Historia

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—¿Podemos escuchar música distinta? No hay ninguno de tus clientes viejos a esta hora — dijo Nayeon mientras limpiaba una de las mesas.

Faltaban tres horas para cerrar y era, como la llamábamos nosotras, la hora muerta. Los ancianos que venían al mediodía ya se habían ido, y los adolescentes llegaban al rededor de dos horas antes de cerrar. No sé si lo hacían adrede, pero siempre se repetía la misma rutina.
Busqué en Spotify una playlist y empezó a sonar Hayley Kiyoko
—No es justo, pusiste tu música gay—me retó Nayeon
—Bueno, la próxima la elegís vos—dije entre risas hasta que ví que ella ya no me escuchaba, tenía la boca abierta como en plan sorpresa y miraba hacia la puerta.
Por ésta estaba entrando una chica con el pelo negro y largo, muy linda y bien vestida. Ambas se acercaron y se abrazaron dejando ver que hacia mucho no se encontraban. Todo mi cuerpo fue recorrido por una descarga eléctrica hasta llegar a mi cerebro y hacer corto circuito. Habían pasado ¿Cuánto? ¿Dos años sin vernos? ¿Más de tres sin hablarnos? Ya ni lo recordaba. Pero por algún extraño motivo ella estaba ahí, estaba en mi lugar de trabajo abrazando a mi compañera. Eunbin estaba frente a mí, mirándome con una sonrisa e intentando abrazarme para saludarme. Lo hizo, pero mi carne era mármol: duro y frío.
—Tanto tiempo— dijo Eunbin con una sonrisa en la cara sin soltarme
—¿Ustedes se conocen?— nos miró Nayeon sorprendida
—Somos amigas—dijo Eunbin— Fuimos compañeras en el secundario... Perdimos contacto
No pude decir ni una palabra, todo sucedía en mi cabeza: yo gritándole que no sea hipócrita y que "perdimos contacto" significaba que ella me arruinó la vida y que me discriminó por ser lesbiana, cuando yo hice de todo para que podamos ser amigas. Pero no soy de esas personas, no puedo tener esas reacciones. Todo sucede en una parte de mi imaginación, todo lo que yo quisiera ser. Quisiera plantarme y no dejarme pisar, quisiera haberlo hecho antes, hacerlo con Roseanne, y hacerlo ahora. Pero no puedo.
—Ho,hola, ¿Qué hacés acá?
—¡Es mi amiga nena!—dijo Nayeon muy contenta— Nos conocimos hace unos años cuando empecé la universidad... Pero la dejé. Ella no, no está viviendo aquí por eso estoy tan feliz, ¡Te vuelvo a ver SinB!
—Jajaj, ese es un apodo viejo— dijo Eunbin entre risas.
—Jamás quisiste que te diga así — dije recordando que ella siempre tuvo restricciones para conmigo.
—No pensé que te iba a encontrar aquí Lalisa—me habló— no hay día que no piense en ti
¿En mí? ¿En cómo me humillaste?
—Voy a estar un par de semanas en la ciudad, mi hermana va a tener a su primer hijo sabes, Sica me necesita cerca.— dijo sacándome de mis pensamientos— ahora que sé que estás aquí con Nayeon puedo venir más seguido
—¡Sería increíble! ¡Podríamos salir las tres!— exclamó Nayeon, nunca la había visto tan feliz— igual ahora es la hora muerta, sino este lugar es una locura y nuestro jefe nos mataría.
—Los cuatro— se me salió un pensamiento
—¿Eh?
—Los cuatro, Nayeon, tu, yo y Jackson— dije casi inconscientemente
—¿Jackson?— dijo Nayeon— no me hagas reír Lisa, estás un poco desactualizada.
—Hace bastante tiempo no sé nada de él, Lisa—me contestó Eunbin mirando el suelo—Esa parte de mi vida quedó atrás— dijo mirándome a los ojos, logrando lo que siempre lograba cuando lo hacía.
Había olvidado el efecto que Eunbin tenía en mí: podía odiarla con todas mis fuerzas pero con una mirada hacía que mi cuerpo fuera gelatina. Del frío del mármol el calor de mi sangre en cada extremidad, en cada dedo, en cada parte de mi ser. Y ella frente a mí mirándome. Estoy segura que sabe lo débil que soy frente a ella.
—Sinb, querida, tengo que volver a trabajar que ya termina la hora muerta—dijo Nayeon— puedes venir a la salida y vamos las tres por un helado.
—O pueden venir a mi departamento, me estoy quedando a unas calles de aquí
—Sí, sería genial, nos vemos al rato entonces
Nayeon me golpeó despertándome de ese lapsus que Eunbin había hecho en mi cabeza
—Mira esta foto, aquí estamos algunas de las chicas de la universidad... Extraño tanto esos días pero no pude afrontar los gastos, por eso tuve que volver a trabajar. Éramos un grupo de amigas genial, he perdido el contacto con la mayoría...

—Eunbin parece una idol— dije apreciando su belleza—No sabía que también estabas enamorada de ella— dijo mi compañera volviendo a golpear mi hombro—¿¡Eh!? Es una historia larga

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—Eunbin parece una idol— dije apreciando su belleza
—No sabía que también estabas enamorada de ella— dijo mi compañera volviendo a golpear mi hombro
—¿¡Eh!? Es una historia larga... ¿También?



Se hizo la hora de cerrar y no podía parar de pensar en Eunbin, y sus palabras sobre Jackson. Realmente quería enmendar las cosas, eso parecía. Era una persona distinta, ya no era una niña. En realidad eso quería creer yo, me estaba convenciendo de que era el destino que nos unía otra vez y me refregaba en la cara que no la había olvidado.

—¿Llegué muy temprano?— dijo una voz cruzando la puerta —No, no tanto, faltan 4 minutos para que cierren oficialmente, podemos esperar... Me trajo mi primo Min Ho, no es tan simpático como Bobby pero es muy buen mozo. ¡Hola Nayeon!
—Roseanne, dios, lo había olvidado— dije mientras comenzaba a sudar
—¿Te olvidaste de mí?— preguntó con una voz que rozaba la tristeza
—Niña, se olvidó que venías y tenemos planes, ah, ahí está SinB— dijo Nayeon y se acercó a la puerta—Voy a poner el cartel de Closed y nos vamos ¿Sí?
—¿Lalisa? ¿Quién es ella?— Roseanne me preguntó sujetándome la mano

Take Me   //   CHAELISA ;Where stories live. Discover now