IV

2.1K 213 71
                                    


— Cielo cariño saluda a Christian—dijo de repente mi madre entrando al lugar. En el momento que es nombrado, él se levanta ensanchando aún más su sonrisa e inclinando levemente la cabeza en forma de saludo.

Lo miré intrigada.

—Buenas tardes señor Christian—digo dejando mi bolso en el sofá para luego tomar asiento frente suyo.

—Por favor solo dime Christian— sonríe amablemente— Haces que me sienta como una persona mayor

"Cínico" pienso.

Mi madre se retira a la cocina nuevamente dejándonos solos.
Era extraño ya que parecía estar emocionada por la visita y se podía sentir el rico aroma de que se estaba esforzando en preparar una deliciosa comida para su invitado.

Un incómodo silencio se hizo presente entre ambos.

"¿Qué estará haciendo acá?" 
Me detuve a observarlo. Definitivamente era un hombre atractivo y ahora que lo miraba tan detalladamente pude notar que se veía bastante joven sin su traje y el perfecto peinado que portaba cuando lo conocí, parecía tener solo unos cuantos años más que yo.

La curiosidad me invadió y finalmente decidí preguntar.

—¿Qué edad tienes?

Este me miró sorprendido— Eres directa Cielo

—Lo sé, es un defecto—respondí encogiéndome hombros y agarrando una jarra de jugo para servirnos.

—No es un defecto, para nada—aceptó el vaso—Tengo veintitrés

—Tienes razón no eres tan viejo— suelto haciendo que Christian me mirara un poco molesto y me levanto de la silla sin darle oportunidad a que conteste.

Claro que aún sentía rencor por lo que había ocurrido en el hospital. Seguía esperando que se disculpara, pero no por la caída sino por su actitud hacia mi persona.

Era una chica demasiado orgullosa.

— Mamá ¿Qué hace ese sujeto en nuestra casa?—digo entrando a la cocina dándole un sorbo al vaso de jugo.

—Su nombre es Christian— me regaña— Lleva esto a la mesa y siéntate a comer

—Pero...

—Pero nada— dice dejándome con intriga.

Mientras almorzábamos le dirigía la mirada cada tanto a Christian y este se encontraba hablando de trivialidades con mi madre.

Se me hizo raro el comportamiento de ella, parecía haber cierto respeto hacia él y se suponía que debía ser al revés, siendo la mayor.

Estaba ajena a su conversación ya que tenía cientos de dudas en mi cabeza y nadie me hacía el favor de responderlas. Por lo que ya había generado muchas hipótesis del porqué de su visita.

Una de estas, la más loca por supuesto, era que ellos tenían una clase de romance pasional prohibido y que lo estaban manteniendo oculto por las diferencias de edades.
Eso podía ser real, pues mi madre era una mujer hermosa que a pesar de sus 42 años se veía bastante joven.

—¡Hija!—habló trayéndome a la realidad.

—Lo siento ¿Qué decías?

—Te decía que la razón por la que Christian está en nuestra cas...—la interrumpí inconscientemente.

—¡No me digas que será mi nuevo papá!—tapé inmediatamente mi boca con ambas manos avergonzada, mientras me daba una cachetada mental por decirlo en voz alta.

Dulce PerdiciónWhere stories live. Discover now