Un pequeño día nuestro II

509 65 45
                                    

II. Una tarde adorable

Pocas cosas hacían dudar a Ludwig; siendo un Alfa, y alguien bastante disciplinado, a lo único que temía era a la incertidumbre— o a la impuntualidad de su Omega—, pero, debía admitir que aquel Beta de ojos de un tono verde, y hermano mayor de Feliciano, estaba cerca de hacerle caer en angustia— o en algo cercano a miedo, si aquel italiano volvía a hablar—; rogó, que lo que sea que retrasaba a su Omega, desapareciera.

________


Aquella mañana de domingo, y con suficiente tiempo libre, Feliciano, junto con Matthew, habían decidido ir al veterinario; principalmente para revisar a su gato— quien por alguna razón, tenía grandes partes de su cuerpo sin pelo—, y Gilbird, la inteligente ave de Gilbert de paso, aprovechando el viaje para un chequeo. La visita fue rápida, su gato solo se veía algo asustado, pero no tenía problemas de pérdida de pelo; según quien lo reviso, solo parecía que tuvo un altercado con otra mascota.

Feliciano le parecía muy extraño aquello, pero decidió que con vigilarlo mejor bastaría. En el caso de Gilbird, este estaba extremadamente saludable; ninguna mascota presentaba algún problema de salud del que ocuparse. Sin nada más que hacer, se dirigieron a tomar el autobús, apurándose dentro de lo posible; en especial, porque Ludwig le llamó diciéndole que, su hermano mayor había venido a visitarlo, como solía hacer de vez en cuando— o desde que se mudó con su Alfa—, cosa que hacía feliz al italiano, pero provocaba que Ludwig estuviera en alguna esquina de la casa, buscando desaparecer con la pared.

Ve, lo había olvidado— Río como si no fuera un problema, causándole gracia a Matthew—, pero supongo que está bien, así podrá conversar Lud con mi hermano.

— Mi hermano hace algo similar— comentó el Omega rubio, subiéndose al autobús detrás del italiano—, me obliga a verlo cada semana, al menos desde que vivó con Gilbert. — Matthew no dijo nada sobre la intensidad, con que Lovino odiaba a Ludwig; creyó que lo más sensato, era que se apuraran.

________________

Los ojos de Lovino ya ardían de mirar intensamente al alemán; no estaba dispuesto a conversar con aquel Alfa, y no es que fuera un hermano sobreprotector— que no lo era, pero estaba seguro que Ludwig era un bastardo—, solo que odiaba a aquel Alfa de ojos azules, algo que no había cambiado desde que lo conoció.

— ¿Y qué has hecho bastardo? — intentó romper el silencio Lovino, con la simpatía que creía merecedor al otro.

— Trabajar...— Quería reclamar al otro, pero sabía que se enfrascaba en una discusión sin fin; donde Lovino incluso, en días posteriores, intentaría vengarse, aun si eran bromas que fracasaban, el Alfa no podía vivir otra semana de esas.

— Parece que has tenido tiempo libre— comentó el italiano—; estoy seguro, que solo has pensado en cómo aprovecharte de mi hermano menor, ¡Sé que estás planeando algo bastardo!

El alemán no comprendía del todo, como es que lo primero se relacionaba con lo segundo, pero concentró sus energías en desear, que su Omega regresará pronto.

Supuso, que acercarse a una ensalada de patatas que estaba en el refrigerador, no sería muy buena idea; no cuando Lovino, parecía no querer que se moviera un milímetro—o tuviera resentimiento contra las patatas—; algo que tuvo que hacer, cuando la puerta fue golpeada con fuerza.

— ¡Sé que está aquí Mattie! — Gritó Alfred, que llevaba buscando a su hermano desde la mañana—, ¡Así que déjenlo libre! ¡Mattie, ha llegado tu héroe! — volvió a gritar, entrando a la casa de Ludwig sin preguntar si quiera.

Alfred estaba enojado, algo que pasó a ser preocupación, algo que ocurrió cuando su pequeño hermano, no se había aparecido a su fin de semana con él; a pesar de que ya era un adulto, y huía del ego de su hermano.

