*Narra Sandra*
Habíamos quedado en casa de los padres de nago a la 13:30 y ya eran las 15;00, habíamos tardado bastante y nada más abrir la puerta su padre nos lo echó en cara .
- Nagore hija, por que habeis tardado tanto mientras tanto me miraba con cara de pocos amigos.
- Aita es que entre que hemos parado de vez en cuando a tomar un café y descansar, y también hemos dejado el equipaje a casa.... se nos a echo un poco tarde .
- Como que en casa, ¿en la que te dejo la abuela cuando falleció?
- Si,esa casa, os recuerdo que ahora es mia
-Si claro, pero pensaba que te quedarías aquí, con tu familia.
-Nos quedaremos solo un par de días, no montes un drama papá
Yo estaba observando las caras que ponía el padre de Nago, no parecía estar muy alegre de que su hija estuviera ahí con ellos, después de tanto tiempo sin verla, no entendía su actitud, ni un simple beso le dio.
Al cabo de alguna tontería que otra que soltó por la boca aquel hombre nos invitó a sentarnos a comer. Su madre en cambio parecía una mujer trabajadora y luchadora, siempre me sonreía cada vez que decía algo.
La comida pasó bastante calmada, y tranquila, por un momento pensé que habría alguna discusión que otra pero no. A Nagore no la veía muy cómoda, la conocía y lo sabía, creo que se ha dado cuenta que no le caigo muy bien a su padre, aunque él a mi tampoco.
-Voy al baño, me dijo Nagore mientras me daba un beso.
Su padre abrió los ojos como si fuera lo más raro que hubiese visto en el mundo, aunque no sería la primera persona, y por desgracia no sería la última tampoco.
- ¿Que tal la televisión? Me dijo como para sacarme algo .
-¿ Perdona?
- Veo que desde que estás con la niña, ¿sales más no?
- Yo sigo haciendo mi trabajo como siempre y si lo que estás insinuando es que me estoy aprovechando de tu hija estás muy equivocado.
