Rápidamente Alex susurra cerca de su reloj pidiendo refuerzos mientras mantiene la mirada fija hacía arriba a la terrible criatura. Wallen Albtraum era una criatura mitológica inexistente según el consejo de la sección de historia. Una criatura capaz de comerse tu alma sin le permites entrar en tu mente, te causa las peores pesadillas utilizando tus propias emociones en tu contra por si no fuera suficiente con mirar su espeluznante aspecto. Se dice que mientras mantengas fuerte la mirada y concentrado en no caer en su trampa todo saldrá bien, por desgracia tiene demasiados ojos y debes estar al tanto de cada uno de ellos, y si no le miras podrías alterar tu sistema nervioso liberando acetilcolina, lo cual provoca el alimento favorito del Wallen… El miedo. Esto es automáticamente la muerte instantánea pues en un abrir y cerrar de ojos se acerca a ti y sustrae rápida pero dolorosamente, hiriendo cada punto, el sistema nervioso.
–Quietos chicos… esperen la señal, Saint?
–Todo listo señor, espero la orden.
-apuntando el Katrer S02, un arma plasmática, hacia el Wallen, tenía su típica mirada de determinación en el rostro.En un momento de debilidad MidFox teme, y tal como descrito la criatura está frente a ella en nada, Alex interviene, de nuevo, colocando ambos brazos en frente tratando de frenar el impacto, puesto que ella no tiene miedo no recibe el mismo daño, pero si unas heridas profundas en ambos brazos.
–¡Dispara!. -grita en desesperación, sin embargo sostiene una feroz mirada ante la criatura.
Saint de inmediato jala el gatillo y el lugar es inundado por una luz cegadora por unos instantes, el Wallen no parece retroceder, es herido gravemente pero antes de desaparecer gira violentamente uno de sus brazos en dirección a Alex, quien en última instancia rodea con sus masacrados brazos a MidFox para protegerla del impacto contra las rocas dando como resultado, a pesar de su avanzada armadura, 6 costillas rotas y una fractura en la espalda, varias heridas alrededor del cuerpo le hacían sangrar a más no poder, con la chica zorro en completo shock e incapaz de hacer nada y el General en ese estado, a Saint no le quedó más opción que cargar con pesar a sus compañeros de vuelta a la nave. Introdujo las coordenadas, sin embargo la nave se negaba a despegar.
–Maldita sea! Vamos porquería, enciende!. -las interferencias de energía eran demasiado poderosas, Alex intentó levantarse por un momento del asiento.
–General! No se sobre esfuerce por favor. -intentó recostarle de nuevo sin rozarle demasiado las heridas, tarea por supuesto imposible.
–Llévame… a la sala de laboratorio... -susurró.
–Pero Ridox… no estás en condición de hacer nada justo así! Deja que yo me encargue.
–Gracias… pero... aun no deseo morir, ja! Como si… uh pudiera. -tosió sangre un par de veces. –Es una orden, hazlo de inmediato.
Así fue, Saint, aún en contra de su voluntad, le recostó en una de las camillas, conectó y encendió las maquinas. –Esto te dolerá y lo sabes… no creo que puedas soportarlo. -sostenía una aguja que debía ser introducida en la espina dorsal del tripulante.
–Solo hazlo. -soltó de manera fría seguido de terribles gritos que desgarrarían el alma de cualquiera. Pronto la nave comenzó a moverse y tomar rumbo, pero Wallen aún seguía ahí, esperando poder conseguir su ansiada venganza después de haberle sido arrebatada casi la mitad de su cuerpo, saltó y golpeó bruscamente la nave haciendo que ésta chocara contra un muro afilado de rocas.
En un último esfuerzo Alex torció sus brazos para poder mover más rápido la nave la cual respondió de inmediato despegando hacia la ruta escrita anteriormente por Saint, por supuesto el cuerpo ya había recibido entrenamiento necesario para soportar ese tipo de dolor en situaciones de emergencia.
Unas horas después en el CEI.
–Increíble, logró sacar la nave de ahí a pesar de su mal estado?... Pero como pudieron… ¡¿Quién diantres les envió ahí a estos muchachos?! Fue una estúpida locura, son solo niños! -el mayor de los ancianos del consejo estaba realmente furioso ante tal suceso. –Lleven a este jovencito y a su tropa a la enfermería de inmediato y trátenles lo más rápido posible, necesito investigar algo.
