19. "Te sigo amando"

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Un celular empezó a sonar pero yo no me quería mover y tampoco podía hacerlo.

De un lado tenía la pared y del otro a Mauro, que tenía una de sus piernas rodeandome y su brazo me apretaba contra su cuerpo. Su respiración golpeaba mi nuca.

-Mauro- lo sacudí un poco con mi brazo, con el mismo que después tape mi cara. Mi otra mano agarró el brazo que tenía sobre mi estómago -Mau- mi voz salió ronca, una vez más -Suena un teléfono- contesté al ruido que había hecho con su garganta.

Suspiró y se movió un poco. Yo seguía sin ver qué estaba haciendo.

-¿Hola?-

Su voz dormida me dieron ganas de apretarlo contra mi y eso hice, me moví hasta pasar uno de mis brazos por su panza y cruzar mi pierna encima de las suyas. La misma posición que él tenía segundos antes.

-Está Noa- siguió hablando por teléfono -Duerme. Son las 08:00 de la mañana Marcos, más vale- mi mente empezaba a irse otra vez, la voz de Mauro haciéndose cada vez más lejana -¿Vamos a lo de Marcos?- me sacudió pasando su mano por mi hombro.

Me acomode un poco mejor antes de contestas -No. Anda vos- casi obligue.

-En menos de 20 estoy ahí. Nah, no quiere. Va a dormir- eso fue lo último que había escuchado antes de volver a quedarme dormida.

-¿No te pensas despertar vos?-

Besos húmedos fueron dejados en mi cara.

Me di vuelta y me tape la cara.

-No quiero-

Sentí como el colchón se hundía y los brazos de Mauro me rodearon de atrás.

-Llegué hace media hora y seguís durmiendo-

-¿Te fuiste?- pregunté intrigada con la cara tapada todavía.

Mauro se rió -Sí, te dije que iba a lo de Marcos- hubo una pausa en la que ninguno de los dos dijo nada -Te pregunté si querías ir y dijiste que no-

-No me acuerdo-

-Ni siquiera te diste cuenta que no estaba durmiendo con vos. Muy mal-

-No. Perdón- me refregue la cara todavía dándole la espalda a Mauro -¿Qué hora es?-

Me dio un último beso en la nuca y se levantó.

-12:20-

Me di vuelta y lo miré, caminaba al rededor de la habitación. Pude distinguir una música de fondo.

-Tu celular no paró de sonar. Decía Nacho-

Me senté en la cama -Es que tendría que haber llamado que no iba a ir- la persiana de la ventana ahora estaba un poco abierta y pude ver que todavía seguía lloviendo.

-¿Atendiste?- si lo hubiese hecho me quitaría un peso de encima que era darle explicaciones a Ignacio, las cuales en realidad él me iba a exigir y yo no le iba a dar.

Negó con la cabeza -No. Supuse que era del trabajo, entonces no contesté- me acercó el celular y lo apoyó en mi mano.

-Gracias- sonreí un poco y me devolvió la sonrisa.

Desbloquee la pantalla y sí, tenía dos llamadas perdidas de Pablo y seis de Ignacio. También tenía mensajes de mi mamá, el grupo familiar y de Ariel.

-Bueno, me voy a lavar la cara y voy a llamar a estos pesados- me puse de pie y salí corriendo de la habitación sin esperar respuesta de Mauro que estaba sentado en la computadora.

Entré al baño hice lo que tenía que hacer y cuando tuve que cepillarme los dientes me di cuenta que no tenía cepillo, así que tuve que cepillarme con los dedos.

-¿Qué haces?- pregunté cuando volví a la habitación. Agarré mi celular y busqué el número de Pablo.

-Nada- me acerqué hasta estar parada a su lado, pase mi mano libre por su espalda -Veni- tiró de mi y me hizo sentar a upa.

Me estaba por volver a hablar cuando tape su boca.

-Hola- dijeron del otro lado de la línea.

Mauro me dio un beso en la palma de la mano que me hizo cosquillas.

-Hola, ¿Pablo?- saqué la mano de su boca y lo abracé, mi cabeza descansando en su hombro -Disculpame que no te llamé antes. Estuve con fiebre toda la noche y me pude dormir recién a las 09:00 de la mañana- mentí sin haber esperado respuesta a mi anterior pregunta.

-No pasa nada, Noa. Algo me había comentado Nacho. Tomate los días que necesites- me moví arriba de Mauro sin poder creer lo que me decía -Espero que te recuperes. Después avisame si podes venir mañana-

Me volví a remover en las piernas de Mauro sin saber a qué se debía el buen trato de mi jefe.

-Bueno, nos estamos hablando- contestó un rápido 'chau' antes de terminar la llamada.

-¿Qué te dijo?-

Miré a Mauro -Que me tome los días que necesito y que Ignacio ya le había comentado algo-

Su cara mostraba la misma sorpresa que sentía yo.

-¿Y qué sabe lo que te pasa Ignacio?- escupió el nombre casi con asco.

Levanté los hombros -Que sé yo. Habrá mentido por mi-

Volví a moverme incómoda, pensando en la situación con Ignacio y todo lo que eso llevaba.

-¿Viste que hablamos sobre el temita ese de que nos tenemos que conocer para llegar a más y todo eso?- cambió rotundamente de tema.

Levanté las cejas -Sí, pero, ¿qué tiene que ver?- quise reírme.

-Tiene que ver con que te estás moviendo arriba de mi pija hace 10 minutos, Noa- habló sincero.

Sentí como el rojo empezaba a teñir mi cara y quise correr a esconderme abajo de las sábanas.

-Perdón. No me di cuenta- a pesar de la vergüenza lo miré directo a los ojos para que sepa que no era mi intención.

-¿Por qué sos tan linda?- miró al techo y después a mi. Su mano acomodó los desordenados mechones de pelo que caían a mis costados. Mis ojos ahora estaban en su boca -Dame un beso- exigió y yo le hice caso.

Choque mis labios con los suyos en un corto beso. Me reí cuando sus manos se apretaron en mis costados.

-¿Qué?- me hice la tonta.

-Dame un beso de verdad- me acerqué una vez más a sus labios, y esta vez no tenía intención de alejarme.

Su lengua y la mía se rozaron y sentí que me derretía en sus manos. Sus dedos se clavaron en mi cintura, después bajaron por mis muslos desnudos y volvieron a subir junto con la remera. Sus manos infiltradas dentro de la ropa me empujaron un poco más cerca si eso era posible.

Mi piel se erizo cuando la punta de sus dedos iban y venían por mi espalda.

-Mauro- rogué. En este punto no sabía qué era lo que pedía.

Se escucharon golpes en la puerta, pero a ninguno de los dos parecía importarnos.

-¡Mauro!- era su hermana -¡Ya llegué!-

Mi corazón golpeaba fuertemente en mi pecho cuando me alejé de su boca.

-Tu hermana- hablé bajito, mi voz agitada.

Suspiró -Ya sé- habló en el mismo tono que yo. Se pasó la lengua por los labios después de darme un último beso -¡Ya voy!-

Me paré para que pueda moverse y acomode mi ropa antes de sentarme en la silla.

Mi celular vibró y no reconocí el número.

Era un mensaje.

-"Espero que no te moleste pero conseguí tu número. Necesito hablar con vos porque el otro día las cosas no quedaron como hubiese querido. Te extraño y te sigo amando, Noa. Soy Mati"-

red eyes / Mauro Lombardo, Duki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora