Historias De Un Adicto Al Café

Parte de mí

Ese enano es la razón de mi constante estado de locura . Todo de él me gusta, su adorable estatura, su mirada tranquila y pacífica, a la vez que alegre e inocente, su cabello, corto, claro y bien cuidado, su manera de actuar y hablar, esas pecas tan curiosas que tiene... En fin, su mera existencia hacía que el instituto no fuera tan terrible, aunque debo admitir que el café ayudaba bastante también.

¿Quién lo diría? El chico calmado y torpe se enamoraría de alguien solo por verlo a través de una ventana. Fue algo repentino, un día tranquilo y algo aburrido, pero su figura hizo que todo cambiara. La mejor manera de describirlo sería como un chispazo, inesperado, rápido y peligroso, pues logró que todo mi maldito rostro se encendiera como un incendio forestal. Por suerte no me veía, estaba demasiado ocupado atendiendo asuntos de mayor importancia, como comprar su desayuno y habar con sus amigas.

Creo que es obvio, estoy enamorado de el, pero nunca tendría el valor de decirle. Saber que está ahí, y que puedo hablar con el sobre el trabajo me reconforta un poco... Aunque nunca lo haga, claro. Por supuesto, hay un pequeño inconveniente en este asunto. Soy líder de el club de artes ¿Y adivinen quién es mi ayudante? Así es, el mismo niño bobo que sin saberlo arrancó parte de mí. Es más, apuesto a que ni siquiera tiene idea de que me agrada. Maldición.

De todas maneras, no hay ningún escenario en el que se pueda fijar en mi. Para empezar, no sé si le gusten los chicos, y si le gustaran, yo no formo parte de sus gustos. No muy alto, moreno, con más ojeras que pestañas, sin contar con mi poca inteligencia y mi clara inseguridad. Seamos honestos, no tengo ninguna oportunidad. ¿Aunque eso tal vez lo pienso solo por ser inseguro...? Eh, la inseguridad no tiene nada que ver con la honestidad, a la mierda.

Me siento honestamente patético. Refugiándome en lo único que considero privado y seguro, escribiendo sus cualidades y mi situación como si de un protagonista de novela me tratase. Creo que mi vida en sí es un cliché, el chico tranquilo que se enamoró de otro solo por verlo desde la lejanía, de seguro es una historia publicada que aún no e leído. Aunque debo admitir que esto es bastante cómodo, siento como si estuviera hablando con mi mejor amigo, aunque en realidad solo sean unas cuantas palabras escritas en una libreta con manchas de té y café.

Quisiera tener el valor de decirle todo lo que pienso, pero no creo que sea lo mejor. ¿Tu que harías si un chico con el que apenas hablas te revela que le gustas? Y si tomamos en cuenta que probablemente no le interese su propio género, las probabilidades están muertas.  

Aunque tal vez vea al pasado y recuerde este momento como la única vez que no fui capaz de decir lo que verdaderamente sentía. Esa vez que perdí el amor verdadero por el miedo... O puede que solo sea un romance tonto y sin fundamento, una relación que ni siquiera se mantenía de pie sola. En fin, dejaré de escribir estas tonterías, me iré a ahogar en café. Paz.