Lily Potter ha vivido bajo la sombra de su apellido, haciendo el papel de la hija perfecta de los Potter, y es que siendo hija del grandioso Harry Potter no se puede esperar menos.
Ella en realidad no es inconforme con su vida, ama a sus hermanos, a...
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He vivido bajo la sombra de mi apellido toda mi vida.
Ser yo no es algo precisamente fácil ni sencillo, sin embargo no me quejo. He vivido una vida llena de amor y de alegría, aun cuando todos esperan que sea la hija perfecta y vigilan cada uno de mis pasos. Por eso me había acostumbrado a vivir de forma tranquila, cumpliendo con lo que debía y haciendo felices a todos, hasta que le vi a él.
Estaba junto a toda mi familia en el primer tributo a los caídos. Habían pasado 25 años desde que mi padre había derrotado al ser mas maligno que el mundo mágico enfrento alguna vez. Para este primer holocausto habían escogido la casa de mis abuelos paternos en el valle de Godric, la cual el magisterio había terminado por demoler para construir un obelisco en el cual estaban todos los nombres de los hechiceros, brujas y muggles que habían muerto desde que Voldemort había aparecido hasta el día de la batalla de Hogwarts. Justo en la cima del obelisco había una llama que jamás se apagaba y que todos decidieron llamar "La Llama del Fénix" debido a la inmortalidad de estas creaturas.
Ese día, miles de magos llegaron de todas partes del mundo y comenzaron a reunirse alrededor del monumento y justo cuando el reloj dio la media noche, levantaron sus varitas en el silencio más reverente que nunca jamás existió en ningún lugar. Todo sucedió con una solemnidad tal, que era imposible no sentirse abrumada por todo lo que ocurría y por ende no me fije en él hasta que mi prima Rose me golpeo con su codo sin querer. Mire a mi prima creyendo que necesitaba algo y cuando quise volver a mirar hacia el cielo, donde la conglomeración de varitas hacia parecer que un montón de estrellas se encontraban a poca altura, me tope de lleno con su mirada. Y en fin, allí estaba, Alto, rubio, con los ojos azules de su madre y la delgada y estirada figura de su padre.
James Malfoy.
Sentí a mi padre moverse a mi lado y pararse en un pequeño estrado al lado del obelisco para comenzar a hablar. Hablo sobre la importancia de ser valientes en los tiempos indicados y un montón de cosas más que mi cerebro no registro por estar distraído en James Malfoy. Y entonces, el mundo desapareció a nuestro alrededor. Deje de escuchar los susurros de los magos a mi alrededor, luego deje de fijarme en las personas y por último, solo quedamos él y yo, atrapados en un universo paralelo del que fui sacada cuando mi hermano Albus tomo mi mano para guiarme hacia el translador de nos llevaría a todos a casa.
-¿Qué sucede contigo? –murmuro al ver que parecía estar en un transe
-No sé de que hablas.
Trate de caminar más rápido hasta que mi hermano volvió a alcanzarme.
-No te hagas. Vi como Malfoy y tú se lanzaban miraditas durante toda la noche,
-Cállate. Eso no es cierto. –Maldición si no lo era. Algo tenía que estar definitivamente mal conmigo como para permitir quedarme tan embobada con el idiota de James Malfoy. Yo sabía toda la historia que había entre su padre y el mío, y aun cuando sabia que muchas de las decisiones que Draco Malfoy todo durante los años más críticos no eran totalmente tomadas por decisión propia, no podía dejar pasar el que ayudara en el casi asesinato de mi padre y el la muerte de miles de estudiantes de Hogwarts.
