Capítulo 11: Besos de buenas noches.

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"Perdí a la cosa más hermosa que jamás habría visto.

Robaste mi corazóny lo pintaste de negro"

Narra Albert.

-Me gustas...- Apenas y susurró la chica que tenía delante de mí, la cual se movía nerviosa y respiraba con inquietud.

.-Lo siento, no me lo tomes a mal, pero...- lancé un largo suspiro ante lo incomodo de la situación.- No puedo corresponderte.

-Oh...- respondió bajando ambos brazos a su costados.

-Per...- No pude terminar de disculparme cuando ella dio la vuelta y salió corriendo entre lágrimas y sollozos.

Había pasado casi un día desde que Esteban me había dicho que no le gustaban las niñas, me hizo un pequeño berrinche sobre que nunca lo escuchaba y luego se hecho a llorar de lo "ridículo" que se sentía al decírmelo así. Me sentí realmente emocionado al saberlo, me sentía completo al saber que a él no le gustaban las niñas. 

-¡Esteban!- Grité al visualizarlo por los pasillos, se veía tan brillante como siempre.

-Albert, ¿dónde estabas?

-La chica que siempre me miraba en la cafetería me llamó.

-Oh.- Apretó suavemente las correas de la mochila.-Y...¿Qué quería?

-Se me declaró, pero no estoy interesada en ella.- Toqué sutilmente su mejilla para quitarle un rastro de migaja de pan.- A mi...no me gustan las rubias.

Esteban sonrió un par de segundos antes de caminar junto a mi a la próxima clase. Me había acostumbrado a verlo casi siempre y a todo momento, había mirado alguno que otro patrón de comportamiento que me cautivaban y llamaban mi atención, por ejemplo: Cuando a él le daba pena algo comenzaba a tocarse la nariz repetidas veces como si se la acaricia velozmente, cuando se sentía incomodo sus piernas se movían mucho de un lado a otro. 

Al entrar al salón vi al profesor Harry sobre el escritorio con su expresión neutra y con los ojos fijos en cada paso que daba. La clase fue igual de incomoda que muchas otras, con el profesor mirándome a cada palabra, sonriéndome de vez en cuando y preguntándome muchas cosas para que hablara aunque no las supiera.

-Joven Albert.- La clase había terminado y era el último en el salón, tenía la mala suerte de que todos salieran corriendo y yo me quedará a solas junto a aquel extraño hombre.

-Dígame.- Respondí dándole la cara lo más amable y recto que pude.

-Quisiera hablar con usted.- Me miró haciendo contacto con sus ojos ámbar quedaban la sensación de que en cualquier momento me tragarían y sonrió.

-Lo siento, me están esperando, será otro día.

Colgué mi mochila sobre mi hombro con toda la intención de tratar de evitar esa situación nada satisfactoria, antes de cruzar la puerta puso su brazo tan rápido que el corte del aire resonó en la habitación impidiendo que saliera de el salón. 

-Esteban puede esperarte unos cuantos minutos más.- Siseó con la mirada fija.- Por favor, siéntate.

-Sí, profesor.- Me subí sobre una mesa con todos mis sentidos en alerta, no me daba buena espina lo que su mirada y sonrisa brillante me insinuaban con malicia. 

-¿Me recuerdas?-Preguntó súbitamente cerrando la puerta lentamente, mi cara fue un poema de confusión al no entender su pregunta, puesto que para mí él era el profesor Harry.- Creo que no formulé bien la pregunta.

-¿De qué esta hablando?

-¿Me recuerdas, Azthart?- Mi menté dio un giro mareandome al instante al escuchar ese nombre. Nuevamente las voces de mis sueños me hicieron eco sobre mis oídos abrumándome y asustándome mientras Harry caminaba hacía mí sonriente de la reacción que había tenido.- Seguro que no, pero soy realmente importante para ti.

- No se de que me habla.- Casi grité asustado al sentir como tocaba mi barbilla, me paré para hacerle frente a Harry con toda la cordura que aún quedaba.

- Es que no me conociste como Harry, lindo.- Rodó los ojos otra vez tratándose de acercar con diversión.

-¿Qué?- Por cada paso que él daba yo retrocedía, no quería sentir ni oír lo que él provocaba en mi cabeza.

-Tú me conociste como Noah...

Mi respiración era cada vez más pesada y sofocante, el no paraba de acercarse y yo de retroceder sin que me temblaran las piernas. Sentí mi perdición al momento en que mi espalda tocó la pared.

Narra Esteban.

¿Dónde esta?

Todo el mundo ya se había  marchado a su casa y yo estaba ahí, sentado sobre el suelo como un estúpido esperando que Albert se dignara a salir para irnos juntos a casa como todos los días. Las nubes se acumulaban grises y pesadas sobre mi cabeza mientras el viento me helaba los huesos. Decidí entrar a la escuela al momento en que la lluvia se soltó sobre mi haciendo que me empapara en unos cuantos segundos, estaba ya molesto de que no saliera y a mí me dejará esperando sin si quiera avisarme; regresé al salón y no me detuve si quiera a escuchar si había alguien adentro.

Grata la sorpresa que me lleve.

Sentí como dentro de mi, algo dolía profundamente como el pesar de la muerte. Es más, estaba seguro que morir quemado era mucho menos doloroso...que ver a Harry y él besándose. 

Alv.
Odien a Harry por zorra(?
Bueno, tengo otra pregunta lol:

¿Qué odian de los homofobicos? 

Yo por mi lado solo puedo decir que no tienen una fobia, eso es una pendejada. Ellos son intolerantes y poco racionales. Lo que odio es simplemente es que no dejen vivir sus vida, que afán de estar jodiendo a los demás

Bueno, beibs. Los amo.

Me enamoré de un demonio. (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora