Gary

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Le tembló el pulso cuando cogió el teléfono. Había visto los coches, las luces, solo podía significar una cosa: la habían encontrado.

—¿Sí? —contestó, imaginándose quién estaba al otro lado.

—La han encontrado.

—Lo... lo sé. Ya lo he visto. ¿Deberíamos largarnos?

—¿Por qué? No tienen nada. Eso fue hace veinte años. No tienen una mierda contra nosotros. Cálmate y no hagas estupideces.

—Es que el chico lo sabe —dijo Gary recordando el rostro del muchacho y lo que había dicho—. Él lo dijo. Me gritó que yo la había matado antes de golpearme. Pensé que me iba a matar, lo juro. He pasado mucho miedo. Y luego el cadáver... ¿Cómo puede saberlo? ¿Cómo es posible? Sabe que yo lo hice, y si sabe que yo lo hice sabrá que tú también lo hiciste. Deberías salir de ahí ahora que puedes.

Yo me ocupo del chico —terció la voz del otro lado—. Tú espera, y no hagas ninguna estupidez. Pronto, John Doe no será un problema para nadie.

... O te sacarán los ojosWhere stories live. Discover now