Capítulo 31

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RJ- ¿Necesita algo más señor Min?
SM- No Ri Ji, gracias, todo está bien, al rato bajamos a comer.
RJ- Con permiso.

Eso fue lo primero que escuché al despertarme, seguía en la habitación del señor Min y él estaba poniéndome paños frescos en la frente, de hecho, estaba cambiándome uno.

SM- ¡Despertaste! ¿Cómo te sientes?
JM- ...
SM- Vino el doctor y ya te valoró.... me excedí con tu brazo.... deberás tener el brazo sin movimiento al menos por tres días. Ya mandé por el medicamento y el inmovilizador.

El señor Min se veía realmente arrepentido y preocupado, pero yo no podía verlo de otro modo más que con coraje. El señor Min se sentó junto a mi en la cama.

SM- De acuerdo, sigues molesto, lo entiendo, pero necesito que veas las cosas como yo ¿ok? Estás a mi cargo, lo único que quiero es que no tengas preocupaciones y tus padres eran una y muy fuerte. Ahora solo podrás enfocarte a estudiar, a superarte y a atenderme. Mira, me dedico a la inversión ¿ok? Busco empresas que vendan, invierto y gano, las venden a bajo precio, las compro y las revendo o les doy el empujón que necesitan para que me reditúen más dinero.
La empresa de tu padre es una de ellas, la compré, invertí, y ahora me generará dinero, la empresa ha vuelto a abrir, en unos días más tu padre podrá reubicarse en su empleo y con un aumento de sueldo, no sólo él, sino otros cuantos empleados, el aumento fue bueno, tu mamá no tendrá que trabajar. Ya no deberás preocuparte por ellos.
JM- ¿Podría dejar de trabajar?
SM- No. Tienes un contrato conmigo y no te dejaré ir.
JM- ¿Me obligará a quedarme?
SM- Quiero que te quedes porque quieres... pero si no lo consigo...
JM- Entiendo. Quiero irme a casa.

Me traté de incorporar, pero me dolía el brazo, el señor Min me volvió a recostar. Y accedí.

SM- Más tarde podrás irte a casa, Ri Ji nos está preparando la comida. Además, tu camisa aún no está lista, estaba salpicada de vómito, así que la sigue lavando.

El señor Min dejó el paño en el bowl que contenía agua. Yo estaba desnudo de la cintura para arriba. Me frotó los hombros y siguió por mi pecho.

JM- No quiero hacer esto...
SM- Pero yo sí.

Él se quitó los zapatos y subió a la cama poniéndose a horcadas sobre mi, besando mi cuello, sin dejar de frotar mi pecho y entreteniéndose un rato más en mis pezones, yo no me movía, no quería darle la satisfacción de tenerme nuevamente, esto tenía que parar. Besó todo mi cuerpo, mis orejas, mi mandíbula, mi cuello, mi pecho, chupó mis pezones y mi abdomen, quitó el cinturón de mi pantalón, bajó el cierre y quitó el botón, bajó mis pantalones, pero yo no subí mis nalgas para permitírselo, aunque no insistió, ni se molesto, chupó mi verga. ¡Dios santo! Sabe cómo hacerlo, no pude evitar gemir, traté de huir y me moví, lo único que provoqué fue que él aprovechará mi movimiento para quitarme los pantalones, junto a mi bóxer.

JM- Ahhh, no quiero...

Mi boca decía una cosa, mi cuerpo y mis jadeos decían otra, él no se detuvo, siguió chupando mi miembro hasta dejarlo erecto, mis manos sujetaron la sábana, aunque me costaba mucho hacerlo con mi brazo izquierdo, me dolía más que la vez pasada. Dejó de mamarme y subió por todo mi abdomen besándolo, chupándolo, como él siempre lograba excitarme.

JM- Por favor... no me haga esto...

Él se empezó a quitar la camisa, botón por botón, lenta y sugestivamente, no podía dejar de míralo, esa piel blanca... me llamaba como hipnotizado, quería tocarlo, quería sentirlo... se la terminó de quitar, y siguió con su pantalón, se volvió a acercar a mi, besando mi cuello, yo no quería, pero le permitía el paso, era como si mi cuerpo simplemente reaccionara, terminó de quitarse el pantalón y el bóxer, ya estaba erecto. Me miró y muy despacio se acercó a mi, mirándome directo a los ojos, y me besó los labios.

Mis cuatro nivelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora