010. free (parte uno)

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❝I'm trying really hard not to blame you for this❞

Jungkook escucha la voz del abogado a través del auricular, pero también escucha su corazón latir tan rápido que piensa que se le saldrá del pecho. Justo donde le había disparado a Kim Hyunsoo.

―¿A qué se dedicaba usted, además de traficar jovencitos, señor Min?

―Bueno ―comenzó Yoongi ―definitivamente a algo que no me daba suficiente dinero como para sobrevivir y me orilló a vender muchachos a tipos enfermos, ¿no? No creo que mi trabajo sea muy importante ahora.

El abogado de Yoongi le hace una seña, pidiendo que sea más prudente, que tenga cuidado con lo que dice, pero el acusado sabe que no hay nada que pueda salvarlo, no a él.

―¿Por qué alargan esto? ―pregunta Yoongi―. En vez de dar tanta vuelta al asunto y hacerme preguntas estúpidas para alimentar el morbo, ¿por qué no me dejan contar lo que realmente pasó de una vez?

Las lagrimas resbalan por el rostro de Jungkook, Namjoon toma su mano, pero este la aleja de sí.

Quiere gritar, quiere levantarse y detener a Yoongi, pero no puede hacer nada. Se queda inmóvil, y solo escucha la voz del mayor. Es como si la escena se repitiera una y otra vez. Aquella vez que su vida cambió.

―¿Me amas, hyung?

Jungkook se acomodó en el pecho de Yoongi, sentía el palpitar, y como los latidos de su corazón se habían acelerado después de aquella pregunta.

Yoongi nunca había amado a nadie, y nunca había pensado en hablarle de amor a alguien realmente, y aunque antes lo había dicho de manera esporádica al menor, nunca lo había dicho tan en serio. Nunca lo había sentido tan real.

―Claro que sí, Jungkook, te amo.

Sus labios se encontraron una vez más.

―¿Puedes hacer eso otra vez? ―pidió el castaño.

―¿Qué cosa?

―Besarme así, como si fuera la última vez que vas a besarme. Con esa emoción.

Esta vez era Yoongi quien estaba encima del menor, y mantenía los ojos abiertos porque quería recordar ese momento para siempre. Sus labios juntos, en armonía. Su sabor, su aroma, su tacto. Su Jungkook entregándosele.

El beso era lento, luego apresurado. Era suave y luego con impaciencia. Como si quisiera probar todas las sensaciones del mundo, como si quisiera averiguar todas las facetas de Jungkook. Él yacía bajo su cuerpo, con los labios húmedos y la mirada radiante. En sus ojos estaba todo ese amor que había buscado durante toda su vida.

Y también sus deseos por cambiar todo.

―Hay algo que quiero decirte ―comenzó―. Quiero explicarte la verdadera razón por la que estamos aquí.

Un estruendo silenció a Yoongi.

Sabía bien lo que estaba pasando.

―¿Todo bien? Hyung...

Pero este solo le pidió al muchacho que guardara silencio, de inmediato obedeció.

Observó por la ventana y de inmediato cerró las persianas. Su corazón latía a mil por hora, y estaba seguro de que había empezado a sudar frío. A través de las mismas persianas podía ver las sombras de su destino. Era entonces cuando empezaba a ver su vida pasar en retrospectiva.

―Hyung.

―Jungkook, escóndete en el closet.

―¿Qué? Pero...

―¡QUE TE ENCIERRES, POR UN CARAJO!

Yoongi lo tomó del brazo y apretó con fuerza, era mucho más delgado y menos fuerte que él, pero el coraje le había permitido empujarlo hacia el closet, movió las pocas prendas que había colgado en este y lo miró, hizo una mueca, algo parecido a una sonrisa y luego volvió a reaccionar.

Sacó una de sus maletas y de ahí sacó un arma. No dudó en entregársela al menor, quien estaba ya temblando.

―De ser necesario, úsala. Quiero que uses esta arma si tu vida depende de ello. No te fijes en mí, solo hazlo si tu dependes de eso.

Yoongi volvió a empujarlo dentro del clóset y después todo fue confusión, adrenalina y muerte.

―¿Qué pasó después de que lo encerrara, señor Min? ―Esta vez el tono del abogado no es retador, pero se nota que está interesado realmente en saber que pasó―. ¿Eran ellos?

Yoongi asiente, y Jungkook ya no puede aguantar más, siente que en cualquier momento se va a desvanecer.

―Sí, tumbaron la puerta. Y entraron unos hombres, supongo que eran nuevos.

―Antes de continuar con los hechos de aquella noche, quiero que me diga una cosa, señor Min... ¿Cómo es que terminó involucrándose con ellos? ¿Cómo fue que las cosas terminaron en muerte?

Yoongi aguarda unos minutos antes de seguir hablando.

Y luego ve el cuerpo de Jungkook desplomado en el suelo.


Yoongi quiere levantarse y correr hacia donde está su Jungkook, pero no lo hace, porque él hizo una promesa y está dispuesto a cumplirla.

Solo observa como los paramédicos entran a la corte y se llevan al menor, el juez hace una pausa y se asegura de que todo esté bien para poder proseguir. Namjoon les asegura que es solo un desmayo y que el se mantendrá en su lugar.

Son los padres de Jungkook quienes le acompañan hasta que este recupera la consciencia.

―¿Cuál era entonces el modus operandi de su red, señor Min?

―No era mi red, era una red para la que yo trabajaba.

―¿En donde el líder era el señor Kim?

Yoongi asiente. Y espera a que la próxima oración le sea traducida.

―Empecé a trabajar para él hace unos años. Supongo que me conoció en uno de mis peores momentos, era joven y quería dinero fácil, fue a punta de pistola la primera vez, así que terminé accediendo a trabajar con él, después fue la costumbre. Trabajaba en bares, en clubes, incluso en cafés, lugares donde pudiese encontrar jóvenes y una vez que lo hiciera, ellos se encargaban del resto, la mayoría iban hacia el extranjero, pero eso era algo que estaba fuera de mi alcance, yo solo me encargaba de conseguir los chicos y recibir el dinero. Es todo.

Jungkook regresa cuando termina de hablar, pero aunque busca su mirada, Yoongi no hace más que mirar al suelo.

Oh, como va extrañar los ojos de Jungkook.

―¡Jungkook? ―exclama el mayor―. Jungkook, joder, ¿estás bien? Dios... Jungkook.

Esa sensación de adrenalina sigue en él, y todo es una mezcla de imágenes: la expresión de Yoongi, quien toma su mano ensangrentada, no está seguro de quién es; la del hombre con una bala en el corazón y el chico que Yoongi acaba de tocar, cuyo nombre desconoce; por otro lado, las luces neón... El morado del motel, el azul y el rojo de la policía.

Yoongi lo toma entre sus brazos, y empieza a besar su frente y luego es abruptamente separado de él.

Para cuando acuerda, Yoongi esta boca abajo en la cama, con sus brazos en la espalda y a punto de ser esposado. Él también tiene esposas, y luego cada uno es llevado en diferentes patrullas.

Jungkook está atónito y espera, de todo corazón, que Yoongi tampoco sepa que es lo que sucede. 

«burden» ; yoonkookWhere stories live. Discover now