Ludwig no estaba seguro, de cómo acabó en su sala con dos Alfas furiosos— y que parecían querer echarle la culpa de cualquier cosa—, así que fue a la cocina a prepararse un poco de té, evitando estar a solas con los otros dos. No tuvo ganas de preguntar porque, aquel rubio de gafas creía que él tenía a su hermano menor, si Matthew vivía con Gilbert.

Claro, que Ludwig no tenía conocimiento de lo que estaba haciendo su hermano en ese momento; que era decidir repentinamente, ir con sus amigos a tomar unas copas en pleno día— o huir de Alfred, como cada semana— . El alemán decidió volver a la sala al escuchar, como Lovino ponía en práctica todos los insultos que conocía con Alfred.

Y es que la peculiar simpatía de Lovino no era exclusiva para Ludwig, también odiaba al otro bastardo; el italiano era equitativo en ese punto.

El alemán decidió, que ya no tenía ganas de té; así que tomo directo de la botella, el vodka más fuerte que tuviera.

________________________

Ve... ¿dónde estamos? — preguntó Feliciano en la parada donde se bajaron, o donde se suponía tenían que bajar; sin embargo, ese lugar le era totalmente desconocido.

— Uh..., veamos— Matthew miró preocupado al otro Omega, cuando este comenzó a verse asustado, y repetir varias veces Ludwig. Sacó un mapa que tenía impreso; ya que Feliciano tenía su celular sin batería, y el había olvidado el suyo, sin poder hablar con su hermano, un descuido, quizá algo intencional—; tomamos esta ruta, y luego está... ¡ah!

— ¿Si estamos perdidos? — preguntó Feliciano, acercándose al mapa de Matthew.

— Un poco, tomamos la ruta contraria, y ahora estamos en...pues...otra ciudad. — Aquel hecho, era algo de lo que no se habían dado cuenta, al quedarse dormidos gran parte del viaje.

— ¿Cre-crees que nunca regresemos? — Feliciano comenzaba a entrar en pánico.

— Si, solo tenemos que tomar el camión al otro lado de la calle— Calmó con una sonrisa gentil.

Y viajar como dos horas, pensó el Omega rubio.

————————

— Y bien, ¿dónde está Feliciano? ¿Lo tienes encerrado? ¡Algo tienes que ver con que no este, bastardo!

— Y mi pequeño hermano, ¡Sé que ayudaste a tu hermano a hacerle algo! ¡No puedes engañarme!— Alfred saltó sobre los sillones, dejando la marca de que estuvo ahí, al asegurarse de manchar el sillón con sus zapatos—. I'm a Hero!

Ludwig estaba perdido en sus pensamientos; examinando patrones imaginarios en el techo, o lo que fuera que lo alejara del lugar; o los gritos de su dos visitantes, que parecían ser expertos en no callarse cuando estaban algo inconformes.

Se preguntó si habría más vodka en el sótano, sus nervios estaban a su límite; y su resentimiento estaba dirigiéndose a su viejo amigo, su perro— quien era responsable de lo que le pasó al gato— , pero bueno, no es que pudiera tener una conversación seria con su mascota sobre sus acciones, o porque dejó casi sin pelo al felino.

— ¡Lo único que te interesan son las patatas, bastardo! ¡Maldito macho patatas! — Fue lo que escuchó Ludwig, una vez que volvió a poner atención al par.

Cuando estaba por perderse en algún punto en la pared, buscando otro patrón, la puerta fue abierta; con sonrisas relajadas, estaban Feliciano y Matthew entrando. Alfred corrió hacia su hermano, examinándolo para encontrar alguna herida, o aroma extraño.

Mientras Feliciano ladeaba la cabeza en confusión al ser abrazado por Ludwig, este lo estrujaba en su brazos; temblando ligeramente, en algo indeterminado entre angustia, y desesperación.

—Para la próxima, déjame llevar a las mascotas a mí— susurró el Alfa rubio, confundiendo aún más a Feliciano.

Y el Omega, pensó que quizá Ludwig había extrañado mucho al gato.

______________________________________________________________________________

¡Espero les haya gustado!

Nos vemos :)

Un pequeño día nuestro [GerIta] [Hetalia]Where stories live. Discover now