— ¿Vita? ¿Nena? ¿Me oyes?—
—Si...Si, solo estaba comiendo algo...—
—Quiero que vengas a dormir conmigo esta noche.—
—Creo que no, hoy Gian quiere comer con la familia, para hablar sobre algo...—miento rogando al cielo, que no se entere.
—Será hoy nena, esta decidido.—
— ¿Puedo hablar contigo después? Entraré en una reunión.—cuelgo sin esperar su despedida y me levanto de nuevo hacia el váter.
—Toma este té, te hará sentir mejor.—Chris me ayuda a levantarme y camina junto a mi, llevándome hacia su cama.
—No puedo seguir Chris, mira.—tomo el teléfono y le muestro las imágenes...
— ¡Hijo de puta! Tratare de encontrarlo ¿de acuerdo?—mi teléfono vuelve a sonar y lo cojo observando la pantalla. Gian...
—Hola hermano mayor.—
— ¿Estas bien?—
—Si, solo me levante un poco tarde. Olvide la hora—comento limpiando mi rostro.
—Tranquila, solo quería saber como te encontrabas. Digo, con tu nueva vida. Responsable y ordenada.—suelta una risotada y niego para mi misma.
— ¿Escucho poca esperanza allí?—inclusive yo, nunca pensé en lograrlo.
— ¡Claro que no! Siempre estuve orgulloso de ti. Eres tan valiente y fuerte. Te muestras al mundo tal y como eres, y eso te hace única.—
—Eres el mejor hermano mayor, claro, aunque compartes ese título con los chicos.—
—Apuesto a que sí. Amor, te tengo que dejar ¿de acuerdo?—me despido de Gian y me quedo mirando fijamente hacia el espejo frente a mi.
¿Como deje que todo esto se volviera en mi contra?
Tantas mentiras se van acumulando sobre mis hombros y no se si pueda aguantar más. Daario me ha hecho ver que la honestidad y la verdad es lo más hermoso en una personas, no quiero fallarle, pero tampoco quiero que me odio por lo que me paso. No quiero darle asco. Tampoco es justo con mis hermanos. ¡Joder!
— ¿Que pasa?—pregunta Chris entrando en la habitación acompañado del rubio.
—Tengo que decirles la verdad Chris, esto va a explotar contra mi...—
—Reina, creo que es la mejor idea. Nada de lo que paso fue tu culpa, pero para comenzar un nuevo capitulo, debes de cerrar el anterior.—asiento y me tiro hacia sus brazos llorando a mares.
Corro hacia abajo tomando las llaves del auto y manejando hacia la casa de Daario, el merece más que mi lado oscuro.
Las puertas no se abren y comienzo a bocinar. ¡Joder! El nudo en mi garganta esta creciendo y siento que voy a vomitar. Tomo mi teléfono y marco el número de Daario.
— ¿Cariño?—pregunto, escucho mucha interferencia y no logro escucharlo.
Lo último que observo, son unas manos contra mi rostro y mi cuello, una suave manta sobre mi nariz y el olor a pintura.
Me debilito y me mareo, trato de gritar y de golpear pero mi cuerpo esta dormido.
Y yo con él.