🎄#1-Continuación.

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♥Me prometí no volver...

~Indonesia~

Alec fue el primero en saltar en el portal, y yo detrás de él.

En cuanto puse un pie en el lugar... Mil sentimientos se apoderaron de mí, aunque esto fuera muy diferente a como lo recordaba...

Cuando me fui, la gente era seria, las calles eran pequeñas... Aunque claro, eso fue hace más de 400 años.

Ahora la gente parece tener prisa, y los que no, ríen con sus hijos o con sus amigos.

—Wow, esto está repleto.

—Oh, Alexander, y eso que vives en Nueva York.

Empezamos a recorrer el lugar, e inmediatamente nos dimos cuenta de algo: aquí, el comercio es más importante que la tradición.

Debí imaginármelo. Realmente, aquí hay muchas culturas, y las más importantes, son los propios indonesios (que a pesar de ser uno de ellos, los siento muy lejanos a mí), musulmanes y chinos.

Los chinos conquistarán el mundo algún día, estoy seguro, y ustedes se acordarán de mí.

De hecho, los chinos indonesios tienen ya su nombre: CBI (Chinese Born in Indonesia), porque como ya les dije, son demasiados.

Esto está tan lleno de mundanos, que no llegan a mi cabeza los recuerdos que hubiera esperado, sólo el sentimiento de que me empujarán en cualquier momento, así que vengo cuidando mi espalda y la de Alexander.

Presidente Miau (que decidió acompañarnos), está sujeto a mi pecho, escondido en mi chamarra y con sus garritas encajadas en mi playera.

Me vieran. Con una mano sujeto la de Alexander y con la otra, sostengo a Presidente de su espalda para que no se caiga, parezco tener dos niños a mi cuidado.

Salimos de la plaza en la que aparecimos, y llegamos a las calles, que, a pesar de estar muy transitadas, se puede respirar con mayor facilidad.

¿Pero qué más hubiéramos podido esperar, si hemos llegado en la noche del 24 de diciembre?

Las tiendas están siendo atacadas por los compradores en busca de las mejores ofertas. La desesperación se ve por parte de consumidores y comerciantes.

Porque juro que jamás en mi vida había visto un musulmán vendiendo velas navideñas.

Me recuerda a esa ocasión, en la Primera Guerra Mundial, en que las tropas inglesas y alemanas, hicieron la paz por un par de días para celebrar la navidad juntos. Fue algo realmente significativo.

—Creo que ésta época sí tiene algo especial.

Entonces me doy cuenta de que lo dije en voz alta.

—¿Si? Lo dices por la gente que convive sin importar qué ¿no?

—Hum... Tal vez.

—O quizá estés hablando del musulmán de las velas.

Reí ligeramente.

—Eso es más probable.

Encontramos una calle más tranquila y nos sentamos a descansar ahí.

—Uf, definitivamente, esto no es como hace 400 años.

Presidente dejó de apretarse contra mí, y empezó a caminar sobre nuestras piernas, tratando de ver cuál se le hacía más cómoda. Al final se recostó entre nosotros con las patas hacia arriba, y Alexander le rascó el cuello.

Cuéntame un Cuento, Magnus...Where stories live. Discover now