17| Libertad.

3.8K 384 86
                                    


Ahí estaba aquella castaña que a pesar del tiempo que había pasado lejos de esa ciudad donde tanto daño le habían causado, tenia ganas de regresar  hacerle saber a sus amigos que estaba bien y que los pensaba casi todas las noches.

—Alessia.–El hombre habló.—Lucas llegó... ¿De verdad quieres ir a esa ciudad?

—Si, quiero ver a mamá... Esta rehabilitándose de las drogas después de todo, sería lindo conversar sobre su proceso.

—Bien.—Su progenitor se acercó besando así su cabeza.—Quiero que me llames si lo necesitas, estaré pendiente del teléfono no dudes en que tomaré el primer autobús para verte.

—Todo estará bien papá.—Sonrió antes de darse un retoque de maquillaje e ir con Lucas.

—Cuídala Lucas.—Advirtió.

—No se preocupe, suegro.—Bromeó provocando un falso enojo en el.

—Bonito auto.—Alagó Alessia al subirse.

—No tan bonito como tú.

La castaña soltó una risa nasal antes de subirse al asiento de copiloto, Lucas hizo lo mismo prendiendo su auto y comenzando a conducir, el viaje a era entretenido con música a máximo volumen, contándose el uno al otro sobre que habían hecho durante todo el tiempo que no se habían visto.

—Mi estómago hace "Grr"—Alessia habló.

—Estoy igual pero no creo que haya algún paradero por aquí.

Cerca de la ciudad, había un establecimiento de 24 horas por lo que la castaña miró a su amigo con victoria.

—Eres una maldita suertuda.

—Gracias.—Sonrió mientras el estacionaba el auto.—Anda por algo de tomar y comer, revisaré que todo esté en orden. No quisiera quedarme tirado antes de llegar.

—De acuerdo...—Alessia tragó saliva mirando el lugar, lo recordaba tan bien y con tanto odio.

Entró observando, algunas cosas seguían iguales, y como lo supuso no había nadie en el lugar, en la mesa de billar un grupo pequeño de personas jugando pero no le importó, estaban lo suficientemente lejos como para notarla.

—Para llevar, por favor.–Habló con el joven que la había atendido.—Gracias.

Al voltearse su cuerpo se tensó, sus piernas no respondían y sus ojos por un momento se sintieron secos ante la falta de pestañear. El chico de rizado cabello que estaba frente a ella, con una pequeña sonrisa delineada y el mismo aura calmada que siempre tenía.

Quizás la sorprendió pero no era la persona que esperaba encontrar.

—Vamos, déjame pagar esto por ti.—Le dió unos billetes al chico.

—Jack...—No sabía como saludar al amigo de la persona a la que después de todo había abandonado a pesar de que el había hecho todo por mantenerla segura. Sentía hasta vergüenza de verlo y curiosidad de preguntar por Finn.

—Alessia.–Lucas entró.—Hay que irnos.

—Yo... me tengo que ir.–Se volteó no sin antes volver agradecer por haber pagado su compra.

—No te puedes ir así.—Jack se preocupó.

—Ella no tiene nada que hablar contigo ni con tu grupo de inadaptados.—Lucas se puso a la defensiva.

—Lucas.—Alessia suplicó sujetándolo de su abrigo.

—Repítelo, créeme que tengo unas ganas de partirte esa cara a golpes.—Gruñó Grazer.

Serendipia |Finn Wolfhard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora