Capítulo 1

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(...)

-Esto es una maldita mala idea- le digo a mi mejor amigo, mientras él forcejea con la vieja perilla de la mansión.

-No seas aguafiestas Anni- responde, suena un "Clic" ahí es cuando la puerta se abre.

-Horacio hablo en serio.

-Anni sólo es un poco de abracadabra, ¿cuál es el problema?- pregunta mi mejor amiga con una sonrisa burlona.

-Kary la mansión está embrujada, además abandonada.

-Anni cálmate, solo será un vistazo.

-Ustedes están locos, no sé por qué me deje convencer de esta estupidez- ellos entran y yo detrás para vigilar que no les pasará nada.

Hoy era Halloween, lo niños disfrazados corrían de allá para acá, odio está época del año. Bueno yendo al grano, en la ciudad en la que vivo hay una mansión muy antigua, data de la época victoriana. Dicen que estaba embrujada y que una entidad demoníaca se escondía tras sus muros de piedra. La mansión quedaba arriba de tres escalones hechos de concreto, con dos enormes gárgolas a sus lados. A mis queridos y estúpidos mejores amigos, se les había ocurrió la grandiosa idea (noten el sarcasmo) de venir a visitar la mansión. Y yo como la buena estúpida que soy, los seguí.

-Vamos Anni ¿piensas quedarte ahí afuera?- me llama Kary.

-No entraré allí, ustedes están locos- Contesté

-¿Quién es más loco, el loco en sí o el loco que lo sigue?

-Chicos, vámonos por favor- les suplico, y es que esta casa, no sé por qué pero me da mala espina. Un escalofrío me recorrió al entrar al vestíbulo, se me puso la piel de gallina, mi respiración empieza a ser más agitada. La mansión es grande, al frente unas escaleras de caracol, a la derecha algunos muebles viejos con plásticos encima. El olor a polvo y humedad me hizo tapar la nariz con el antebrazo- Huele mal- les digo a ninguno de los dos en especial.

-Será porque está abandonada, Annia- Puntualizó Kary como lo más obvio.

-Ja... Ja... Muy graciosa- Los chicos empiezan a caminar de un lado a otro, la madera del piso crujió bajo mis pies y me hizo poner los pelos de punta, los nervios aún no se iban y mientras más caminaba sentía que el aire me faltaba. En la sala de estar había una pequeña mesa de centro muy antigua, de madera fina color marrón, llena de polvo. A unos quince metros una puerta y al lado de está un nochero y un cuadro colgado en la pared.

Me acerque a él, con la manga de mi camisa limpie el polvo que tapaba el retrato. Era una mujer pelinegra, de piel blanca, ojos grises, traía una gran sonrisa en su rostro de porcelana. Jamás en mi vida había visto una mujer tan bella, para mí éste cuadro representaba la inmortalidad, el amor y la felicidad, ésta miraba por la ventana como si esperase a que su enamorado llegue pronto. Hipnotizada por la bella foto perdí de vista a los que se hacen llamar mis mejores amigos, una rata pasó por mis pies y me hizo saltar y pegar un grito digno de una película de terror, si lo vemos en otras perspectiva, pues en realidad esto está cerca de convertirse en una. Veo salir a Horacio y Kary de una puerta y correr hacia mí.

-¿Anni qué sucede?- preguntaron en unísono.

-Una maldita rata casi me hace poner un pie en el otro mundo- Contesté con una mano en mi pecho.

-Menudo susto el que nos diste, Annia pensamos que era un fantasma o algo así- refunfuña Horacio.

-Estoy bien, gracias por preguntar.

-Horacio creo que ya fue suficiente, es hora de irnos- opina Kary.

-Por fin alguien con cerebro- Digo burlona y Kary me lanza una mirada fulminante

Lucifer (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora