28. "Mala mentirosa"

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Después de tanto tiempo estaba relajada y tranquila.

Había empezado mis vacaciones de una vez por todas aunque primero tuve que superar que Mauro se vaya por dos semanas completas de gira.

Lo había extrañado muchísimo. Sí, a todo él, a pesar de los mil problemas que teníamos y de lo molesto que se llegaba a poner muchas veces.

Se seguía preocupando cada vez que vibraba mi celular con alguna notificación o llamada. Me costaba admitir que no se iba a olvidar del temita de Matías y que era una espina que todavía no podíamos sacar. Esperaba que algún día podamos hacerlo.

La mano de Mauro en mi rodilla se apretó.

-¿No, Noa?-

Parpadee en su dirección y esperé que no se haya notado mucho que estaba totalmente perdida viendo los gestos de Mauro sin escuchar nada de lo que hablaban.

Junté las cejas -Perdón, ¿qué?-

-Que estás de vacaciones y eso-

Asentí y sonreí -Sí, pero de la facultad. Sigo trabajando- hice una mueca al recordar que seguía trabajando y soportando a mi jefe y las miradas llenas de reproches por parte de Nacho.

-Ya te dije que falta poco y no vas a trabajar nunca más en tu vida- Mauro trató de que suene como chiste pero yo en verdad creía que él quería que las cosas sean así.

Me mordí los labios y negué con la cabeza -Yo no quiero que nadie me mantenga- giré mi cabeza y mi mirada estaba de lleno en Mauro -Gracias por tratar igual- le sonreí y apreté uno de sus cachetes con mis dedos.

-¿Y cuándo te dan vacaciones en el trabajo?- Marcos preguntó curioso.

Me encogi de hombros -No sé, tendría que hablarlo con mi jefe- junté las cejas -¿Por?-

-Tengo unas fechas en Mar del Plata. Si querés sacalas en esos días y vamos- lo miré a Mauro y volví mi mirada a Mks que volvió a hablar -Te pago el pasaje-

Negué -Si voy me pago yo el pasaje- lo señalé -¿Entendiste?-

Se rió -Bueno. Avisame-

Siguieron charlando sobre las fechas que tenían y en esa misma semana Mauro tenía presencias en otros boliches de otro lado.

Al parecer íbamos a ser Marcos, Ecko y otros chicos que no conocía. No me molestaba irme con ellos.

Al parecer después de tanto tiempo iba a salir del infierno que es Buenos Aires.

Mi celular vibró arriba de la mesa y Mauro me miró disimuladamente, pero yo me di cuenta de su preocupación. Marcos no se daba cuenta de nada y seguía hablando.

Había cambiado el número y no habían llegado ningún tipo de mensajes en dos meses pero él seguía preocupándose.

-"Salgan"- era un whatsapp de Ariel.

-Los chicos están en la puerta- me puse de pie y agarré las cosas de la mesa que eran mías, también tuve que agarrar unas cosas que Mauro se estaba olvidando y las guardé en los bolsillos de mi campera.

Fui la primera en salir a la calle porque como siempre estaba lista cuando tenía que estarlo y los chicos no.

Le sonreí a mis amigos en el auto y abrí la puerta para subirme.

-Hola- me asomé entre los asientos -¿Todo bien?-

Facu solo asintió y Ariel me miró.

-Sí, ¿los chicos?-

Giré los ojos y me tiré hacia atrás, apoyando la espalda contra el asiento.

-Como siempre se acuerdan de las cosas a último momento-

Al fin habían salido los y yo me tuve que sentar en el medio de los dos.

-¿Y Franco y Agus?-

-Iban en el auto. Dijeron que nos veíamos ahí-

Asentí y seguí escuchando las conversaciones que surgían.

Íbamos a una fiesta en la casa de no sé quien. Me había enterado que íbamos a ir a este lugar cuando Marcos habló de la fiesta cuando llegamos a su casa. Mauro se había olvidado de decirme, como siempre.

-¿De quién es esta casa?- miré por la ventana sorprendida.

Me habían contestado pero yo no tenía ni idea de quien me hablaban, así que solo asentí para que creyeran que sabía de quien me hablaban.

Mauro me abrazó cuando bajamos del auto y esperamos al resto de los chicos. Miré el perfil de Mauro que estaba riéndose y haciendo chistes con Facu que todavía estaba agarrando sus cosas del auto.

Rodee mis brazos al rededor de su cintura y él apretó el brazo que tenía en mi cuello. Agarre su mentón e hice que me mire -Deja de hablar un poco- hablé bajito en chiste.

-Callate- me besó y yo sonreí.

A veces no podía creer lo idiota que me ponía este chico.

-Déjala un poco- exigió Ariel tirando de la manga de mi campera y arrastrándome a sus brazos.

-No- respondió haciéndose el ofendido.

Me reí mientras veía como estaba empezando a querer mi vida. No es que antes no la quisiera pero ahora estaba empezando a divertirme y me gustaba.

-Me estás ahogando- empujé un poco a Ariel pero ella no se alejó -Dale- esta vez sí me había soltado pero no sin antes empujarme.

-¿Vamos?- Facu apareció y le puso la alarma al auto.

Mauro me esperó y me dio la mano ciando llegué a su lado.

La casa era demasiado grande y la música estaba bastante fuerte. Era obvio que había mucha gente porque la entrada estaba llena de autos.

Muchas personas saludaron a Mauro y yo solo trataba de esconderme lo más posible detrás de él.

Seguía siendo igual de antisocial que siempre.

Me reí, una vez más, de un chiste que había hecho Marcos. Mauro se había ido a saludar a algunos chicos y nosotros nos quedamos en un rincón.

-Marcos, de verdad voy a Mar del Plata con vos- empuje nuestros costados -Cuando sepas bien la fecha avisame-

Necesitaba esas vacaciones.

Toco mi hombro -Sí, boluda. Te aviso-

Le sonreí y cuando busqué a Mauro entre la gente pude distinguir una cabeza con pelos rubios brillando abajo de las luces de colores. Luciana.

¿Qué hacía acá?

No entendía nada, y menos porqué estaba en el mismo grupo que Mauro había ido a saludar.

-¿Por qué está Luciana acá?- Ariel estaba delante mio y se giró para ver en la misma dirección que yo estaba mirando.

-¿Eh?- trató de hablar más fuerte de lo que sonaba la música. Ella me había escuchado clarito, no sé para que me preguntaba.

Giré los ojos y esperé que me conteste. Vi como se encogió de hombros -Qué voy a saber yo- me mentía.

Era una mala mentirosa. Ariel siempre había mentido muy mal.

red eyes / Mauro Lombardo, Duki.Where stories live. Discover now