2. Hospedaría

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Desperté cuando la luz del alba aún no había iluminado las montañas porque los animales no dejaban de moverse

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Desperté cuando la luz del alba aún no había iluminado las montañas porque los animales no dejaban de moverse. Nunca antes había convivido con animales que no me fuera a comer, ésto es nuevo para mí. Como no me puedo volver a dormir y los demás parecen no despertar, supongo que voy a jugar sola un rato para matar el tiempo. Me cuelgo de cabeza de las ramas del techo, bajo y subo una y otra vez. Desde aquí veo la cara amoratada de Jonathan, a pesar de estár casí irreconocible se ve lindo. Fue muy amable al compartirme de sus champiñones.

—Debemos empezar a movernos, o Tortoise y Mirage se volverán locos —dijo Roger, despertando a todos.

No me dí cuenta cuando se levantó.

—¿Qué vamos a hacer con él? —preguntó Poldus, señalando a Jonathan.

—Déjalo en paz —digo frunciendo el ceño y bajando de un brinco de las ramas, éste tipo sí que me pone de malas.

Al descubrir que los demás no estaban dispuestos a abandonar a Jonathan, Poldus cogió sus pertenencias y anunció:

—¡No daré ni un paso más! ¡A menos que le hechéis, volveré con el ejército principal y diré a Nicholas que albergáis a un asesino de Cristo!

—Debes hacer lo que consideres justo —replicó Harolde, tosiendo con inquietud—. Pero ven al menos con nosotros hasta el próximo pueblo —luego me hecha una mirada de reojo—. Es demasiado peligroso permanecer solo en estas montañas.

—Si una escuincla de nueve años ha sobrevivido sola no veo porque yo no —insistió Poldus, decidido a avergonzarles y obligarles a aceptar sus exigencias.

—Tengo catorce...

—No debemos perder el tiempo discutiendo —me interrumpió Roger—. Gine, ¿merodean animales salvajes por aquí?

—Sí, mi abuelo murió luchando con un oso que se metió a esta cueva, ahora solo queda su cría que a menudo me dá trabajos —explico.

—Oh, por eso Tortoise está tan nerviosa —añadió Laurell—. Poldus, puedes avanzar en cabeza, Jonathan se quedará en la retarguardia.

—¿Estáis intentando engañarme? —gritó Poldus—. ¿Suponéis qué me vais a hacer cambiar de idea? ¡Pues bien, no! —Se sentó en la entrada de la cueva.

—Entonces, haz lo que te parezca —explotó Roger, perdiendo la paciencia. Empezó a caminar, y los demás le seguimos—. Poldus está alardeando —dijo Roger cuando estuvimos fuera del alcance de su oído—. Esperad a que un ratón se cruce en su camino, y le veréis venid corriendo.

Voy detrás de Jonathan, que va detrás de Roger, detrás de mí va Laurell y por último Harolde. Desde aquí veo como Roger ve la descolorida cara de Jonathan.

—Pero lo hiciste muy bien la noche pasada —comentó suavemente—. Y me alegraría de que estuvieses a mi lado en una batalla.

Jonathan trató de sonreír, pero hizo una mueca de dolor.

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⏰ Last updated: Nov 26, 2017 ⏰

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Hacia Jerusalén.Where stories live. Discover now