7. Llamadas ❀

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Viernes 17 de noviembre.
[ día número 05 ]
21:04 p.m.

En su quinto día observando a Izuku, las cosas se le complicaron un poco. Nada preocupante. Es solo que al comprometerse con Chiyo esto le quitó tiempo a su faena principal. A pesar de eso, de alguna u otra forma se sentía conforme. El intentar hacer una obra de caridad con la única persona en la tierra que siente real aprecio, lo llenaba sin duda alguna.

Había pasado la gran parte del día recorriendo el centro comercial en busca de algo que le quedase bueno a la mujer de la tercera edad. Su antigua ropa ya se comenzaba a transparentar y si eso no era suficiente para describir lo deplorable que lucía su vestimenta, los orificios que dejaron las polillas en su paso, lo respaldaban. Y de sobra.

Dejó su bolsa encima de la pequeña mesa.

Su compra no pasó de una chaqueta estilo americano, cajetillas de tabaco y una botella de ron.

Era todo lo que necesitaba en esos momentos.

Ya con más relajo, se echó sobre el sofá. A su vez, introdujo su mano en el bolsillo de la sudadera que traía encima.

Con cámara en mano, comenzó su inspección. A raíz de la salida con la de cabellos canosos, solo pudo monitorear al pecoso las primeras seis horas de su entrada a la universidad.

La primera fotografía se enfocaba en como el menor ingresaba al ala número tres, la cual juntaba a todos los futuros ingenieros. Iba acompañado por la cara redonda y la de cabellos verdosos.

En la segunda, se veía claramente a Izuku en su primer receso antes de la segunda clase, al parecer no había desayunado, puesto el tamaño del sándwich y de lo que aparentemente era un vaso con té, era demasiado grande. En ese instante se localizaba en el centro de la universidad, en la pileta.

La tercera mostraba al estudiante entrando a la facultad de ciencias y salud, esta vez siendo escoltado por Todoroki.

Dejó la cámara fotográfica a un lado, necesitaba pensar en como acercarse al menor sin parecer un desesperado. Lo que más le rondaba en la cabeza, era el ir nuevamente hasta la florería de su madre, intentar que cuando vaya se encuentre el muchacho y que ya estando ahí, las cosas fluyan sin tanto drama.

Era una opción.

La otra, era un poco más precipitada y sin tanto cálculo. Era llamarle y cuadrar una especie de salida para que el de piedras esmeraldas le ayudase a encontrar el regalo perfecto para su supuesta novia. Sin embargo, ese plan tenía una minúscula falla, y es que sería muy extraño pedirle esa clase de ayuda a un sujeto que no llevas ni "dos" días de relacionarse, esto ante los ojos de Izuku, puesto el rubio ya conocía y hasta de sobra al peliverde.

―Es un fastidio calentarse la cabeza y que no sea por una buena mamada. ―llegó a la conclusión al poco rato, pero, ahora, pensándolo mejor, aún tenía el número de la mesera de aquel café que visitó cuando seguía a Midoriya. Alzó una ceja, interesado. Si bien la muchacha que lo atendió en aquella ocasión se veía sumamente inocente, nada, ni nadie le aseguraba como se comportaría en otra circunstancia.

Tal vez era una máscara.

Como las que él solía traer.

Se puso de pie y cerró las cortinas.

Ahora debería encontrar el jodido papel que le entregó el martes.

«¿Dónde mierda quedó esa porquería de número?»

Dio vuelta la mitad de su modesto departamento hasta que ubicó la sudadera negra tirada detrás del sofá en el que anteriormente estuvo acostado. Introduciendo la mano en el gran bolsillo, se topó con un encendedor. Posó su pulgar en la piedra y lo bajó. Algunas chispas saltaron como efecto ante las acciones, esto solo se hizo para verificar si se encontraba en buen estado. Volvió a rodar su dedo sobre la rueda dejando así ver casi al instante, la flama. Se encogió de hombros y echó el mechero en el bolsillo trasero de sus vaqueros.

❛Pray❜ ❀ [KatsuDeku]Where stories live. Discover now