Puesto que era otra dimensión, además de criaturas que desbordaban los límites de la imaginación así también existían dispositivos y medicinas con las que pasaba lo mismo. Las heridas y el daño recibido por el cuerpo de Alex fueron curados en cuestión de minutos, sin embargo debía guardar reposo para darle tiempo a sus células de recuperarse. Tenía todo el cuerpo vendado y permanecía descansando en su camilla. Fue entonces que llegaron sus compañeros a visitarle. Después de algunos regaños y agradecimientos ambos dieron paso al señor Mredeufi, quien tenía serios asuntos de los qué hablar.
–Escuché que apenas lograron escapar…
El anciano y el equipo mantuvieron una larga charla en la que fueron desvelados los misterios detrás de las misión suicida, finalmente llegada la hora de descansar el anciano se retiró con un semblante pesado dejando atrás a unos soldados confundidos.
–A qué vino tanta palabrería?... Me pregunto qué le preocupaba al anciano. -dijo el chico albino con curiosidad.
–Lo importante es que Skrati se encuentra bien, no sé qué haría si lo hubiéramos perdido…- estaba a punto de llorar. –¡Idiota! ¿¡Por qué me salvaste!? Mira cómo has quedado. -se recostó en la camilla y se quedó así un largo rato aprovechando la oportunidad.
Así fue como, luego de una difícil jornada, Alex regresó a casa en donde alguien le esperaba, algo preocupante ya que ella aún cargaba varias vendas encima y a esa persona definitivamente no iba a gustarle para nada esa imagen.
Unas horas más tarde en casa de Alex
– Sam, no es lo que piensas. -levantó sus manos a la defensiva mientras retrocedía, Samay le miraba furiosa por lo que veía, a pesar de estar de estar siempre seria por dentro temía por lo poco de vida que le había sobrado.
–Desde cuándo regresas a casa como si te hubiera atropellado un maldito tren!? Y por qué demonios no estás descansando! -dado que ellas eran como hermanas era normal preocuparse una por la otra, sin embargo… Samay solía ser muy violenta. –¡¿Me vas a decir qué pasó?! -se acercaba para aplicarle una “casi” estrangulación carótida, claro que Alex podía esquivarlo fácilmente pero no lo hacía porque sabía que de alguna manera se lo merecía.
–No, no esper- ¡¡AHH!! Duele!!.- finalmente cayó de rodillas quejándose del dolor.
–¿Decías?... -esa mirada fría siempre le ponía los pelos de punta, no podía callarse cuando le miraba así.
–Está bien pero ya suéltame, ¡auch! -fue arrastrada de una oreja hacia la sala para tomar asiento, Samay debía saber que esto iba para largo. –No fue nada grave, solo fue una pelea… -al decir esto solo se ganó un zape seguido de un jalón constante de mejillas. –¡Argh! Está bien, está bien… no fue nada de eso, fue algo mucho peor que para tu desgraciada curiosidad no revelaré, lo siento. Diré solamente que trabajo para una organización secreta. -al confesar esto se ganó una mirada de preocupación y resignación.
*suspiro*–Bien… como quieras, al fin y al cabo es tu vida y no tengo por qué meterme en ella. -dicho esto se levantó mas no pudo retirarse ya que le retenía un fuerte agarre.
–No puede ser… ya te enojaste? -mantenía esa mirada seria que le caracterizaba. En respuesta recibió una mirada fría y vacía, acto seguido aflojó en agarre y le dejó ir. No podía retenerla cuando la miraba así, pero no quería que esa persona tan especial se enojase como aquella vez que pasaron dos semanas sin hablarse, puede parecer poco pero para ellas fue una eternidad de sufrimiento. Se levantó del sillón, le alcanzó y abrazó por la espalda recostando la barbilla en su hombro. –No te vayas… -alcanzó a decir en un tono casi imperceptible.
–Idiota… no quiero que mueras… -respondió mientras correspondía al abrazo.
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Un sueño, una aventura
Science FictionLa historia de alguien que no sabía quién realmente era La imaginación y lo sueños son su mejor arma La angustia y la ansiedad no lo detendrán Este es el diario de un joven transexual, narrado como una historia de su inmensa imaginación.