Títulos de nobleza Inglesa III (editado)

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Muy completo!!
En el siguiente libro, Lady Holland es contratada para educar a toda la familia Bronson, con lo cual todo el libro es muy instructivo acerca de la etiqueta inglesa.

DONDE EMPIEZAN LOS SUEÑOS                                             LISA KLEYPAS

—Estoy segura de que ya está familiarizado con los cinco títulos de nobleza: duque, marqués, conde, vizconde y barón.  
—¿Y los caballeros?  
—Los caballeros no son nobles, ni tampoco lo son los baronets.
—Holly se llevó el tenedor a los labios, dio un mordisco a un esponjoso pastel y cerró los ojos durante unos instantes, cuando el crujiente y delicado escarchado se le disolvió en la lengua. Tomó un sorbo de té y luego se dio cuenta de que Bronson la estaba mirando de una forma extraña. Se había quedado inmóvil y la observaba como un gato que acecha en la hierba, alerta al más leve movimiento.  
—Lady Holland —dijo, con voz pastosa—, tiene una pizca de azúcar en el... —Se quedó callado, aparentemente demasiado abstraído para seguir hablando.   Holly se exploró la comisura de la boca con la punta de la lengua, notando un resabio dulce.  
—Gracias —musitó, limpiándose con la servilleta. Cuando prosiguió en tono enérgico, le extrañó verlo ligeramente incómodo y distraído—. Bien, volvamos a los títulos. Sólo un noble auténtico tiene el título por derecho propio. Todos los demás títulos, incluyendo los que posee el hijo mayor del noble, son meros tratamientos de cortesía. Si pasa a la tercera página que le he dado, hay un pequeño gráfico que espero que le aclare las cosas... —Holly se dirigió al escritorio y se puso detrás de Bronson, mirando por encima de su hombro mientras él pasaba las páginas—. Ahí. ¿Tiene sentido para usted? ¿O estoy complicándolo todavía más?  
—No, está claro. Salvo que... ¿por qué no hay tratamientos de cortesía en estas dos columnas?  
Holly se obligó a concentrarse en el papel que le mostraba Bronson, pero le resultó difícil. Estaba a muy poca distancia de él y sentía el fuerte impulso de tocarle el pelo. Aquellos espesos cabellos ondulados tenían que alisarse con un poco de fijador, en especial el mechón rebelde que le caía sobre la frente. Qué diferencia con el sedoso pelo rubio de George. El cabello de Bronson era tan negro como la noche, un poco basto, y se le rizaba ligeramente en las puntas y en la nuca. Él tenía el cuello ancho y musculoso, y parecía tan duro como el acero. Holly estuvo a punto de rozárselo con los dedos. Horrorizada ante aquel impulso, cerró la mano y le respondió.  
—Porque los hijos de los duques, marqueses y condes pueden poner «lord» o «lady» delante de su nombre, pero los hijos de los vizcondes y los barones son sólo «señor» y «señorita».   —Como su esposo —musitó Bronson, sin apartar los ojos de la lista.  
—Sí, es un ejemplo excelente. El padre de mi esposo era vizconde. Lo llamaban vizconde Taylor de Westbridge, o, de una forma más sencilla, Albert, lord Taylor. Tuvo tres hijos, William, George y Thomas, y los tres fueron «señor Taylor». Cuando el vizconde falleció, hace unos años, su hijo mayor William heredó el título y se convirtió en William, lord Taylor.   —Pero George y su hermano no pasaron a ser «lores».  
—No, se quedaron los dos como «señores».   
—Entonces, ¿por qué la llaman «lady Holland»?
—Bueno... —Holly guardó silencio y se rió pesarosa—. Ahora estamos entrando en un terreno más espinoso. Yo soy hija de un conde. Por lo tanto, tengo el tratamiento de cortesía de «lady» desde que nací.
—¿Y no lo perdió al casarse con George?  
—No, cuando la hija de un noble se casa con un hombre que no lo es, puede conservar su tratamiento de cortesía. Después de casarme, mi rango seguía proviniendo de mi padre y no de George.
Bronson volvió la cabeza y la miró intensamente. Contemplar aquellos ojos insondables desde tan cerca le produjo a Holly un ligero sobresalto. Hasta podía verle las manchitas castañas en las pupilas negras.   —Así que su rango siempre fue superior al de su esposo —dijo—. En cierto modo, se casó con alguien inferior a usted.  
—Técnicamente sí—admitió ella.   Bronson pareció saborear la información. Holly tuvo la impresión de que, por alguna razón, la idea le complacía.  
—¿Qué le ocurriría a su rango si se casara con un hombre corriente? —preguntó de forma casual—. Como yo, por ejemplo.   Ruborizándose, Holly se aparté de él y volvió a tomar asiento.  
—Bueno, yo... yo seguiría siendo «lady Holland», pero tomaría su apellido.   —Lady Holland Bronson.

