En este libro se tejen mil y un historias que te transportarán a un nuevo universo. Un universo que hará que tus ojos se inuden y tus mejillas se humedezcan, dejando dentro de tí la semilla de un hermoso sentimiento que no sabrás decifrar. Estas his...
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La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oir la voz del amor.
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad. Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien. La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.
—Papa Francisco.
Caminar por las calles en la época navideña era una de las cosas favoritas del señor Dimitri. No por las ventas o las compras, más bien por el ambiente de felicidad y esperanza que se sentía. No importaba que tan mal hubiera sido tu año, en navidad todos parecían recuperar la alegría y un rayo de luz iluminaba sus vidas.
Desde pequeño le enseñaron a comprender el verdadero sentido de la navidad, y quería asegurarse de que sus hijos lo hicieran igual. Por lo que ese día, había decidido ponerlos a prueba y darles una lección de acuerdo a su decisión.
Caminó algunas cuadras más, hasta quedar de pie frente a la puerta de su hogar. Sonrió al notar que todos estaban en casa. Podría poner su plan a correr enseguida.
Abrió la puerta y la imagen de sus tres hijos sentados en la sala, le dio la bienvenida. Saludó alegremente a cada uno con un beso y luego los acompañó en su conversación.
—Bueno, familia. Quería darles algo por adelantado... —Comenzó a decir.
Sus hijos miraban cada movimiento que hacía. El señor Dimitri metió su mano dentro del bolsillo de su pantalón y sacó su billetera. Notó como los ojos de todos se abrían de par en par mostrando asombro. Sacó una gran suma de dinero y la dividió en tres partes iguales.