•Fucking Boarding School• {Chandler Riggs y tú}.

||Cap.33||

El tiempo se me fue volando más rápido de lo que esperaba; tres semanas fueron  suficientes para extrañar como nunca a Chandler. Ya lo decidí por mí misma y algunas aveces con mi almohada, me disculparé con Riggs en cuanto ponga un pie de nuevo en aquel instituto. ¿Porqué he esperado tanto?, la respuesta es que no lo haría por mensaje, tendría que esperar a volver...

Navidad la pasé en casa con mamá y papá, abrimos regalos y conversamos en la cena sobre el instituto y demás cosas. Mi madre me cuestionó ahí mismo sobre Will, ya que le había contado sobre él cuando aún salíamos, pero el tema de que se fue no lo mencioné. Le dije que las cosas no habían funcionado y que simplemente ya no surgió nada. Ella me preguntó que si estaba feliz, a pesar de la decisión; le contesté con la verdad. No, no lo estaba. Igual, la tranquilicé antes de que empezara a ser sobreprotectora de nuevo. Papá comentó que le hubiera encantado conocerlo.
Si, claro...

Chandler no quedó en el olvido, les conté de él y que era un gran amigo, que él fue quien me ayudó cuando más lo necesitaba y siempre estuvo para mí. Ellos dos forjaron la idea de que también era un gran chico y amigo mío, esperan pronto conocerlo y llevarse bien.
Si supieran lo que hice...estarían decepcionados...

-Tres días, amiga. El miércoles nos volveremos a ver- me dijo Alex por la video-llamada sacándome de mis pensamientos.

-Ajám. La verdad ya quiero volver, y verlos a todos.

-¿Y eso?. Eso es raro proviniendo de Sky- frunció su ceño divertida.

-Prefiero eso a estar encerrada en mi habitación todo el tiempo.

-Estás muy bien, quiero decir, estás feliz, pero aún sigues encerrada en tu pequeño mundo.

-Creo que eso no cambiará. Desde que te fuiste de Washington es así, yo y mi pequeño mundo. Además, no soy de salir sola.

-Entiendo. Te conozco- asentí- ¿Alguna novedad por allá?.

-No, lo mismo, ¿allá?.

-Yo...- mi madre tocó la puerta de mi habitación no dejando terminar a Alex.

-¡Está abierto!- le grité desde la cama.
Mamá entró con unas galletas de chispas de chocolate en un plato sostenido por sus manos.

-¿Hablamos más tarde?- me dirigí a mi amiga.

-Claro. Adiós- agitó su mano, la imité, ella cortó la llamada y cerré mi computadora.

Mi madre se acercó pasando del umbral de la puerta a los pies de mi cama, sentándose en esta.

-Te traje esto, cariño- sonrió de oreja a oreja con dulzura.

-Gracias, mamá, pero no tengo hambre.

-No has comido nada desde el desayuno. También rechazaste el almuerzo.

-No tengo apetito por ahora.

-Hija, come aunque sea estas galletas- me detuve mirándola unos segundos, para luego, sin protestar, tomar una galleta entre mis manos y darle un mordisco ya en mi boca- ¿Estabas ocupada?.

-Hablaba con Alex- tape con una mano mi boca y tragué.

-Se pasó tan rápido el tiempo, pareciera que apenas ayer llegaste aquí.