3. Rey Pato

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Seguimos caminando por el parque hasta que nos topamos con un estanque de patos como con forma de ocho que tenía un pequeño puente en medio que lo cruzaba. Había zonas con algo de maleza y plantas, sobre todo lavanda, por la orilla y otras zonas de la orilla en las que no había apenas vegetación.

Algunos patos estaban en el agua y otros iban caminando en fila por la orilla unos detrás de otros. La manera de andar de los patos siempre me ha resultado muy graciosa por lo que salí a colocarme detrás de ellos mientras los imitaba. A esto, los patos se asustaron y salieron huyendo. El chico que estaba observando la escena se echó a reír.

-Los has asustado. No se te da bien eso de hacer de pato me parece a mí.

-¿Ah no? ¿Y cómo se hace de pato entonces ya que sabes tanto?- le dije con tono burlón.

Se colocó delante de mí, sacó culo, puso los codos hacia atrás, colocó los pies un poco hacia dentro, con la cabeza bien alta y comenzó a andar moviendo el culo rápidamente de un lado al otro. Me empecé a reír de tal manera que casi me atraganto por lo que acabé tosiendo.

-Bueno bueno si tenemos aquí al Rey Pato- dije entre risas aún intentando recuperarme del ataque de risa que casi hizo que me atragantara.

-Me alegra que haya conseguido hacerte reír. No me gusta ver a las personas tristes- dijo a la vez que me lanzaba otra de sus sonrisas tan sinceras que por un momento parecía que todo él iluminara el parque entero.

Me quedé unos segundos observándole cuando de repente sonó algo así como un ¨GRRRR¨.

-Oh, mis tripas- dijo a la vez que se ponía las manos sobre barriga y la miraba intentando hacerla callar- ¡¡¡SSSHH!!!

-No te preocupes, antes pasé por un quiosco y compré regaliz rojo. Aún no lo he abierto así que...- dije mientras sacaba la bolsa.

-¡¡¡Oooh!!! ¡¡¡Me gusta mucho!!!- le tendí la bolsa para que cogiera y al hacerlo se quedó mirando al regaliz con una amplia sonrisa y luego me dedicó otra a mí- Muchísimas gracias.

-La que debería estar agradecida soy yo por haberme animado.

Esta vez fui yo la que le sonrió a modo de agradecimiento cuando de repente vi que la cara del chico se llenaba de asombro ante algo que no me dió tiempo a saber qué era porque el chico ya había salido a correr.

-¡Espera! Dime cómo te llamas- alcé la voz para que pudiera oírme y el chico giró la cabeza para contestar:

-Jeongin, Yang Jeongin.

Yang Jeongin y yoWhere stories live. Discover now