Capítulo 28.

2.7K 119 6
                                    

Erick

Busco en mi armario algunas franelas limpias, encuentro solo tres y decido agarrarlas, observo como el suelo de mi habitación está adornado por la ropa que debo lavar pero no me da tiempo de hacerlo hoy.

— ¿Así que es cierto? — pregunta desde el marco de la puerta y no necesito voltearme para saber que tiene el semblante serio.

—Pues sí, supongo — Con Emma nunca sabes a qué se refiere exactamente, pero la mayoría de las veces es mejor decirle que sí para sacártela de tu camino.

—No te comprendo, trato pero me lo pones tan difícil hermano bobo — me giro para responderle y puedo notar como su confusión en notoria.

—Hermana, ¿Qué es lo que pasa por tu mente inquieta? — guardo mi cepillo de dientes e hilo dental en mi bolso.

—Consigues por fin una persona que te revuelva el sistema nervioso y huyes como un cobarde— ahora entiendo a dónde quiere llegar con esta conversación, hago el mayor esfuerzo para no meterle una camisa sucia en la boca — y no solo eso, ¡Te vas con tu novia a quien sabe dónde! — respiro profundo, lidiar con mi hermana no siempre sale bien.

—Es mi novia, ¿Qué esperas que haga? — Suelta un resoplido como si fuera un toro muy molesto — no logro comprenderte, muchas veces te quejabas sobre lo muy mal novio que estaba siendo y bueno ahora quiero reparar eso.

—Oh no, te prohíbo que tergiverses mis palabras para tu beneficio — me da miedo el parecido que tiene con mamá cuando se molesta — lo que haces solo es una mala decisión tomada porque Mackenzie te gusta más que tu boba novia y no quieres aceptarlo.

—No me voy a ofender — empiezo a ignorarla y prosigo con la tarea de organizar mi bolso.

— ¡No amas a tu novia!, ¡Ya ni sabes si te gusta o no!— sus gritos están provocando que mi paciencia se agote.

—Si me da la gana de irme con Kat, cállate y acéptalo, ¡Deja de meterte en mi vida cuando no te lo pido!, ¡Me asfixias! — Emma me observa sorprendida y algo dolida.

—Emms, yo no quise... — levanta una de sus manos haciéndome callar.

—Si no me preocupara por ti Erick, ni siquiera estuviera hablando contigo, — toma una gran bocanada de aire y vuelve hablar — Espero que disfrutes de tu mentira el tiempo que dure — y se va cerrando la puerta muy fuerte.

Me masajeo las sienes, discutir con ella no me hace la vida más fácil. Emma es una parte de mí, y al herirla me lo hago a mí también, sin embargo, no tengo tiempo para lidiar con esto ahora.

Al llegar a la sala mi mamá, quien está sentada en el mueble leyendo baja su libro y me da esa mirada donde me demuestra una vez más que las madres son brujas y por eso lo saben todo.

— Tu hermana salió molesta de la casa, espero resuelvan su inconveniente v da golpecitos en la tapa del libro— ¿Ya tienes todo lo que necesitas?

—Si mamá y con respecto a Emma lo haré, solo necesito respirar otros aires para despejar mi mente.

—Uhm... — mira el libro en sus manos y luego a mí — Hijo...

No hemos tocado el tema de Mackenzie desde la última vez que estuvimos en el auto y no deseo tampoco hacerlo.

—No, para por favor — masajeo mis sienes — lo resolveré, solo confía en mí.

—Siempre he confiado en ustedes sin dudarlo pero te noto tan confundido y eso me tiene aún más pendiente — se levanta del mueble y se acerca hasta a mí, tiene que alzar la cabeza para verme bien, una de sus manos se posa en mi mejilla y me acaricia — quiero que tomes la decisión que te haga más feliz, mereces serlo más que nadie — cierro los ojos y disfruto de su caricia.

Una Inesperada Casualidad - Libro 1Where stories live. Discover now