Abrí los ojos de repente.
Lo único que se oía era la brisa del mar y el silencio.
El maravilloso silencio.
Giré mi cabeza adormecido y pude ver a Carlota a mi lado. Dormía acurrucada sobre sí misma.
Miré alrededor de la habitación. Allí reinaba la paz, el silencio.
Oí como Carlota gimoteó y se giró dándome la espalda.
La sábana se deslizó por su espalda y pude ver un tatuaje en la nuca de tres puntos en forma horizontal.
Anoche no me fijé demasiado ya que estaba más ocupado en hacerla mía.
-Carlota.-Susurré.
Suspiró.
-¿Qué...?-Dijo débilmente.
-¿Te apetece desayunar conmigo?
Asintió.
-Si quieres, sí.
-Podríamos ir al yate de un colega después.
Se giró y su pelo rubio cayó por su cara.
-¿Por qué tanto afán de estar conmigo?-Sonrió.
-Quiero conocerte fuera del Heart, ¿O no quieres?
-Claro que quiero, solo era una pregunta...-Susurró.
Me acerqué a ella, me miró fíjamente con sus ojos castaños.
-¿Qué pasa?-Susurró.
Me acerqué a besarla y ella correspondió a mi beso.
-Es muy temprano...-Sonrió.
-Hay que ir calentando...-Sonreí.