El nunca de nuestro siempre [ENNS]

Capítulo uno.

El nunca de nuestro siempre.
Capítulo uno.

UN AÑO DESPUÉS.

—¿Eres consciente de qué si con los Redd Hill le pateamos el culo a los Dugg Bull esta noche quedaremos primeros en la tabla de posiciones? Es decir, mi instituto, mi equipo de fútbol americano, en dónde soy capitán, quedaremos primeros. Ni últimos, ni terceros y menos segundos, ¡primeros!– exclamó con emoción Blake, mi cita a ciegas de esta noche.

Aunque no sé si realmente a este acontecimiento se le podría nombrar "cita", tengo entendido que se le llama a cuando dos o más partes ponen de su voluntad y de su compromiso para juntarse en determinado espacio y horario, y en dicho espacio conversarán de un tema en común, de sus vidas o su día. No estoy segura si ahí clasifica pasarte todo el transcurso de dicha cita hablando acerca tus éxitos deportivos, cómo te costó conseguir la capitanía del equipo sin romperte una uña y de cómo era una holgazana por no practicar ningún deporte y que mi trasero se pondría gordo, palabras de él, no mías; sin dejarte contestar.

—Oh, eso es asombro...

—No, por favor Holly, déjame terminar de hablar. ¿Acaso no te enseñaron modales? –me interrumpió por décima vez en la noche haciéndome rodar los ojos, y entonces me dispuse a analizarlo mientras él parloteaba.

Era atractivo, pero no tanto, era lo normal, es decir, cabello rubio, ojos claros, era delgado y atlético. Blake podía tener a todas las chicas que quisiera a sus pies, sin embargo, cuando abría la boca lo arruinaba todo. Era un Ken programado sólo para hablar sobre sus cualidades físicas y deportivas. Si no me creen, déjenme demostrárselo, ni un buen día ni ningún qué tal, la primera frase que soltó a instantes de llegar fue "oh, no crees que esta remera resalta mis músculos". Y diablos que sí lo hacía, pero ningún idiota cara bonita compra a este templo sagrado. Blake cruzaba el límite del egocentrismo y de lo superficial, y eso me fastidiaba de sobre manera. Mientras él fanfarroneaba acerca de su exitoso equipo de fútbol americano yo hasta tuve tiempo de crear la lista de las razones por las que jamás tendría una cita real con él.

Lista del porqué NUNCA salir con Blake:

1. Era tan narcisista, que me daban ganas de destrozar su bello rostro a golpes.

2. Este encuentro no fue voluntario como él creía, mi mejor amiga me obligó a venir.

3. Entiendo menos de deporte que de matemáticas, y eso es mucho.

4. No estoy interesada en empezar a salir con ningún otro hombre.

5. Las únicas citas que tengo son con mis libros y series.

Largo un suspiro, podría haberme quedado en mi casa feliz y sola terminando la trilogía que empecé hace unas semanas, pero no, Belén tuvo que programarme una cita a ciegas con un idiota. ¿A caso no conoce la frase mejor sola que mal acompañada?.

Linda forma de desperdiciar mi maravillosa tarde.

Espero que no haya muchos años de condena por homicidio, porque yo, Holland Evans, juro de meñique que mataré a mi mejor amiga, y sí da la desgraciada de qué sean muchos, con mucho pesar también deberé matar a Blake para que valga la pena los años en la cárcel.

¿Qué cómo terminé aquí? Es una interesante historia que contar. Esta mañana me desperté gracias a las pesadillas que casi todas las noches me atormentan y como era una hora razonable decidí bajar a desayunar junto a mi madre y su esposo. El desayuno transcurrió en paz, James Bood, el esposo de mamá, estaba ensimismado en su computadora trabajando como era usual y Rachel estaba a su lado ayudándolo desde su tablet, mientras yo ingería más colarías a mi cuerpo. Todo normal hasta que James posó sus ojos sobre mí y me comunicó que hoy íbamos a tener visitas, vendrían a cenar unos socios de él y se quedarían a dormir por un inconveniente que tuvo su hotel, que esperaba que no incomodara y bla bla bla. Luego de ese episodio, subí a mi habitación decidida a tener una tarde de sábado como Dios había mandado, y cuando ya estaba por el final de la trilogía que estaba leyendo, me llegó el siguiente mensaje de mi querida amiga: