1| Amor a primera riña.

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Un día no muy soleado azotaba la insegura ciudad, una curiosa y melancólica castaña sentada en su pupitre miró por la ventana cerrando así su campo auditivo ignorando las palabras de su profesar, fuera del edificio se contemplaba el parque donde un gran árbol meneaba sus hojas al son del silencioso viento. Momentáneamente regresó su mirada a Lucas quien desde años atrás había sido su único amigo, el rizado muchacho arrugó la nariz con una sonrisa cálida sabiendo en su interior que la niña estaba fantaseando en cómo sería estar recostada en el pasto charlando como habitualmente lo hacían los domingos.

La campana sonó anunciando que cada quien debía regresar a casa para cumplir con las tareas asignadas, otra mañana de estudio que no la dejaba del todo satisfecha, ¿Aún debía soportar esa tortura de escuela? Su último año cada vez lo sentía más y más lejos de su graduación.

—¿Por qué la cara de odiarnos a todos?—Molestó Lucas acercándose.

Un chico muy amable y agradable, sus pecas lo hacían mucho más amistoso de lo que a simple vista ya era.

—Tengo que llegar rápido a casa.

—Si no te molesta, podría acompañarte.

La fémina agradeció cordialmente, mientras caminaban observando cómo el cielo cada vez tomaba un color anaranjado, Alessia sonrió de lado observándolo mientras deleitaba su oído con el cantar de los pajaritos. Pronto una mueca estalló en su rostro cuando escuchó el frenazo de una moto a tan sólo unos metros de ellos.

—¿Eres imbécil? ¡Fíjate por dónde caminas!

La gente seguía siendo cada vez más grosera, ¿En dónde estaba? Ah sí, a tan sólo unos metros de su apartamento.

—¡¿Y qué me vas a hacer mocoso?!—Otro chico vestido con ropa rasgada similar al motociclista se burló a pesar de que era obvia la poca diferencia de edad que tenían.

¿Una riña en plena vereda?

—Vámonos por otro camino.—Lucas la sujetó de la muñeca pero eso no era suficientemente para retener la curiosidad de Alessia quien asomó un poco su cabeza teniendo mejor vista del panorama.

Sus ojos nunca vieron a un chico como el, quedó boquiabierta cuando observó que el joven de azabaches hermosos tomó a un sujeto por el cuello.

—¡La próxima vez que te vea por aquí  no dudaré ni un segundo antes de romperte cada hueso!

¿Porqué aquel acto tan desquiciado le parecía tan fascinante? Tal vez por el hecho de que así podía salir por tan solo un instante de su burbuja a la cual llamaban "vida"

—¡Ya, Finn!—Otro chico con el cabello alborotado se acercó al que parecía ser su amigo, calmándolo.

—Ustedes lárguense de aquí, no hay un circo.—Viró a la chica curiosa y su amigo que estaba muriendo del miedo internamente.

Su delgado cuerpo, su rostro, su cabello lleno de rulos, la chica se estremeció ante el amenazante joven.

—Vamos.—Lucas no dudó el darle un tirón del brazo arrastrándola lejos de aquel lugar.

Era interesante, un chico tan estimulante como el, totalmente opuesto a ellos era algo que no te encontrabas por ahí a diario.

Era interesante, un chico tan estimulante como el, totalmente opuesto a ellos era algo que no te encontrabas por ahí a diario

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Serendipia |Finn Wolfhard.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt