9. No quiero hablar

1.5K 141 19
                                    


Quiero a Jeongin.

Pero no sé si de la misma forma o de igual manera que él me quiere a mí.

No me estoy aclarando, lo mismo lo quiero tanto que me da miedo quererlo demasiado. Lo único que tengo claro que lo quiero y por eso no merece estar con alguien como yo. Sólo quiero que sea feliz y conmigo no lo será. Habría sido mejor si se hubiera enamorado de otra persona pero no, tuvo que ser de mí, qué a saber qué habrá visto en mí. Y no lo digo porque no me considere guapa sino porque a mi parecer no tengo nada de interesante y no me gusto ni a mí misma, no sirvo para nada, nada me sale bien, y no tengo motivación ni interés por ninguna cosa.

Y todas estas cosas las pienso de mí a raíz de que soy una persona diagnosticada con depresión desde hace un tiempo. Y por si alguien no tiene claro lo que esto conlleva lo explicaré brevemente: vivir en una tristeza constante y ser incapaz de disfrutar de cualquier cosa en la vida.

Decidí estudiar en otra ciudad porque pensamos que podría venirme bien un poco de independencia y cambiar de aires, y centrar la cabeza y los pensamientos en los estudios. Pero la verdad es que, no sé si estoy igual o peor. Y no culpo a Jeongin de nada, pues es lo mejor que me ha pasado estando aquí y me alegro muchísimo de haberlo conocido. De no haber sido por él quizá me hubiera visto aún más sola, pero lo único que me preocupa es estar en este estado y no poder ofrecerle una relación normal. Y creerme, he intentado salir de éste agujero pero estoy tan adentro que no soy capaz de salir.

---------------------------------------------------

Otra semana más de vuelta a las clases, en las cuáles no lograba concentrarme y seguía comiéndome la cabeza. Me pregunto cómo acabé metida en ésta clase, en ésta carrera, en ésta universidad. El profesor habla y no lo escucho, tan sólo lo oigo como una voz de fondo. Encima son 4 horas de clase con este peñazo de asignatura. Estoy mirando al frente como si estuviera atendiendo a cada palabra que dice pero en realidad estoy en otra parte. Hasta que de repente debió preguntarme algo porque oigo mi nombre:

- ¡CRISTINA, TE ESTOY HABLANDO!

- ...

- Me gustaría que contestaras cuando te hago una pregunta.

- Lo siento, yo...

- Ya que veo que no te interesa mi clase puedes irte.

- Pero...

- Sal por favor.

Decidí callarme así que recogí mi mochila con mis cosas y salí ante la mirada atenta de todos los compañeros, algunos se reían de la situación, otros comentaban por lo bajo y unos pocos observaban con asombro lo que acababa de pasar. Al cerrar la puerta escuché como el profesor decía:

- Esto es lo que pasa cuando uno no está implicado en mi asignatura.

Genial. Es que cada día me alegro más de lo bien que me está llendo en la universidad. Malas notas, el profesor me dice que no valgo para la carrera, ahora me echa de clase casi sin motivo aparente... literalmente me estoy luciendo en lo que llevo de curso y creo que se habrá más que quedado con mi cara y mi nombre. Me lo imagino al poner las notas de fin del cuatrimestre lo agusto que se quedará suspendiéndome su maravillosa asignatura.

Me dirigía al piso cuando sonó el móvil, mierda, se me había olvidado dejarlo en silencio al entrar en clase aunque ahora que ya me había echado daba igual. Miré la pantalla y leí 'Mamá'. Lo que me faltaba, ahora hablar con mi madre y yo no estaba de humor pero aún así se lo cogí.

- Hola mamá.

- Hola cariño, ¿te cojo en buen momento para hablar?

- Me gustaría decirte que sí pero la verdad es que no.

- ¿Por? ¿Ha pasado algo?

Pensé si contárselo, me quedé callada un momento y al final respiré profundamente y respondí:

- El profesor me ha echado de su clase.

- ¿QUÉ? ¿POR QUÉ?

- No tengo ganas ahora de hablar de ello mamá.

- ¿Por qué no?

- Porque no quiero hablar del tema y ya.

Hubo unos segundos de silencio en los que me di cuenta que lo había estropeado, había pronunciando las palabras que no debía volver a decir que eran 'no quiero hablar del tema'. No sabía cómo iba a reaccionar así que me preparé porque colgar en ese momento sólo empeoraría aún más la situación.

Hubo una vez que había discutido con mis padres y me encerré en mi habitación durante todo el día sin salir a comer ni nada. Para asegurarme de que no entraran coloqué la cómoda sobre la puerta, la cual tenía la altura justa bajo el pomo de la puerta para que al intentar accionar éste, no se moviera. Bien pues, al llegar la noche mi madre quiso entrar en la habitación y al ver que no podía llamó a mi padre para que le ayudase. Entre los dos forcejearon la puerta y a gritos me decían que abriera la puerta a lo que yo me puse a llorar negándome a abrirla. Así que al final como seguía negándome mi padre cogió un martillo decidido a echar la puerta abajo lo cual hizo. Yo tenía la cara llena de lágrimas y ellos estaban estupefactos ante lo sucedido. No sé si tenían una mezcla de enfado y angustia al darse cuenta de lo que le estaba sucediendo a su hija. A raíz de ahí empecé a tomar antidepresivos por si conseguía mejorar un poco. La cuestión es que toda la discusión que habíamos tenido venía de no querer contar nada de lo que pasaba por mi cabeza y negarme a hablar y el 'no quiero hablar del tema'.

Con el móvil pegado a la oreja esperé para lo peor:

- NO EMPECEMOS NO EMPECEMOS OTRA VEZ ¿TE ESTÁS TOMANDO LAS PASTILLAS SEÑORITA?

- Sí mamá.

- PUES ENTONCES MEJORA ESE CARÁCTER. QUE SE TE NOTE. NO QUIERO VERTE EN ESE PLAN ¿ME HAS ENTENDIDO?

- Sí mamá.

- QUE SEPAS QUE ESTOY MUY ENFADADA CON TU ACTITUD, NO QUIERO OÍR QUE TE VUELVEN A ECHAR DE CLASE. YA LO HABLARÉ CON TU PADRE.

- Vale mamá, adiós.

No hubo contestación porque colgó directamente. Vaya día ¿Por qué me pasa esto? Ahora mismo no quiero existir.

Yang Jeongin y yoWhere stories live. Discover now