Capítulo 1.

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No mentiré estaba aterrado. Esta mañana he visto en las noticias que han internado a un chico de una escuela, cercana a la mía, debido a que tenía varios huesos rotos y ambos riñones gravemente dañados debido a los golpes que le había hecho una pandilla de idiotas.

Recuerdo como ayer, por suerte, pude salvarme de la aporreada que me hubieran puesto de no haber escapado. Por lo que hoy tenía mucho miedo.

Flashback.

—¡Hey, marica! —gritó alguien al final del pasillo, alguien a quien ignoré.

Necesitaba guardar mis libros para poder irme a casa por fin. Al abrir mi casillero cayeron muchos papelitos de colores; claro estaba que no era una sorpresa agradable. Tomé unos cuantos, sólo para darme una idea de lo que decían, y los leí. "Marica" "Gay de mierda" "Nenita" "Princesita Styles" "Harry Gay Styles" "Preséntame a tu novio, Gay". Suspiré tratando de verme fuerte, pero la nariz me picaba y sentía los ojos llenos de líquido; parpadeé hasta que los sentí secos y sorbí mi nariz, dispuesto a hacer como si nada pasara y seguir mi vida.

Metí los libros al casillero y saqué los que necesitaba para mi tarea para después guardarlos en mi mochila anaranjada. Cerré el casillero, me puse la mochila por ambos hombros y caminé a la salida.

—¡Nenita! ¡Necesito que le ayudes a mi hermana, no sabe que vestido ponerse! —gritó entre risas el mayor de la pandilla.

—¿Qué quieres? —le miré retante cuando estuvieron frente a mi, aunque por dentro temblaba tal cual gelatina.

—Bueno, hoy no te quitamos la comida, ni hemos sacado las cosas de tu mochila... Así que creo que sabes perfectamente lo que queremos —gruñó Jake, el "lider".

—L-lástima —tartamudeé—. Será después.

Y sin más me di la vuelta y comencé a andar. Obviamente escuchaba sus pasos detrás de mi, pero hacía mi mayor intento por ignorarlos. Aumenté mi paso cuando escuché que sus pisadas se hacían mas rápidas, y un segundo después me eché a correr. Corrí hasta mi casa y entré bastante agitado, el pecho me ardía y me faltaba el aire. Me desplomé en un sofá por, quizá, diez minutos hasta que sentí a mis pulmones y mi respiración volver a su estado normal.

Fin del flashback.

Traté de esconderme con la puerta de mi casillero al ver que toda la pandilla venía, pero me gané un golpe contra tal, sintiéndo un dolor agudo cruzar por mi frente y algo líquido chorrear. Sangre.

—¡Miren! ¡A Styles le ha llegado la regla por la frente! —carcajeó Tom.

Ingoré sus estúpidos comentarios y seguí guardando mis cosas para sacar las de la siguiente clase, limpiándome repetidas veces la sangre que se acumulaba en mi ceja izquierda. Cuando saqué todo me desquité con el casillero, cerrándolo con bastante fuerza, y fui al baño a limpiar la herida. Ardía bastante, por lo que tuve que ir a la enfermería. Estúpida enfermería. Simplemente me checaron y me pusieron una vendita

—¿Con qué te hiciste esto, cariño? —preguntó la enfermera.

¿Debía decir como fue realmente, o mentir? Si digo la verdad van a ponerles expulción a todos y sabrán que fue mi culpa. Mejor no arriesgarse.

—Yo... ehm... choqué con la puerta de un casillero —mentí.

—Ay, cielo. Ten más cuidado a la próxima.

¿Habría una próxima vez? Me quedé helado por un momento.

—Claro —murmuré y salí.

Tenía la clase más ilógica en este momento: Estudio de los Derechos. Estudio mis derechos cuando diariamente sufro de bullying. Genial. No había otra clase que odiara más que ésta; simplemente la odiaba. Entré y, para mi mala suerte, ya estaba el profesor. Ignoré su regaño, como siempre, y fui a mi lugar que se encontraba casi al frente y al centro de la clase. Blanco de los aviones de papel o bolitas humedecidas en quien sabe qué.

Thank You, Internet // Larry Stylinson. (PAUSADA)Where stories live. Discover now