como felicidad, desde el día de la reconciliación, planificada por Pichit, tanto él como el nipón se encontraban en buenos términos, contando ahora a la nueva mascota, que ha limado algunas de sus diferencias.

Según el ruso, en el proceso de humillación, descubrió que es necesario de vez en cuando, dar su brazo a torcer, el menor de forma poco perceptible, le ha enseñado que es mejor ver más allá de lo que las circunstancias aparentan, reconoció las habilidades que este ocultaba y lo dedicado y adorable que puede ser al conocer sus nuevas facetas, estaba siendo prendado y todos lo notaban a acepción de él.

El día fue largo y agotador, realmente deseaba estar casa para ver la sonrisa del nipón, que últimamente estaba de buen humor, había un aroma en el que lo envolvía y esto definitivamente se estaba convirtiendo en su droga favorita. Sonreía vagamente al recordar los besos fugases otorgados desde su reconciliación, realmente su instinto deseaba más, aunque su razón dictara lo contrario.

Al llegar a casa y ver la sonrisa del nipón, y sin querer contenerse, lo besa con animosidad, sorprendiendo al menor, el cual su Omega gustosamente le respondía sin excusas. Al separar sus labios, Viktor, se sintió vacío, pero se vio satisfecho, al mirar que el contrario se encontraba completamente arrebolado, aunque este insistiera en ocultarlo.

Dejando el pedido de pizza sobre la mesa, que el nipón, horas atrás le había pedido, Yuuri, se acerca a ayudarle a desenredar su corbata, el más alto notando el detalle, se sentía encandilado por la vista, era como si a través de esos pequeños gestos, pudiera ver lo hermoso y frágil que era como Omega. Desvió su mirada en cuanto pensamientos impuros llegaron a su mente, una mínima sonrisa lo delató y el menor no lo pasó por alto.

El menor, había pensado que este reía por burla, y jalándole de la corbata lo atrae a su rostro para mirarle fijamente, el ruso por instante se intimidó, sus ojos le analizaban y eso le hizo sentir desnudo, Viktor, desvió sus ojos a los labios del más bajo, y allí perdió ante la tentación. En fracciones de segundos comenzó a devorar su boca, mientras sujetaba su cintura, acariciando toda la extensión de su espalda, el beso se hizo largo, placentero y demandante, y cuando la respiración faltó, solo así se separaron.

Las semanas seguían su curso, el matrimonio poco a poco tomaba forma, Yuuri, sentía que en cierto modo era correspondido, pero no podía evitar sentirse agobiado, sabía que el corazón del otro aun no le veía a él, y esto le hacía esforzarse con cada comida, atención y cuidado hacia el ruso con el propósito de ser valorado ante sus ojos, aunque sentía que alcanzaba un poco más su objetivo, sus fuerzas se veían limitadas, su Omega le daba la pelea, pues este exigía la atención del Alpha.

Viktor y Yuuri, compartían algunas cosas de forma más intima, los besos se hicieron frecuentes y las caricias comenzaron a hacer parte de su rutina, en algunas ocasiones el ruso pasaba de largo hasta la habitación del menor, para dormir acurrucados luego de largas sesiones de caricias más allá del cariño; el nipón odiaba reconocer que su ser necesitaba de la presencia del Alpha y su lobo interno agonizaba por este.

Atadura MatrimonialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora