1. Un grupo de extraños

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El camino que lleva a belén

Hoy me he despertado de muy buen humor.

Baja hasta el valle que la nieve cubrió

Como todos los días parto con el hacha un poco de leña para hechar a la improvisada chimenea.

Los pastorcillos quieren ver a su rey,
Le traen regalos en su humilde zurrón
Al redentor, al redentor.
Ha nacido en un portal de belén el niño dios.

Yo quisiera poner a tus pies,
Algún presente que te agrade, señor.
Más, tú ya sabes que soy pobre también,
Y no poseo más que un viejo tambor,
Viejo tambor, viejo tambor.
En tu honor frente al portal tocaré,
Con mi tambor.

El camino que lleva a belén,
Yo voy marcando con mi viejo tambor.
Nada mejor hay que yo pueda ofrecer,
Su ronco acento es un canto de amor,
Al redentor, al redentor.
Cuando dios me vio tocando ante el,
Me sonrió.

—Listo, he terminado de cortar la leña —dije sacudiendome las manos—. Ahora a hechar al fuego.

Tomo de la esquina la lanza para cazar y me la cuelgo a la espalda, compruebo llevar el cuchillo y salgo de la cueva. Tengo que conseguir algo para desayunar.

Parece que hoy la niebla es más densa que otras veces, tengo que estar más atenta de lo usual o podría caerme. Empiezo a escalar y compruebo las trampas que les he puesto a los animales, alguna debió de haber picado ya... ¡Ajá! Hoy alguien va a desayunar pollito. Hace tiempo que no atrapaba uno grande. Clavo mi cuchillo en el animal hasta matarlo y con cuidado bajo con el ave dentro de mi morral. Entro a la cueva, donde lo desplumo, azo y me lo como, esto me aguantará para todo el día, así que ya no saldré de mi cueva.

¿Puedes intentar levantar tus manos al cielo?
¿Podrás empezar a levantar mi propio mundo?
Todos están sonriendo,
sus sonrisas están surgiendo
Se siente como si caminara por un río,
montando el agua, hasta el infinito,
Se siente como si volara por el cielo
montando el viento, hasta el infinito
Soñemos juntos, un hermoso sueño
Mantengamos la esperanza, por el bien propio
Yo seguiré cantando
en éste enorme mundo...

Soñenos juntos, un hermoso sueño
Mantengamos el valor, por el bien de todos
Yo seguiré cantando
en este enorme mundo...

¿Ya oyeron? Alguien está cantando —escuché la voz de alguien.

En todos los años que he vivido aquí con mi abuelo nunca antes había llegado alguien. ¿Serán buenas personas o malas? Tengo que comprobarlo por mí misma, pero hay que ser precavida.

—Era un demonio, sí, nadie sobreviviría aquí.

Oh, si supiera...

—¿Hola? Seas quien seas sal.

—Yo opino que si es un demonio lo matemos.

No soy un demonio, debería decírselos antes de que me ataquen, pero...

Escondo mi cuchillo en mi bota y me cuelgo la lanza a la espalda. No puedo salir así como así, por lo que mejor me esconderé. A ver... ah, ya sé.

En el techo de la cueva hay unas ramas perfectas para colgarse de cabeza, cuando jugaba con mi abuelo al escondite yo siempre usaba ésto.

—Bien, quizá hayan sido alucinaciones, entremos —escuché la voz de otra persona.

La verdad es que ya no recuerdo el como es hablar con la gente real, hace mucho que no veo una persona. ¿Cómo me dirigiré a ellos?

Hacia Jerusalén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora