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Recién me bajaba de mi auto y antes de entrar a mi casa para descansar, verifiqué mi buzón

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Recién me bajaba de mi auto y antes de entrar a mi casa para descansar, verifiqué mi buzón. Allí me encontré una carta que no estaba identificada. La miré extrañada, pero aún así leí que decía "A quien sea que reciba esta carta". Supuse que en ese caso no habría problema con que la leyera. Así que cerré el buzón y entré a mi hogar. Me dirigí a la sala, dónde me senté y abrí el sobre para leerla.

La carta me dejó impactada y me dije que más personas deberían leer la historia de esta hermosa niña. Por eso aquí les dejaré la carta que encontré en mi buzón aquella tarde, dónde está escrita la historia de una niñez no muy simple.

No me molestaré en escribir a quien va dirigida esta carta, porque no sé, a quién le llegó y tampoco es de mucha importancia. A ti que la estás leyendo, te recomiendo que estés sentado/a ya que será algo larga. Pero créeme, valdrá la pena.

Me presentaré. Soy Ana, una madre soltera, de una hermosa niña llamada Marie. Era una chiquilla hermosa de cabello largo y castaño y unos ojos verdes que lograrían alumbrar el más oscuro sendero. Era sumamente feliz, y disfrutaba su niñez al máximo. Lamentablemente, a la edad de cinco años comencé a notar que a mi pequeña Marie le pasaban cosas que no eran normales en una niña de su edad. Siempre estaba cansada, se enfermaba la mayoría del tiempo, se notaba pálida y estaba perdiendo peso rápidamente. En aquel entonces pensé en muchas cosas, algunas malas y otras no tan malas; pero jamás pensé que lo que tenía mi chiquilla era cáncer.

El día en que me dieron la noticia simplemente no podía con el dolor. Sentía como mi corazón se iba desprendiendo a pedazos y no paraba de temblar. El miedo a perderla era demasiado para mi cuerpo. Ella era todo para mí.

Ni si quiera sabía cómo darle la noticia, por lo que los doctores me ofrecieron su ayuda y me pidieron que dejara pasar a la niña a la sala y ellos se encargarían. Recuerdo que antes de buscar a Marie fui al baño, respiré hondo y me lavé la cara. No me podía ver así, en ese momento debía ser fuerte por ella. Cuándo salí a la sala de espera la vi sentada sonriendo y jugando con otro niño. Me tragué las lágrimas que querían salir en ese momento y me acerqué a ella. Le expliqué que iríamos con el doctor a la sala y ella se despidió del niño antes de cogerme la mano y caminar junto a mí hacia la oficina.

«¿Eso es algo malo?» fue la reacción de Marie cuando le dijeron que tenía una enfermedad llamada cáncer. Los doctores le dijeron que si no se atendía rápido podía ser grave. Ella simplemente dijo «¿Ustedes me lo curarán rápido?». Una enferma le dijo que harían todo lo posible por curarla, y ella agradeció con una sonrisa. El doctor le dijo que ahora debía mudarse a un castillo en donde vivían todas las princesas como ella y que ahí la ayudarían con su enfermedad. Marie se emocionó a más no poder, y dijo que ya quería ver el castillo. De sus ojos emanaba un brillo especial, a pesar de recién haber sido diagnosticada con cáncer.

Esa noche organizamos todo en las maletas para ir al hospital al día siguiente. Marie estaba feliz llamando a sus abuelos y sus tíos para contarle que se mudaría a un castillo y conocería princesas y tal vez un príncipe según ella. Reí ante sus ocurrencias, y luego la mandé a acostar para que descansara.

Al día siguiente cuando llegaron al tercer piso del hospital, Marie comenzó a brincar de alegría al ver todas las paredes con torres de castillos dibujados alrededor de la sala. Su sonrisa era deslumbrante. Y eso me hizo sentirme más tranquila. Todo saldría bien y su hija se sanaría.

Todas las noches del hospital Marie me hablaba del dolor que sentía por culpa del cáncer. Y le preguntaba cómo era siempre tan feliz apesar de que tiene que soportar ese dolor. Todas las noches le preguntaba aunque ya supiera su respuesta. «Todo es mejor con una sonrisa. Hay que sonreír hoy porque no sabemos que va a pasar mañana.» Era una niña de apenas seis años en aquel entonces, cuando por primera vez me lo dijo.

Mi hija definitivamente era una guerrera. También recuerdo lo que siempre decía a las enfermeras antes de que le dieran su tratamiento de quimioterapia. «Yo soy la princesa más fuerte de todas.» Ella tenía fe en ella, y sabía que podría con esa enfermedad.

Pero lamentablemente las cosas no son como uno quiere. Hace dos años mi hija falleció. Con tan solo 10 años. Pero murió luchando. Luchando contra su enfermedad y siempre con una sonrisa en la cara.

Escribí esta carta para que vean que la vida si es corta, que nunca sabes que pasará ni en que momento. Que la vida no es fácil, pero tampoco tan compleja como para que no podamos sonreír.

Y no se quien eres, ni porque estás pasando ahora mismo, pero recuerda que una vez una princesa guerrera dijo «Todo es mejor con una sonrisa».

Y no se quien eres, ni porque estás pasando ahora mismo, pero recuerda que una vez una princesa guerrera dijo «Todo es mejor con una sonrisa»

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¡Ya está el primer capitulo! Espero que las historias que vayamos subiendo les gusten y den su apoyo a través de los comentarios y una estrellita

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¡Ya está el primer capitulo! Espero que las historias que vayamos subiendo les gusten y den su apoyo a través de los comentarios y una estrellita.

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Historia por: faaabiii

Entre historias aprendí amar la vida.Where stories live. Discover now