Capítulo 12: "Tenemos que hablar"

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Sam observó el cigarro entre sus dedos. Bien podía llevárselo a los labios y dejar que destruyera su vida, con solo una calada. Bien podía tomar la decisión que, muy probablemente, haría que el resto de su vida fuera un completo martirio.

De seguro, pasaría cada hora del resto de sus días, queriendo volver a hacerlo: fumar. Si es que lo hacía, aquella primera vez, claro está.

Hizo una mueca y lo lanzó al suelo, rápidamente pisándolo, hasta que quedó hecho pedazos.

Cualquier fumador que lo hubiera visto, probablemente le habría contado sus cuatro verdades.

-Me preguntaba si iba a tener que quitar esa tontería de entre tus dedos -escuchó, solo un segundo después, a su lado.

No tuvo que girar el rostro hacia él, para saber que se trataba de Matthew. Su mejor amigo siempre parecía saber encontrarlo, cuando salía corriendo hacia un lugar donde refugiarse. Y, de todas formas, tampoco había intentado esconderse bien, realmente.

Bien en el fondo de su pecho, sabía que había ido a un lugar donde él pudiera encontrarlo.

Siempre quería que lo encontrara.

-Sabes que nunca lo haría -replicó Sam, manteniendo su vista fija al frente, apoyándose en la baranda delante de él.

Matt lo imitó, apoyando sus antebrazos sobre esta, mirando en la misma dirección en la que miraba Sam.

El atardecer estaba en aquel hermoso momento, cuando todos los colores parecían volverse de tonalidades naranjas. Cuando solo faltaban algunos minutos, para que comenzara a anochecr.

-Lo sé -dijo Matthew, sin más.

Claro que lo sabía. Sam nunca lo haría. No cuando sabía lo que aquello significaría para su mejor amigo.

Después de todo, Matt odiaba los cigarrillos. Incluso cuando él mismo, no mucho tiempo atrás, había llevado uno a sus labios.

Le hacía recodar a su hermano mayor. Aquel hermano en quien nunca se quería convertir.

Sam lo sabía.

Nunca le haría daño de aquella manera.

-Espero que no se demore demasiado en despertar -dio, pasado un momento de silencio.

Amanda bien podría estar en el grupo de pacientes que se desperezaban de la anestesia, bastante rápido. O podría estar en el grupo de los que se demoraban muchísimo más en desaparecerla de su sistema.

-Estoy seguro de que todo estará bien, Sam -le aseguró Matthew.

Y solo un segundo después, sintió su mano tocar su espalda. Sintió su cuerpo entero tensarse, ante su roce. Pero solo fue un segundo, antes de que la calma regresara a él. Su cuerpo, casi por voluntad propia, se inclinó hacia él.

No pudo evitar dejar su cabeza caer, alzando los hombros, ligeramente, porque se sentía agotado y asustado. Por lo que se concentró en el toque de Matthew, su mano subiendo lentamente por su espalda. Cerró los ojos -solo porque sabía que su mejor amigo no podría verlo- cuando los dedos de Matt tocaron piel.

La piel de su cuello.

Sintió su cuerpo estremecerse, ante el gesto.

Y luego, los dedos de Matt se hundieron en su cabello, entrelazándose con este y sosteniéndolo, con fuerza. No la suficiente para hacerle doler, pero sí que era lo suficiente para ponerlo nervioso. Para hacerlo imaginar que estaba frente a él, aferrándose a su cuerpo con sus brazos y Matt aferrándose a él, por su cabello.

Sam (Mayores 2.5°)Where stories live. Discover now