Camila Cabello, una chica de 23 años, recién egresada de la facultad de derecho de la universidad de Miami, es contratada en un bufete de abogados en Londres. Su vida cambia completamente, cuando conoce a la gran y experta abogada Lauren Jauregui, d...
-Lolo! - dijo Camila sentándose junto a mí en el sofá de nuestra casa, yo había regresado hoy de mi viaje, y como la había extrañado - necesito mostrarte muchas cosas para la boda - Esa palabra me hizo sonreír... boda, suya y mía, faltaba un mes y medio y aún ni siquiera teníamos las invitaciones
-Déjame ver todo entonces - dije sonriendo para darle un gran beso, ella sonrió y abrió una caja
-Estás son las muestras de invitaciones que me han dado, ya sabes, todo lo cambiarán a nuestros nombres y eso cuando elijamos - comencé a ver todas las invitaciones pero una me conquistó, no era lo clásico que se usaría en todas las bodas a las que fui, pero nos representaba a Camila y a mi
-Definitivamente, esta
-Pensé lo mismo - dijo dándome un beso y ya me imaginaba esa invitación con nuestros nombres
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-Mañana mismo tenemos que ir a eso... y a la sesión de fotos
-Cierto! Es mañana, muero por esa sesión... ya se está acercando la fecha de la boda y no puedo esperar
-Te amo mucho mucho Lauren
-Y yo a ti mi amor... que te parece si reponemos lo de esta semana en nuestra habitación- dije acariciando su muslo pero Camila me negó divertida
-Tenemos que revisar varias cosas para la boda amor, ya casi no falta nada y necesitamos también adelantar trabajo antes de nuestra luna de miel. Lo bueno es que ahora que Nathaniel ya está aquí, no tienes tantos pendientes
-Uff... está bien, pero en la noche...
-Si mi amor, en cuanto subamos a nuestra habitación tendrás lo que quieres, mientras tanto, tenemos muchas cosas que revisar - dijo sacando más cosas de la caja.
Me divertí mas de lo que pensé, organizar una boda parecía algo tedioso después de haber estado en la organización de tantas fiestas de mis padres, pero esta vez era importante, era mi boda y todo era a nuestra manera, Camila y yo reíamos de vez en cuando por algunas ocurrencias de las dos, terminamos ya muy tarde de revisar todo y la verdad, las dos nos fuimos rendidas a la cama. Al otro día, a pesar de que era sábado, nos levantamos temprano ya que teníamos la sesión de fotos, serían celebrando nuestro compromiso y otras eran para ponerlas en el salón el día de la boda. Tuvimos que elegir tres atuendos, dos informales y uno formal
