Capítulo 12: Preocupaciones.

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Matsuri se encontraba en la que ahora era su habitación, desde que se había ido a vivir con Gaara y comenzaron su relación aún no definida ella traía la cabeza en las nubes. Le parecía divertido, pues parecía que ellos en vez de comenzar gustándose y haciéndose novios, iniciaron su formar sus lazos teniendo un hijo y casándose, cosa que se supone debía hacerse al final, pero para ellos funcionaba así. No tenían mucho tiempo para verse, debido a las obligaciones del pelirrojo, pero el tiempo que pasaban juntos, siempre terminaba siendo hermoso.

Caminó de la cama y paró frente a un largo espejo, levantó un poco su camiseta para lograr apreciar su abultado vientre que hacía del hogar de su pequeño hijo, se imaginaba como sería. En alguna ocasión Gaara le había comentado que le gustaría que se pareciese más a ella, pero a su forma de pensar le encantaría tener una pequeña personita pelirroja con los ojos aguamarina paseando por su casa, sería como tener a su esposo cerca de ella pero en miniatura.

Sonrió y se sonrojó pensando en ello con ternura, aunque también se sorprendió por pensar en el Kazekage de esa manera: "Mi esposo", que bien sonaban aquellas palabras.

Se posicionó de perfil y acunó su voluptuoso vientre de seis meses con ambas manos aun con la camiseta levantada, y empezó a tararear una dulce melodía soñando despierta.
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El pelirrojo se dirigió a su habitación tan pronto llegó a su hogar, solamente le avisaría a Matsuri que estaba para que no se asustase si escuchaba algún ruido, ya que él seguía durmiendo en el sofá. La verdad era que cada mañana que se levantaba su espalda crujía indicándole que extrañaba su cama, pero luego de reflexionar llegaba a la conclusión de que la castaña había cargado a su hijo por seis meses y todavía le faltaban otros tres, y a pesar de ello jamás la escuchó quejarse. Si ella podía aguantar tanto, eso no era nada comparado.

Al llegar a su destino encontró la puerta medio abierta, y observó a la kunoichi. Ella aún no se había percatado de su presencia y sobaba su vientre con vehemencia mientras entonaba una bonita sinfonía. "Se ve hermosa" pensó el Kazekage, ya que lo pensaba, ella siempre fue atractiva, no solo por su esbelta figura sino también por su extrovertida personalidad, pero ahora que la veía con el estómago grande y ese brillo en sus ojos, pareciese como el ser humano más bello del universo.

Tocó una vez y abrió la puerta completamente, se sorprendió al ver como su ex alumna se bajaba la camiseta con vergüenza de un movimiento.

-G..Gaara, me espantaste- dijo con la voz temblorosa, realmente le había metido un buen susto, pero otro pensamiento la puso muy nerviosa.

-¿Por qué te tapas?- preguntó el inocente y con la mirada confusa. La castaña bajó la mirada un poco avergonzada por su comportamiento.

-E..es que..- de repente volvió a ser aquella tímida alumna del Kazekage, dio una gran calada de aire y continuo lo más fluido que pudo- y..yo tengo marcas.

-¿Marcas? ¿Por qué? ¿Es algo malo?- el muchacho enseguida se posicionó a su lado preocupado porque algo le pudiese pasar a ella o a su bebé.

-N..no, es solo que, cuando una mujer se embaraza la piel se estira y quedan marcas en ella, y...- dijo casi en susurró, sintiéndose culpable por haber preocupado al chico.

-Y te da vergüenza que yo las vea- terminó la frase el pelirrojo, en parte aliviado porque no fuese nada grave y en parte conmovido por la actitud la chica.

Matsuri asintió y desvió la mirada. Realmente era difícil estar embarazada, en un momento estaba feliz y al otro triste, por un rato tímida y al siguiente extrovertida; su cuerpo cambió de muchas formas y patrones, quería ir al baño a cada rato y le dolía bastante la espalda. Pero había algo que le daba más miedo que todo: el parto. Claro que nunca dijo nada por no agobiar a Gaara, que suficientes preocupaciones tenía tratando de cuidar a la Aldea entera.

El pelirrojo se acercó aún más a ella y se hincó frente a su vientre, quitó la tela que lo cubría rezando por no incomodar a la chica y lo observó.

Que extraordinario le parecía todo aquello, tener a su hijo dentro de ella, no pudo encontrar a alguien más perfecta. Ella era impresionante y poco le importaban las marcas o manchas que el embarazo pudiese dejarle, siempre sería maravillosa ante sus ojos. En ese instante le plantó un beso a su barriga. La kunoichi ahogó un gritito de sorpresa para transformar su mirada a una que emanaba ternura.

De pronto todos sus temores se habían esfumado, y todo por aquel dulce y pequeño gesto.

El muchacho se paró y se dirigió hacia la puerta sin decir otra palabra, hasta que la voz de su esposa lo detuvo.

-Gracias- dijo suavemente, como si temiese que fuese un sueño- G..Gaara, q..quiero que duermas conmigo- continuó la chica.

El muchacho la miró y se dispuso a acostarse. Ella lo siguió y se abrazó a su pecho, acción que lejos de incomodarlos mutuamente, los hizo sentir una calidez y sensación de protección impresionantes.

Y se dieron cuenta de algo importante: Todo era bello en compañía del otro.

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Holaaa, capítulo 12 listo!! lamento no actualizar seguido, es solo que soy demasiado floja y se me va la inspiración, pero intentaré hacerlo ahora que tengo vacaciones. 

Feliz Navidad a todos, espero que la hayan pasado muy divertida y cálida al lado de sus familias y amigos, gracias por leerme siempre y por tanto apoyo, cuando estoy triste a veces ustedes son mi sustento.

Los amo:)

Por una noche... [GAAMATSU]Where stories live. Discover now