Capítulo 23: La ocasión la pintan calva.

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Capítulo 23. La ocasión la pintan calva.

Esa noche, cuando la casa se quedó en silencio, busqué el estuche de mi violín de marca Cremona, al que le puse Tenshi (que significa "ángel" en japonés) en un momento de inspiración del cual me arrepentiría después porque suena muy cursi pero el daño estaba hecho, mis hermanas no me dejaron cambiarlo. Siempre tuve el sueño de tocar un violín Stradivarius pero conseguir uno original es tremendamente difícil y mi madre no aceptó comprarme una imitación porque consideró que era demasiado para un músico joven y amateur que aún no estaba seguro de querer ser violinista de tiempo completo. De inicio lamenté esta decisión pero ahora estoy convencido de que comprarme un Stradivarius, aun así fuese una copia, habría sido un desperdicio de instrumento.

En fin, volviendo al punto, como aún tenía resentidas mis manos, quizás no podría tocar a Tenshi como quería por temor a que la tensión me reabriera las heridas, así que me limité a limpiarlo y a verificar el estado de sus cuerdas y de la madera en general, aliviándome al descubrir que, a pesar de mi abandono, mi pequeño ángel aún estaba en buenas condiciones.

- Te he tenido muy abandonado, querido amigo.- suspiré.- Te cambié tan gradualmente por los guantes de fútbol que no me di cuenta.

A pesar de que dije que no podía, o mejor dicho, que no debía tocarlo, después de afinar a Tenshi interpreté una melodía muy simple, una que no requiriera de mucho esfuerzo, y me asombró notar que había extrañado tocar el violín. Me encanta jugar fútbol, no lo voy a negar, pero también es bonito saber que uno es capaz de producir cosas armoniosas aunque fuese de vez en cuando; el fútbol es una especie de danza barbárica llena de testosterona (o de estrógeno, en el caso del femenil), estimulante y hermosa a su manera, pero la música de un instrumento tan sublime como lo es el violín es una de las cosas más bellas que puede haber en esta vida. Por supuesto, yo estaba muy lejos de tocar como un profesional y estaba consciente de que si seguía los pasos de mi padre jamás me volvería músico profesional. Siendo más niño, uno de mis sueños fue ser violinista profesional, incluso admiraba (aún lo hago) a Alexander Wald, primer violín de la Filarmónica de Viena y actualmente considerado como el mejor violinista del mundo; mi mamá pudo convencer a mi padre de que el ya fallecido ex director de la Filarmónica de Viena, Armand Lorenz, me diese clases particulares y a mí comenzaba a gustarme el asunto de la música clásica pero en algún momento, difuso para mi memoria, cambié el violín por los guantes de portero y las clases con el señor Lorenz se terminaron, lo cual fue una verdadera lástima porque él falleció poco después y siempre me quedará la impresión de que no aproveché todo lo que pude de mis clases con él. Sinceramente, ya no me veo a mí mismo como músico profesional, vistiendo traje de gala en vez de unos cómodos pantalones deportivos, pero sigo preguntándome qué habría sucedido si hubiese escogido otro camino; quién sabe, quizás lo que verdaderamente me desanimó fue saber que incluso en el mundo de la música sufriría de discriminación por ser japonés: varios de los "altos mandos" actuales de la Filarmónica de Viena, la mejor del mundo, consideran que los asiáticos no podemos hacer buena música porque no tenemos alma.

Definitivamente, ésta es una de las creencias sobre los japoneses más estúpidas que he escuchado en mi vida.

Alguien tocó a la puerta de repente, sacándome tan brutalmente de mi concentración que salté y por poco dejo caer a Tenshi, lo cual hubiera sido una gran desgracia. Azorado, dejé el violín en la cama para abrir la puerta, encontrándome ahí a la calva presencia de mi padre, quien me miró con una expresión bastante neutra.

- Lo siento.- me excusé de inmediato aunque no supe por qué.- ¿Hice demasiado escándalo?

- No, Daisuke, no te preocupes.- negó el gran Genzo Wakabayashi.- No necesitas disculparte. Vengo porque tu hermana te escuchó tocar y quiere que lo hagas para ella en su habitación, si no tienes inconveniente y si tus heridas han sanado lo suficiente como para hacerlo.

Boku wa Wakabayashi Daisuke: Renewal [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora