Capítulo 1

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Gabriel había hecho el trato de su vida. No sólo viajaría gratis a Hawaii, sino que además le pagarían una gran cantidad por hacerlo. Trabajaba, como un favor con su primo Frank, en una agencia de seguridad desde que se había retirado del ejército hacía seis meses. No había planeado hacerlo, pero no pudo negarse al llamado de su primo que deseaba comenzar su agencia. Frank sabía que su mayor deseo era retirarse a vivir en un pequeño búngalo que había comprado cerca de una laguna en Maui. Allí pensaba vivir lo que le quedara de vida tranquilo, disfrutando de la naturaleza y de vez en cuando de la compañía de una hermosa nativa. Gabriel no quería compromisos. Había cometido el error de casarse a los diez y ocho años con una chica que apenas conocía, pero de la que se había enamorado perdidamente, debido a que la había embarazado. En su esfuerzo por darle a su familia una buena vida y un hogar seguro, decidió enlistarse en el ejército. Para su sorpresa descubrió de la peor forma que el hijo que había tenido no era suyo. Su matrimonio no duró un año. El ejército se convirtió en su vida y dejó de confiar en las mujeres y mucho menos en el amor.

Veinte años más tarde y con sólo treinta y ocho años, llevaría a cabo una última misión antes de dejarlo todo para dedicarse a su merecido retiro.

La misión que le había encomendado Frank no podía ser más fácil. Tendría que hacer de niñero de la única hija de un petrolero de Texas. Según el archivo que le habían suministrado, la chica tenía veintiocho años, sin embargo en la foto parecía de mucho menos. Llevaba el cabello color caoba recogido en una trenza que le caía por un hombro. Unos enormes ojos café claro que serían la perdición de cualquier hombre si no los llevara ocultos tras unos horribles y enormes espejuelos que en nada le favorecían. Sus labios eran carnosos y sin expresión alguna. No usaba carmín. Era la viva imagen de la niña estudiosa del salón, que vivía su vida rodeada de libros y escondida entre los anaqueles de la biblioteca. Se veía tímida y anodina para una mujer de su edad y su posición social. La misión sería pan comido. Cuidar de la chica hasta que llegara sana y salva a su destino. Viajarían en un jet privado que su padre utilizaba con frecuencia. Había investigado al piloto y la azafata y todo aparentaba estar en orden.

Se había vestido con su usual traje y corbata negros y camisa blanca. Llevaba diez minutos esperando al lado del avión y ya se estaba desesperando cuando vio la gran limusina negra que llegaba con su cliente. No le gustaba que lo hicieran esperar, pero ellos eran su pasaje de ida a su nueva vida. Así que debía ser condescendiente.

Al detenerse la limusina el chofer abrió la puerta de la cual descendió un hombre mayor, de unos setenta y cinco años más o menos y una chica que vestía un jersey gris que se le veía muy grande y una falda negra amplia que le llegaba casi a los pies. La chica llevaba un enorme bolso de rayas blancas y negras. Parecía una institutriz de los años cincuenta. Se veía insignificante al lado de aquel hombre que a pesar de su edad vestía muy a la moda con un traje negro seguramente hecho a la medida y de corte italiano.

Ambos caminaron hacia el avión. El hombre erguido y orgulloso, la chica casi jorobada y mirando al suelo en todo momento. Pareciera que le habían regañado.

—Buenos días señor Blake—saludó Gabriel.

—Buenos días señor Cortés —contestó el hombre mientras le extendía la mano. —Mi hija Katherine— presentó el hombre moviéndose a un lado para que Gabriel pudiera verla mejor.

—Señorita— saludó simplemente.

La chica apenas levantó la vista, movió la cabeza y volvió a mirar el suelo.

—Las referencias que tengo sobre usted señor Cortés son excelentes. Tengo entendido que trabajó para el ejército.

—Así es señor. Sargento primero Cortés, retirado.

Su última misión. (Sólo 3 Capítulos) Disponible en físicoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang