Capítulo 3

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Catorce años atrás...

Amaba jugar en el patio de su casa, en especial con los gatos de sus vecinos que llegaban a él por la comida que les daba. Su madre llamó puesto era momento de cenar y justo su comida favorita, nunca supo que esos pequeños placeres de la vida se irían esfumando con el tiempo.

Ni bien cumplió los nueve años su vida ya no era la misma.

—Chuuya, hijo mío. —mirando a los ojos del pequeño con una gran molestia— te dije que te quedaras quieto, ¿no es así?

La voz y actitud de la señora eran persuasivas, Chuuya no sabía que responder, su madre suele perder los estribos con facilidad y termina gritando como lanzando objetos para luego llorar. No importa que dijera pasaría todo eso al final.

—S-sí, lo sé.

— ¡¿Entonces por qué no lo hiciste?!— tirando de las hebras naranjas— ¡Largo! ¡A tu cuarto!

El niño se encerró y de sus grandes ojos azules las lágrimas fluían.

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Siempre que tenía miedo recordaba aquellas escenas de su vida, no le gustaba en lo más mínimo estar en ese oscuro lugar pero claro, no podía dejar ir solo a Dazai. Las linternas alumbraban solo una parte, el espacio iba creciendo hasta que bajaron del túnel que se hallaban para darse cuenta en donde se encontraban.

—No puede ser, maldición. Esto es una cloaca. —el pelinaranja al sentir sus zapatos húmedos.

— ¿Cómo puede estar conectada la residencia con una cloaca?—Atsushi iluminando con su Smartphone el agua sucia.

—Ni idea—respondió el pelinegro quien decidió seguir explorando.

—Debemos buscar la salida— Dazai siguiendo el camino donde iba Akutagawa.

Los otros dos solo pudieron seguirlos, sentían que las alcantarillas no tenían fin, que daban vueltas por el mismo lugar; estaban perdidos. Atsushi juraba que le daría algún tipo de ataque de pánico, comenzó a inhalar el asqueroso aire a su alrededor de forma exagerada.

—No es momento para una hiperventilación— Chuuya trataba de calmarlo frotando su espalda.

—L-lo siento.

—Vamos, vamos~— el castaño entró a otro túnel y líderó la marcha del resto.

Dieron unas cuantas vueltas más, al doblar al otro alcantarillado escucharon un ruido; alguien más estaba ahí o quizás eran muchos ya que se oían las pisadas en el agua. Dazai y Akutagawa alumbraron quedándose por un momento estáticos al escuchar los gruñidos.

— ¿Perros?—el albino dirigió su linterna hacia ellos.

— ¡¿Aquello se pueden considerar perros?!—Chuuya dando media a vuelta a correr pero el castaño y el azabache eran como rayos, se encontraban a considerable metros lejos— ¡Dazai idiota, como te atreves dejarme!

— ¡Odio los perros y lo sabes!—dijo en su defensa.

— ¡¿A-Akutagawa, acaso le tienes miedo a los perros?!—Atsushi corriendo al lado del mencionado.

— ¡Cállate!—de una forma indirecta era un sí.

—¡Esos no son perros, maldita sea!—el de ojos azules con el poco aire que le quedaba.

Y si, tenía razón, esas criaturas eran cualquier cosa menos perros, quizás se parecían a ellos pero deformes y sin ojos, una masa gris con forma de músculos cubría desde sus lomos hasta las cabezas. Los cuatro seguían corriendo sin rumbo fijo y esos "ladridos" los ponían de nervios, por si fuera poco las linternas comenzaban a disminuir su luz, mal momento para que la batería se acabe.

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Nov 20, 2017 ⏰

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