Capítulo 32

1.9K 181 4
                                    

Seguía dándole vueltas a pesar de ser casi de madruga a la conversación mantenida con Pilar. Sin duda esta muchacha ha debido de sufrir mucho para que llegue a desconfiar de todo hombre viviente y pensar por no tener una figura delgada que ningún hombre llegará a fijarse en ella. Qué injusta que es la vida, y por cuanto debemos pasar para mantener una mirada nada puesta en el futuro, vivimos con el pasado y ese dolor que nos marca de por vida.

Al día siguiente me encontraba trabajando, atendiendo a mis pacientes desde mi silla ruedas incluso me tomaba como ejemplo para hacerles ver que bajo esa enfermedad que afecta tanto a millones de personas como es la depresión, pueden salir a delante si se lo proponen. Despacito, porque así son las enfermedades, entran rápido en nuestro organismo pero para curarte, eso ya es otro cantar puesto que hay que tener mucha paciencia.

El día por fin ha llegado a su fin. Reconozco que me encuentro algo agotada, por lo menos mi cansancio me ha permitido no pensar en Isaac. En este hombre que me ha pedido que me aleje de él, pero aun queriendo respetar su decisión, me es un poco imposible. Mi mente viaja una y otra vez aquel momento que me hizo suya, a todos los que viví con él y aquellas palabras que se clavaron en mi corazón dejándome descaminada, sin hallar aún cuál es el camino correcto o si lo que hago está bien o no.

Al bajar al portar para pedir un taxi, veo desde lejos a Néstor. Él como siempre caminando con ese aire atrayente y sugestivo que lo hace bello. Pero justo en estos momentos no puedo mirarlo con ojos de deseo, prácticamente no siento ese amor que creí sentir tiempo atrás, ahora todo ha cambiado.

—Hola pisicologa, cuánto tiempo. Te veo muy bien. —Sin darme tiempo a decir nada me da un beso en mis labios acariciando mis mejillas.

—Vaya, qué cariñoso que estás hoy. —Mi voz suena burlona. Siento que entre Néstor y yo hay mucha complejidad, y a pesar de haber tenido contacto sexual, siempre nos queda esta faceta de amigos de buen rollo.

Seguidamente se pone detrás mi empujando mi silla diciéndome que me va llevar a cenar. No protesto en absoluto. Mi estómago me pide algo de comida y debo hablar con Néstor referente a Cristina.

Llegamos al restaurante, por su puesto pasando por la puerta trasera para evitar ser fotografiados. Adoro a Néstor cuando se pone comprensivo.

Néstor habla con el camarero, pasados unos minutos nos encontramos sentados en una mesa fuera del alcance de cualquier curioso. Y en cierto modo lo agradezco, no me gustaría estar degustando la comida y varios pares de ojos me observen como sintiendo lástima. Eso es lo que menos necesito en estos momentos. Preciso de tranquilad, estimularme en mi trabajo y poder salir adelante en mi vida.

—Bueno Yasmina, veo que estás bien, puesto que has comenzado a trabajar. Yo siento no haberte llamado, pero me encontrado entrenando al máximo para los próximos partidos.

—Me alegro que estéis encabezando la liga, os deseo que ganéis. ¿Y del amor que tal vas?

—De momento tranquilo. Solo rollos de noche, nada serio. Porque la única mujer que amo se niega a estar a mi lado. Te quiero Yasmina, y quiero que me aceptes.

Aquella confesión me pilló por sorpresa. Jamás pensaría que Néstor estuviera realmente enamorado de mí. Acaso era eso lo que se refería Isaac cuando me dijo que me quería pero no quería joder a Néstor. Menuda situación me encuentro yo ahora. ¿Y ahora que digo yo?

—Néstor, no quiero que te lo tomes a mal, pero en estos momentos de mi vida no estoy atravesando muy buen momento, de hecho mírame, estoy condenada a esta silla de ruedas. Incluso llegará el día que te cansarás de mí.

—Eso es lo que tú dices pichoncito. Pero yo no pienso igual. Unos zapatos te puedes aburrir de ellos, pero cuando te gustan unos de verdad no te los quitas ni para acostarte. Pues eso me pasa contigo pichón.

SE PUEDE AMARHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin