2: El Yautja.

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Capítulo 2:  El yautja.

A la mañana siguiente :

Desperté por el sonido del chapoteo en el agua, aun estaba en la linda choza de madera y el cubo con agua estaba a mi derecha, la Ooman no estaba por lo que me levante descubriendo que las costillas ya no me dolían nada, al igual que las demás heridas, la cabeza aun me dolía un poco pero era tolerable.

Tome el agua que me dejó la amable Ooman y salí de la habitación, me encontré en un pasillo con piso de madera, una muy hermosa que hasta brillaba. Fui hacia donde escuche el chapoteo y levemente abrí la puerta corrediza y vi a la amable Ooman en unas aguas que desprendían calor, tal parece se estaba aseando. Estaba de espaldas a la puerta, por lo que pude apreciar su largó cabello que se escurría por su espalda. El cabello negro resaltaba por su espalda blanca y suave. En un momento dio un movimiento que hizo que su espalda quedara descubierta, así dejándome ver la larga y hermosa cicatriz que corría desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha. La piel de la cicatriz era un poco más pálida que la demás, solo haciéndola más hermosa.

Aparte la vista rápidamente al darme cuenta de que veía a esta Ooman hermosa, no se si tengo permitido algo así. Será mejor dejar de verla. Cerré la puerta en total silencio y
la deje para darle privacidad, recorrí el pasillo encontrándome con otra habitación muy ordenada, llegue a un lugar más amplio donde vi una puerta a la izquierda, era la cocina, o eso supuse. Del otro lado habían puertas grandes abiertas dejando ver árboles con hojas de color rojo, en medio de la estancia había una mesita larga y baja, no había sillas y solo unos cojines. Así comían? Que raro.

Esta Ooman era muy ordenada y limpia, no había nada fuera de lugar y no había rastro de suciedad o tan siquiera polvo, era una sorpresa, además, su patio era muy hermoso, unos árboles grandes y saludables y un manantial de aguas cristalinas.

Un lugar así prometía mucha tranquilidad, por lo tanto, una larga vida.

No pude seguir inspeccionando el lugar por la entrada silenciosa de la amable Ooman, esta tenía el cabello mojado y me miraba con curiosidad.

"Tal parece que ansiabas caminar ya" dijo con un tono casi divertido.

"Si, no, es que... tengo hambre" de repente me dieron un poco de nervios por su comentario, no quería parecer irrespetuoso por revisar su vivienda sin permiso. Además, al ver su pelo mojado, hizo que se viniera la imagen de su cicatriz a la mente.

"Porqué no me llamaste?" Dijo sacándome de mis pensamientos, y  mientras habría la puerta de la cocina y la dejaba abierta para cocinar y seguir hablando.

"Te estabas aceando, no quería ser irrespetuoso he incomodarte, así que decidí esperar" asintió y se volteó para cocinar algo.

"Siéntate, ya te sirvo" fui a la mesita baja y esperé.

La amable Ooman me sirvió y también a ella, antes de que incluso agarrara los raros palos que me dio, ella junto las manos y cerró los ojos un momento antes de susurrar algo.

Recuerdo que cuándo era un cachorro, mis señores daban las gracias por la comida a Paya, tal vez ella dio las gracias a su propio dios.
Asentí para mi mismo y tome los palillos, trate de agarrarlos como ella los tenía, pero no podía.

Ella pareció darse cuenta porque escuche como se reía detrás de su mano. La mire un momento antes de tratar otra vez.

"Necesitas ayuda?" la miré por un momento antes de asentir un poco avergonzado.

Yautja Samurai.Where stories live. Discover now