Capítulo 11.

2.7K 144 8
                                    

Mackenzie

— ¡2 semanas Mackenzie y no has mejorado ni con el idioma, ni con el piano! —su puño golpea la mesa haciendo un ruido muy fuerte que me hace dar un pequeño salto.

—Lo siento, hago lo mejor que puedo.

—Excusas y más excusas, da gracias que tu padre está en una reunión y no ve como su hija lo decepciona poco a poco.

—Si estoy aprendiendo mucho francés, tampoco es muy sencillo, por más que me guste aprender un idioma ajeno al mío, madre.

—Otra excusa, hablaré con tu padre para que busque un profesor más competente, el que tienes en estos momentos no sirve, lo que hace es perder el tiempo contigo. Es mejor cambiar de profesor, a ti no te puedo cambiar — masajea sus sienes.

— ¡No es cierto! — sin poder evitarlo grito.

—Mackenzie, esto es una falta de respeto, ¡Soy tu madre!

—Lo siento, no deseaba gritarte, jamás seria esa mi intención— empiezo las súplicas mientras solo me mira con desaprobación.

Puedo notar la leve diferencia que estoy teniendo gracias a las clases con Stefano, me gustan más de lo que le puedo admitir. Me parece hasta un poco gracioso cuando se equivoca sin el saberlo, incluso cuando arruga la nariz cada vez que observa el libro de francés como si fuera una especie de legua demoniaca que no lo logra entender o cuando se queda esperando que termine y veo que me observa, pero ambos desviamos miradas. Aunque ahora ese pequeño grano de felicidad se esfumó, gracias a mi madre.

—Me has herido, mi propia hija me ha gritado, doy Gracias a Dios, porque él sabe que hago todo lo posible para que estés bien.

— ¿Dios? — Pregunto confundida, ella no cree en él — madre, si tú lo único que haces es reprenderme por todo lo que hago mal.

— ¡No me recrimines nada! — Me agarra muy fuerte del brazo — no es mi culpa que todo lo hagas mal.

Me siento asfixiada por su presencia, sé que me he pasado de la raya al decirle eso, pero una parte de mí quiere decirle tantas cosas, pero no poseo el valor para hacerlo.

—Pronto es la competencia en Alemania y tú no estás preparada, ¿quieres hacer que la familia pase vergüenza por tu culpa?

—No madre, yo tan solo quiero un poco de...

— ¡Nada Mackenzie!, ya sabía qué estoy pasaría, estás así de rebelde desde que ese tal profesor te está dando clases — me suelta y camino muy molesta por todo el salón donde hacen las reuniones sociales.

—No es así madre, estoy creciendo, es normal cambiar algunas cosas — suspiro — es de lo que hablaba mi padre.

— ¡No metas a Benjamín en esto! — Suelta una risa que me eriza todo el cuerpo, pero de miedo— solo debes hacer una cosa bien que tocar excelente el piano, creciste con eso y me has decepcionado — retengo las lágrimas.

Nunca me había sentido de esta forma... tan cargada, con ganas de gritar y llorar porque mi madre no me entiende, siempre pensé que éramos un buen equipo. Ahora ya no sé qué pensar al respecto.

—Entonces inténtalo tú, ¡toca el piano por mí!, pero no le eches la culpa a un tercero que solo lo veo dos horas por día, analiza que pasa aquí adentro de este monstruo que soy yo — respiro entrecortadamente de la molestia.

—Niña insolente, soy tu madre — se pone delante de mí, mi madre es una mujer alta y con un porte que intimida — ¡Eres una hija muy maleducada!, ¿Qué dirán de mí las personas? — Evito responder porque sé que no ha terminado — que no sé criar correctamente a mi hija.

Una Inesperada Casualidad - Libro 1Kde žijí příběhy. Začni objevovat