***

Algo que nunca comprendía bien, y éste relató me lo clarificó, es eso de "él cuarto conde, o el séptimo duque"

¿Qué era lo que contaban?

Aparentemente es la antigüedad del título en número de generaciones. Aquí el fragmento que me lo clarificó en
UN BAILE A MEDIANOCHE
Dancing at midnight
Julia Quinn
1816

"Unos pocos años," contestó John tranquilamente. "Me concedieron el honor por los servicios militares."
"Ya veo." Lady Forthritgth se estiró y cuadró los hombros, preparándose para su auditorio. "Bien, estoy segura de que es usted muy valiente, pero no puedo aprobar este imprudente reparto de títulos. No es beneficioso para la nobleza volverse tan—como lo diría—indiscriminada."

"Lord Blackwood es el hijo de un conde," dijo Belle, calmadamente.

"Ah, no hay nada que objetar respecto a su linaje," contestó su anfitriona. "Pero no debemos volvernos como esos rusos que regalan títulos a diestro y siniestro. ¿Sabía usted que si uno es un duque ruso, todos sus hijos llevan también el titulo de duque? Dentro de poco todo el país va a ser invadido por duques. Será la anarquía. Recuerde mis palabras, el país va a sufrir un colapso, y será por culpa de todos esos duques. "

"Una interesante suposición," dijo Belle, en tono helado. Lady Forthright no pareció notar la irritación de Belle.

"Encuentro todos estos nuevos títulos algo faltos de tacto, ¿no cree?"

Belle oyó como todo el mundo contenía el aliento a su alrededor, esperando con curiosidad su respuesta. Damien apareció a su lado, y ella le dedico una tensa sonrisa.

"Lo lamento, Lady Forthright," dijo dulcemente. "Me temo que no sigo su razonamiento. ¿Su marido es el quinto Vizconde Forthright?"

"El sexto," contestó ella, con aspereza. "Y mi padre era el octavo Conde de Windemere."

"Ya veo," dijo Belle despacio. "¿Así que ninguno de ellos hizo otra cosa para merecer sus títulos excepto nacer?"

"No estoy segura de entender lo que quiere decir, Lady Arabella. ¿Y puedo recordarle que el condado de su familia se remonta varios siglos atrás? "

"Oh sí, le aseguro que soy muy consciente de ese hecho, lady Forthright. Y consideramos el condado como un importante honor familiar. Pero mi padre es un hombre noble porque es una noble persona, no porque posea un antiguo título. Y en cuanto a Lord Blackwood, encuentro que su título es muchísimo más atrayente porque representa la nobleza del hombre que está ante usted, no la de algún antepasado muerto hace mucho tiempo."

"Un bonito discurso, lady Arabella, especialmente para alguien que obviamente disfruta de todas las ventajas de su posición. Pero no del todo apropiado para una dama de buena crianza. Se ha convertido en una intelectual."

"¡Por fin! Un cumplido. Nunca imaginé oírlo de sus labios. Ahora si me disculpa, estoy un poco cansada de esta fiesta."

Belle resueltamente volvió la espalda a su anfitriona, consciente del escándalo que semejantes pésimos modales ocasionarían.

"John, estoy encantada de haberlo visto de nuevo. Espero que me visite pronto, pero ahora debo encontrar a Dunford para que me lleve a casa. Buenas noches."

Y mientras John todavía se tambaleaba por su apasionada defensa, ella lo honró con su sonrisa más radiante y se marchó.

Costumbres de épocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora