Capítulo 14

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Argent.

Así como el pelinegro tocó sus labios, Stiles reaccionó de inmediato empujándole con fuerza, haciendo que Damon casi callera de espaldas, pero en lugar de ofenderse por aquello, sonrió con picardía y volvió a acercarse al castaño para besarle.

—¡No! —negó el menor volviendo a empujarle— ¿Qué demonios te pasa? —espetó de malas, limpiándose la saliva que el tipo dejó en sus labios.

¿Qué tiene? Creí que te gustaba besarme —repuso el ojiazul sin borrar la sonrisa de su rostro.

Tú y yo no somos nada, Damon. No puedes apartarme de mis amigos y besarme así —se impacientó el chico.

Nunca fuimos nada pero siempre nos besábamos a escondidas. No le veo el problema ahora —divagó moviendo las cejas— ¿Recuerdas la vez que nos besamos detrás de las gradas del campo de Lacrosse? Si tu amigo no nos hubiera interrumpido, hubieramos tenido sexo allí mismo.

El castaño se puso completamente rojo por lo que dijo y podría jurar que estuvo a punto de golpearle en la cara. Solo que en su lugar intentó volver con los demás pero Damon le detuvo con el brazo, apoyando la mano en la pared.

—Estás a la defensiva, lindura. ¿Qué te sucede hoy? ¿Acaso algo te impone dejarme entrar? —musitó bajito, invadiendo su espacio personal y mirándolo de pie a cabeza con intenciones deshonestas.

Sí —sentenció Stiles haciéndose a un lado— Tengo novio.

Ah, ¿si? —Damon frunció el ceño— ¿Lo conozco?

Le hubiese encantado decirle que sí y también quién era, pero no podía darle alas para chantajearlo. Sabía que Damon no era de esos pero tampoco sabía como reaccionaría si se entraba que su novio era Derek.

No. No lo conoces —mintió mirando hacia otra parte y rascándose la nariz.

Mal hecho, porque si algo conocía Damon de Stiles, era que cuando mentía se tocaba la nariz y evitaba mirarle. Pero no dijo absolutamente nada. Sonrió con socarronería y le hizo ademán hacia la sala, para regresar a comer.

...

—¿Y por qué no me lo dijiste al instante? —cuestionó Derek, frunciendo el ceño.

—¿Para qué? No iba a armar un escándalo en casa de mi mejor amigo —expresó el adolescente golpeando la mesa con sus dedos— Vi como le mirabas. Estabas apunto de saltarle al cuello y no quiero saber que hubieras hecho si sabías que me besó.

—Le hubiera partido su cara de imbécil —confesó comiendo sus huevos revueltos con tocino.

—No lo dudo —musitó Stiles muy risueño. Se le hacía sexy el porte celoso del moreno.

—De acuerdo —Derek se puso de pie y se fue a sacar el jugo de naranja del refrigerador. Volvió a la isla y tomó el cubierto del chico— ¿Ves esto? Se llama tenedor —musitó poniéndole enfrente— Cállate y come el delicioso desayuno que tu novio te preparó con tanto cariño.

El castaño se mordió el labio inferior para evitar reír y le tomó del cuello de la camisa para acercarlo y besar a sus labios con un leve mordisco.

—Me gusta como suena —susurró contra ellos.

El sonido de la puerta de la estrada abriéndose les sorprendió, pero Derek volvió a besarle castamente en los labios y luego en la mejilla antes de volver su lugar, y en cuestión de segundos apareció Peter en la cocina, con sus maletas.

La casa del Tío Peter | Sterek | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora