Annie, es una joven de secundaria que no se queja de su vida, pero todo cambia cuando conoce al primer amor de su vida. Con el paso de el tiempo, ambos jóvenes se enamoran, pero deciden ocultar sus sentimientos, bastante tiempo para que todo torne u...
- aahh, pero ¿Por qué? –dijo Valentina con voz triste.
- si, ¿Por qué? No seas descortés, dale el gusto a tu príncipe –reclamando Angélica un poco sarcástica.
- jaja, Hm... no es que no quiera hacerlo, es solo... -mientras volteaba a otros lados para obtener una rápida respuesta.
En eso, llega Sarah de comprar.
- ¡ya vine! Traje bastantes bolsas -con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡oh, sí! Solo nos faltan las bebidas. Iré por ellas, no tardo... -agregué ansiosa.
Dejé al principito de nuevo en la ventana y fui corriendo Por ellas. Después de que me había salvado del tema cuando regresé, seguimos con lo nuestro. Vimos una película, luego nos divertíamos en el karaoke y por ultimo solo contábamos unos chistes mientras merendábamos. La pasamos bastante bien, hasta que Poco a poco se hacía de noche, y cada una se iba de mi casa, quedando finalmente Mónica.
- Hm... antes de irme, te ayudare a limpiar.
- que linda, pero no te molestes... puedo sola.
- hablo en serio annie –dijo con una sonrisa.
- bueno, como gustes -se la devuelvo con tono suave.
Recogimos vasos, platos y guardamos cables, poniendo todo en su lugar. Cuando al fin habíamos terminado, nos recostamos sobre mi cama.
- me siento tan feliz en que hayan venido...
- me alegro –dijo en voz baja-. Hm... apenas estoy recordando -se sienta.
- ¿Qué pasa? -también me siento.
- Cuando nosotras envolvíamos tu regalo sorpresa, había otro elemento más que habíamos olvidado dejar en el regalo... venia con el principito. Y de hecho, aquí lo tengo.
- valla ¿enserio?
- si, solo deja sacarlo de mi bolsa -mientras sacaba una pequeña cajita-. ten, ¡ábrela!
- oh, cielos. De nuevo muchas gracias.
La abrí lentamente, y era un precioso collar de una estrella dorada, que curiosamente había notado que tenía exactamente la misma figura que la estrella izquierda de una de sus hombreras -¡era mi favorita!
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- ¡No se pasen! no lo creo... ¡es bellísimo! –dije con voz un poco alta.
- Si, y ¿sabes algo más? Según la leyenda que venía escrita en este collar, decía que quien la posee, le brindara infinita protección. íbamos dejártela para que pudieras leerla, pero Sarah la vio y pensó que era una tontería, rompiéndola en muchos pedacitos, pero ya sabes cómo es ella, le gusta jugar.
